En los ojos de los niños, tú deslizas palabras de todos los colores. Tú cuentas las más bellas historias, - nada. Un ave agita dulcemente en los ojos sin abrir sus plumas. Una semilla se ve sola en el fondo de la tierra gélida. Ronda, cerrada; sol, primavera y el bosque, ella es. Nada. Ella es. Y los niños se pasean amorosamente en el fondo de sus ojos de todos los colores.
Retrato de Paul Nougé, por René Magritte
PRESENCIA
El jardín coloca en la ventana su espesor perfumado.
La noche viene dulcemente a colocarse en el jardín.
María (está sentada junto a la ventana) entreabre un poco su vestido,
sus hombros se descubren.
Ella espera al iniciar la noche.
Ella espera.
Pasa un dedo lentamente sobre sus labios.
Su dedo
sobre sus labios indica la señal de silencio.
Ella espera.
Pasa los dedos apenas sobre su cabello, sobre sus
brazos desnudos.
Mantiene los ojos abiertos en el corazón de la noche.
Y el jardín retrocede apenas, abandona la ventana, como la noche
tiernamente se separa del jardín.
Es que un poco de aurora sonroja a la pared, la ventana, toda la
mujer descansada en la mañana.
El gigante (Paul Nougé). Foto de R. Magritte
MANOS PARALELAS
El paisaje duda a medio camino de la lluvia y del sol.
Deliciosa plenitud de gris
llena de todos los colores dominados.
Todos ellos están en un sabor único.
Una fruta sella para el invierno
el ardor cambiante del verano.
La mente no es en este momento
nada más que un solo pensamiento.
Sino la presencia cambiante
de todos los pensamientos.
Quietas delante de sí, las manos en reposo
las manos paralelas.
Los ojos delante de sí.
Uno mismo delante de sí.
MUESTRA FOTOGRÁFICA “LA SUBVERSIÓN DE LAS IMÁGENES”
TEXTOS ORIGINALES
DANS LES YEUX DES ENFANTS
Dans les yeux des enfants, tu glisses des mots de toutes les couleurs.
Tu racontes les plus belles histoires, – rien.
Un oiseau remue doucement dans les yeux sans ouvrir ses plumes.
Une graine se connaît seule au fond de la terre glacée.
Ronde, fermée; soleil, printemps et la forêt, elle est.
Rien. Elle est.
Et les enfants se promènent amoureusement
au fond de leurs yeux de toutes les couleurs.
PRÉSENCE
Le jardin appuie à la fenêtre son épaisseur parfumée.
La nuit vient doucement s'appuyer au jardin.
Marie (elle est assise à la fenêtre) entrouvre un peu sa robe,
ses épaules se découvrent.
Elle attend au tournant de la nuit.
Elle attend.
Passe un doigt lentement sur ses lèvres.
Son doigt
sur ses lèvres fait le signe du silence.
Elle attend.
Passe les doigts à peine sur ses cheveux, sur ses
bras qui sont nus.
Garde les yeux ouverts sur le cœur de la nuit.
Et le jardin recule à peine, quitte la fenêtre, comme la nuit
tendrement se sépare du jardin.
C'est qu'un peu d'aurore rougit le mur, la fenêtre, toute la
femme appuyée au matin.
MAINS PARALLÈLES
Le paysage hésite à mi-chemin de la pluie et du soleil.
Délicieuse plénitude de gris
riche de toutes les couleurs dominées.
Elles y sont toutes en une saveur unique.
Un fruit scelle pour l’hiver
l’ardeur mouvante de l’été.
L’esprit n’est à cette heure
qu’une seule pensée.
Mais la présence tournante
de toutes les pensées.
Calmes devant soi, les mains au repos
les mains parallèles.
Les yeux devant soi.
Soi-même devant soi.
SELECCIÓN Y TRADUCCIÓN: MIGUEL URBIZAGÁSTEGUI
PAUL NOUGÉ (Bélgica, 1895 - 1967)
Llamado el “Bretón belga”, fue un poeta y teórico surrealista. En 1925, conoció a los franceses Paul Éluard, Louis Aragon y André Breton, con quienes firmó el manifiesto La Revolución ante todo y siempre. En septiembre de 1926 se creó el Grupo Surrealista de Bruselas, conformado por Nougé, René Magritte, André Souris, ELT Mesens y Camille Goemans. Entre 1929 y 1930, el poeta compuso 19 fotografías bajo el título “Subversión de las imágenes”, de las cuales colocamos tres en la presente publicación. Fueron inéditas hasta 1968. En 1944, prologó una exposición del pintor René Magritte realizada en Bruselas y criticada por los nazis. A partir de 1953, debido al deterioro de la salud física y mental de su pareja y musa Marthe Beauvoisin (presente en nuestra selección de fotos con tijeras en mano), Nougé se refugió en el alcoholismo. En 1954, junto con los surrealistas Jane Graverol y Marcel Marien, fundó la revista Los Labios Desnudos, donde participó un joven Guy Debord. En 1956 publicó su libro teórico Historia para no reír. Entre sus publicaciones póstumas tenemos Eróticas (1994), La música es peligrosa (2001), que son textos en torno a la música. Del mismo modo, los poemas y los aforismos publicados en este blog pertenecen a las obras La experiencia continua (1966) y el póstumo Fragmentos (apartado “La publicidad transfigurada”, 1997). En el 2017, se publicó sus obras completas bajo el título En el palacio de las imágenes, los espectros son reyes (París, Allia).
Como el mejor homenaje es leer a nuestros poetas: en el portal Memoria Chilena podemos leer cuatro libros de la poeta chilena Carmen Berenguer, recientemente fallecida:
Encontraron al poeta H. O se encontró (intersección entre escritura y fin) algo semejante a H.
Se va a acabar, dijo y tragó el cloruro. Estómago comprime (pim, pam, pum) cual martillo inflama un cráneo.
Ver a H blandir su bilis, sostener báculo, caer. Reordenar existencia consagrada a la erosión.
Muerte de ciclista por contravención: ah la roja colera de Zeus.
Atascado entre goznes de esa Ilíada, refractaria a rescribir.
(1912-1979)
Estoy harto del barroco y el mantel.
Harto del purista de oración mimética.
Yo trompo calcinado entre los blúmeres.
Yo libro de veneno en el vocablo Pan.
Yo lámpara fundida por reconstrucciones.
Yo piojo entre los tigres de corbata
Yo espiga en la manquedad del verbo.
Yo perro en perritud de sífilis.
(1926-1967)
John Coltrane se drogaba como un perro
para asistir oblonga maquinaria.
Los hilos de aliviar su cineraria
cortada en si bemol, saxofón de hierro.
Aquel niño de luz, aquel daguerro
tipo de esclavo en la ciudad-pantano
movía sus diez llaves con la mano
y claveteaba instantes con un puerro.
Así la sombra en celo le extraía
un ojo. También otro. E inmediata
mente engullía sol, engullía nata
en algún vaso de licor oscuro.
Era su goce de lo puro, duro.
Era la muerte muerta que dolía.
(1936-1972)
Sangre y caos condimentan mis teoremas.
No hay orden natural. Derriba todo.
Abyecta conclusión de que no hay tiempo.
El hoy está mordido entre porciones
de cáusticos ayeres y mendrugos.
Sitiado entre dos cuerpos sin mitad.
Poesía te anula. Poesía te sustrae.
Poesía, tenedor del prójimo.
Piedra que falta para deslizar un puente
sobre el agua inmóvil de las neurastenias críticas.
(No esperes otra cosa que epitafios).
(1908-1984)
Y nada puede inferirse del viejo zorro, sino esa matemática enemiga de un país.
Observaba minucias, canalillos, gestos ocultos tras polvo de negociaciones, torpezas de hombres que trepan gestorías.
Ficciones u observatorios de lenguaje, sin constituir la sorpresa que requiere el fondo, según ha examinado el discípulo Ron Silliman.
Poesía análoga a la pintura de Rosenquist. Ajena al artificio y polémicas de turno, recogidos en surcos de la depresión, el maldito año 39.
Francotirador hacia una realidad por la mira (oscura) de toda realidad, hasta absorber su claridad limítrofe.
Viejo perturbado que decía: No alterar los puntos ni crueldades urbanas. Jamás produciremos otro hombre cuerdo.
Odiador de palabras. Nos enseñaba a corregir a Pound y su notable carencia de modernidad. O como Williams: Presentar del material, no teologías, circunstancia.
Y al objeto: hilo lunar, cuestión política. Partes de una búsqueda económica, si la tradición se ha fracturado, dejando huesos, jurisdicciones que evaden su representación.
Aunque el discípulo Silliman nos habla del influjo de la página, porción que la escritura pudiera destruir por el ojo-seco del observador.
(1844-1900)
cuando dé la noche
en el psiquiátrico
diré tu nombre con un fósforo
poseída entre vacas rojas
eres más
que el petardo- muerte
te cobijo en mi memoria-túnel
te doy leche de amnistía
te despojo de ciencia y fe
cuando dé la noche
en el psiquiátrico
donde se vuelve al mundo en cajas
a los quince
la violé en su lecho
me comí sus tetas
puse sarro en su conducto anal
esa mujer mató la poesía
y se volvió el teorema
que vigila al farol de Bismarck
eso está escrito
en las olas
de la oscuridad con perros
oh noche
en el psiquiátrico
donde los hombres son abortos
oh reja
de forenses
Basilea 1891
(1894-1968)
Diez de septiembre. Pronto se ha hecho tarde.
Mi zona de morir, mi pandemonio.
Ni suero ni etanol ni testimonio,
mi luz metaforal que en sombras arde.
Diez de septiembre. Bajo de estas losas
oculta oscuridad, remiten voces,
pasados sin ayer, profundas toses.
El alma de Winétt y de las cosas.
Diez de septiembre. Escribo este soneto
un martes del horror analfabeto,
ya calvo, irregular, ya verde olivo.
Septiembre del volver avizorantes
al tiempo de después repetitivo.
Al tiempo donde el hoy es nunca y antes.
(1896-1948)
Tuviste razón al quemar los dioscuros
que martirizan el lenguaje.
De trepanar simbolistas en tus pánicos.
De zambullir los sueños del Mexcal.
De odiar a Dios y sus psiquiatras.
De enloquecer en catacumbas del Tarot.
De sufrir en los rojos manicomios.
De excomulgarte de la vida.
Tu profunda cirugía al cuerpo del poema,
tu cortada caliente en la cara del francés,
te otorgan Nobel de la luz mundial.
Tuviste razón, Antonín Artaud.
A palabras reluctantes, no fue a morir tu insurgencia clara.
¡Sale del volcán!
(remake)
José Carlos Sánchez-Lara (Cienfuegos, Cuba, 1969). Poeta, narrador. Tiene un libro premiado en concurso nacional, publicado en su país de origen (Regiones, Premio Nogueras, 2003). Textos suyos han aparecido en revistas cubanas, norteamericana, suramericanas y del Caribe. Ha representado a su país en dos Festivales internacionales de Poesía. Impartió los talleres de literatura “El Caso Monterroso” (micro-narrativa) para alumnos de la UPR; y “Texto y Objeto” (poesía objetivista). Ha enseñado arte en The Glenda Kotchish Artworks. Actualmente enseña de manera privada, en un Art Center en la ciudad de Concord, California.
De tanto ver a mi madre tejer chompas y medias, me hice hilo para estar siempre entre sus manos, en ellas me extendía infinitamente como puente hasta el cielo.
Los lunes me hacía ovillo y rodaba por las inmensas chacras hasta llegar al Huaytapallana. Ahí sumergía una hilacha de mí en lo profundo de la laguna, entonces la sirena lo tomaba y amarraba con ella su larga cabellera, evitando que el cabello caído termine en el puchero de la comunidad.
Los domingos por la madrugada mientras dormía, cogía las madejas enmarañadas de mi corazón, las desenredaba y me tejía un muñeco con el rostro de algún padre solo para acompañar mi incertidumbre, después por las noches lo destejía.
Tantas veces fui hilada y deshilada, que aprendí a tejerme a mí misma.
ALZHEIMER
Las aves que anidan en el pecho del abuelo salieron a volar esta mañana. Se asustaron al ver cómo el maíz y el trigo le recordaron los nombres de sus hijos. Porque un día de enero su pequeño corazón de maleta quedó vacío, los recuerdos y los nombres en el lavadero se perdieron.
DESDÉN
Nuestra mandíbula es demasiado grande para esta boca que no come, que no grita, que no besa. Apenas la risa reconoce este rostro funerario astillado de olvido, de injusticia y de hambre.
Nosotros que conocemos el rostro de la muerte, sin estar muertos todavía, vestimos mugre, bailamos en la orilla de la nube, oramos en el llanto del chiwaku, enmudecemos los gritos del estómago y de las horas.
Somos los olvidados de los olvidados, somos de óxido, de sal, de excremento y de mar, somos un pedazo de carne desheredado de vida.
MUNDO ALTERNO
Si ya tengo la palabra y su piel, para qué quiero lo demás me bastan una o dos vocales, cuatro consonantes y parirlas con mi boca o con mis manos.
Nombrar con ellas cientos de cosas extrañas, describir una ciudad, vivir en ella, obsequiarlas a un anciano cuando la mudez se atasque en su boca.
Basta nombrarte, escribirte para que existas; y escribir, además, a nuestros hijos, sus nombres y nuestro propio lenguaje, trazar la tierra donde sembraremos y cosecharemos versos.
Puedo escribirme también en una hoja de retama, guarecerme en su vientre desolado, deshilar el amor y desterrar el dolor con la palabra.
Escribo “lluvia” y habito la cordillera sin ahogarme, sin mojarme.
Escribo “pueblo” y nadie tiene hambre ni sed, somos una pulsión alegre una vorágine de risas un puñado de aves que saben a dónde ir.
Palabras que se abren como un cielo rendido, que se hacen nido en la garganta, que se reproducen como arañas, son volcanes ardientes en el estómago y escapan por la boca articulando mi nombre, el de mi madre y el de mis hermanos.
Entonces es cuando existo, escribo y existo me sucedo amparada por la piel de la palabra.
*Selección de poemas: Miguel Urbizagástegui
Karuraqmi Puririnay (Huancayo, 1991). Seudónimo de Emilia Chávez. Es integrante del colectivo “La subversiva”. Ha sido antologada en los libros Poesía Joven Ultimísima – 21 poetas peruanas (Pléyades Ediciones, 2021) y Almandino 02 (Uyay, 2020). Los poemas que presentamos pertenecen a su ópera prima Layqa (Lliu yawar, 2021).
Debo decirle a mi padre que he perdido 20 soles suyos. Que además de no tener dinero, lo pierdo. Y no pierdo el mío, sino el ajeno. Seguramente seré un mal hijo. Él no sabe que si me dieran dinero por mis artículos y poemas, podría pagarle no solo los 20 soles que le debo, sino además la luz, el teléfono, la casa, su vejez... no sé si su alegría. Pero yo, que estoy lleno de papeles; que acumulo papeles pero no los reciclo; yo, que hago origamis de palabras; no los vendo, los regalo. Luego de haberlos parido con tanto esfuerzo, ofrezco mi vida en frasquitos de papel por los que viaja mi sangre y van a parar en cuerpo ajeno. Se queda allí y yo nazco otra vez de ellos. Pero por no poder vender mis papeles -que tal vez no sirven para nada-, tendré que decirle a mi padre que le deberé eternamente el dolor de haber sido el mejor padre que pudo haber tenido un poeta o un miserable.
LO QUE ES EL AMOR EN UN PARQUE DE PORQUERÍA
¿Y qué es el amor entre tanta desdicha? Es una flor que brota del fango; una luz contenida en tristeza. Es un fuego que se crea con dos cuerpos, con dos maderos de miseria y simpleza. Son dos ramas pequeñas abandonadas en el suelo que pueden generar fuego así no tengan ropas ni dinero. Una mujer y un hombre van a un parque a frotarse entre sí para producir luz, para hacer menos triste un parque; para oponer una flor amarilla al cieno que hay en el cielo. Un parque no es una plaza mugrienta, llena de orine, de miseria, de desempleados, de indigentes, de ladrones ni de tristeza. Es un espacio donde los hombres generan luz frotando dos cuerpos. Han elegido un lugar de libertad como eligen los pájaros el cielo, para pintar el día o la desdicha de un hombre que dibuja a dos maderos cuando se juntan y producen fuego.
Y el hombre levanta esa antorcha como símbolo de vindicación frente a tanta tristeza. Y la pobreza y los papeles que no pueden imitar a un pájaro. Un hombre y una mujer pueden producir felicidad de la nada y devolverle al mundo su color; vestir la pobreza de la vida frotando dos cuerpos en un parque de porquería.
JUEVES 18 DE OCTUBRE DE 2008
Para Ana Correa
La señora Chabela ha escapado de la vida para ir a jugar a la eternidad. Siempre fue una niña. Es decir, nunca creció. Y a pesar de que tuvo tres hijos, nunca fue mujer. Y como nunca aprendió a jugar con los grandes, se aburrió y se fue de la vida por un túnel oscuro que no se sabe a dónde va.
Han querido ir detrás de ella. Al lugar donde sólo van los ángeles. Será feliz jugando en la eternidad, donde sólo hay espacio para los niños (así hayan tenido hijos). Ella ha dejado de sufrir como mujer. Ha dejado su cuerpo roto sobre su lecho roto. Todos lloran su cuerpo y nadie a su niña. Hay que alegrarse por la niña Chabela, que ha logrado escaparse de la vida para jugar eternamente con celestes.
EL PÁJARO
Hay un pájaro negro que se hunde en el mar. Había pasado antes sobre mi cabeza como una flecha oscura. Había sido blanco, claro, inmenso. Me subía en él a veces en momentos vacíos de tiempo y llenos de alas. En el horizonte he visto perderse a ese pájaro. Ahora es un vuelo lejano, un sueño con alas que se desprende de mí como si nunca me hubiera pertenecido. No sé si tiene un destino o de dónde vendrá. Creo que pasó por mis manos sin ser visto. O será acaso que lo monté sin ojos, sólo por placer de sentir el mismo viento que el de los pájaros: lleno de altura, de libertad... ¡Qué sé yo!... Un pájaro oscuro ha ido a caer ahora detrás del mundo, como si la Tierra fuera cuadrada; como si fuera a dar a otro infinito que no es la vida, donde no estoy yo, donde seguramente van a parar aquellas cosas que no se acaban pero tienen un final. No sé si despedir o ignorar a ese pájaro. Sólo sé que con él se van mi tristeza, un intervalo de mis horas. Como si de mí mismo salieran a veces pájaros negros a morir al mar. Como si uno viviera montado sobre pájaros que luego van a parar al tacho, como papeles o recuerdos; esta vez usados, manchados, ya sin ninguna utilidad. Como si uno se deshiciera de partes suyas pero muertas, como las sierpes. Como si para vivir uno se deshiciera de la propia vida. No sé si para dejar de vivir o para decir que ha vivido. No sé si para estar vacíos o para montar una vez más, pájaros, sin ojos.
* Selección de poemas: Miguel Urbizagástegui
Óscar Perlado (Callao, 1981). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Federico Villarreal, donde además formó parte del grupo poético Jade. Ha publicado los libros de poemas Cárcel de palabras (Vivirsinenterarse, 2013) y Grafofilia (Don Juan de Amiel, 2018). Los poemas que hemos presentado pertenecen a su obra Mundo de papel (Editorial Apogeo, 2022).
b) Solo por saber si el incendio que llevo
conmigo
se siente diluirse como el tiempo
en medio del fragor del sol en la playa
desierta
Una gentil brisa muy suave y fresca
Empieza a fluir
Y parece el sentido del poema
Y parece venir de tu risa
Criatura del sol.
Oración pagana en lugar de adiós
“Todos los escritores son unos cerdos.
Especialmente los de ahora”
Artaud
Sonríes como los árboles dan aves al vuelo
O la herida verso
Olas invisibles frías mareas que vagan intermitentes por las
calles del Centro
y forman delicados remolinos de furia en
Plaza San Martín
y te levantan la falda y desordenan tu
peinado más de lo que suele estar
Mis amigos chillan en rap yo hago una reverencia al silencio
Estoy enfermo o será que amo la exacta
velocidad de la miel de tu vida resbalando por mi cuerpo
O será que amo la yegua blanca que te traes
galopando en el aroma magnético de tu cuello
Pero en verdad lo que amo es la
libertad y por eso amo la música tu baile
Y a veces
la poesía
Detesto no hacerte un rap más crudo algo recién matado
Por hienas por ejemplo
Hienas sonrientes que ronronean en tus
manos
Y no sé si las hienas ronronean
Y no sé si tu ronroneaste cuando estabas
hecha marea y orilla
Pero ninguna rima es virgen
Ahora lanzo
Mi amor al río Rímac
Para que sea combustible y abrigue a los clanes de pasteleros y gallinazos
Quizá más de tres noches.
Oración pagana
La precariedad de las cosas conserva el
mismo atractivo de siempre
Es misterioso todo bien mirado en insomne vigilia
Todo es misterioso
Porque el espectro fluctúa entre el amor y
la muerte
Todo misterio
Todo ronda
Todo quebrado trizas
fractal
El acto de pulir palabras vasijas
De barrerlas hojas secas
De contarlas granos de arena
De mirarlas
insectos terribles vibrando en la hoja en blanco
Como un animal antediluviano añorando
atardeceres frente a un holograma táctil
O quizá un águila inmóvil volando en la
realidad virtual con esas gafas ventanas puestas
Todo fractal trizas quebrado.
Ludwig
Saavedra. Juanjuí,
Perú, 1985. Orillas del río Huallaga. Creció luego en el puerto de Chorrillos
en Lima. Estudió exitosamente Literatura en la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos. Menciones honrosas en concursos distritales Mar del Sur y Prima
Fermata Literaria de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas. Ha
publicado las plaquettes de poesía: Florece, 2009. El
mar de vinilo, 2015; ambos con el sello Paracaídas editores; los
poemarios Los arrecifes, edición cartonera a cargo de Amaru
Cartonera, Hartado de sonidos
con el sello cusqueño Kunha y Al
pie de la explosión con Octaedro, 2017 y 2018 respectivamente. Ha
participado en diferentes festivales de poesía, ferias de libro, en Perú,
Ecuador, Chile, Bolivia y el norte argentino, entre estos el Poquita fe de
Santiago de Chile, el Festival internacional de poesía de Lima, el Festival de
Poesía Enero en la palabra de Cusco (Perú), Feria de libro de Arequipa (Perú),
Feria de libro de La Paz (Bolivia), Festival de Poesía de Pucallpa (selva del
Perú), Feria del libro de Huancayo (ande del Perú), Festival de poesía Kanibal
Urbano de Quito (Ecuador), Festival de Poesía Sumergible de Jujuy (Argentina),
entre otros festivales y ferias de libro. Ha dictado talleres de libros
cartoneros, participado y organizado recitales y conferencias de poesía. Su
trabajo está publicado en diversas páginas y blogs de poesía en la web, como
Libélula vaga de Cuba-Suecia, Ablucionistas de Venezuela, LP5 de Chile,
Cinosargo de México, Círculo de poesía de México, Nueva York Poetry de Estados
Unidos, Altazor de Chile, entre otros. Ejerce la declamación de poesía
itinerante, la docencia de Literatura y Lenguaje, es librero, editor del sello
Huachumera editorial y la Revista Latinoamericana de Poesía Obayareti. Prepara
tres nuevos libros. Acaba de publicar la plaquette poética nombrada Free xstyle, con el sello Huachumera
editorial y Lliu Yawar de Huancayo; la cual ha sido presentada en la Feria del
libro de Arica, Chile y en la Feria internacional del libro de Chiclayo.
Fr. Luis Valle Goicochea es el cuarto, de izquierda a derecha, en la fila de a pie. Fuente: Libro Poemas franciscanos.
A CRISTO ENCLAVADO
Brama, figura del deseo, símbolo inefable de mis ansias... ya nada tengo, soy el otro, el de las soledades largas...
Llamé a las puertas de los hombres, mendigué un poco de ternura, fui uno, aquel esperanzado que hace silencio de su angustia.
Mas, si la tierra y los humanos en mi esperar nada pusieron, Tú, Jesús Amigo, hablaste al alma; y lo hiciste con acento nuevo.
Fue desde la cruz y en la congoja que por el mundo padecías... Un don de lágrimas promete hacer mi soledad tranquila...
Tú llegarás a mi deseo, a su tortura, como lluvia de paz o nuevo don de lágrimas... ¡Será para no irte nunca!
De que te tengo Jesús mío, o he de tenerte, estoy seguro... Pueden ahora darme hieles: y ser el dolor, aun más rudo.
Pues ya soy el otro, quien espera en Ti tan sólo, no en el mundo...
(de Revista Ensayos, número 38, 1944)
Fr. Luis Valle Goicochea sentado al centro del grupo de franciscanos en una visita en Arequipa. Fuente: Poemas franciscanos.
AL OÍDO DE MI SERÁFICO PADRE
Ahora soy un niño tembloroso,
el alma llena de inefables cosas
mas ni una acierto a referir, mi propia
felicidad me azora.
El niño soy en un regazo nuevo
pero entrañable, oh Padre San Francisco,
no esperaba esta dicha que me abruma,
don tan grande me agobia. Padre mío.
Me aturdo como un niño que de pronto
ve llegar mil presentes adorables:
no caben todos en sus brazos, mira
incrédulo y feliz a todas partes.
Como el niño a su padre a ti me acerco,
para contarte todos mis secretos:
un rayo de tu luz hay en mis ojos
y un soplo de tu espíritu en mis versos.
Soy ahora un rapaz con el deseo
de tal pureza que replica al cielo,
un pequeño sin sombras en el alma
que se pone a jugar con tu recuerdo;
el rapaz que traía muchas cosas
para decirte y cállase de pronto
y respirando anhelo abre fantásticos,
muy grandes, contemplándote, los ojos...
(de Tema inefable)
PROFESIÓN
Padre: tengo mi dicha en la pobreza
y un gran amor, aquel que has escondido
en este corazón inmerecido
colmándolo de paz y de belleza.
Francisco de Asís, yo te descubro
el tesoro infantil de mis secretos:
ninguna aparto, Padre, ni una encubro
de las cositas de mi reino inquieto.
En no tener tengo yo mi riqueza,
tengo mi propia desnudez vestido,
y un gran amor, aquel que has encendido
como custodio fiel de mi pobreza.
(de Tema inefable)
PLEGARIA A SAN FRANCISCO
Padre San Francisco, es bajo tu signo que me pongo triste por el ave herida… Santo Padre mío, no me siento digno de los claros dones que das a mi vida.
El árbol que sufre por los leñadores, el agua que enturbian manos de rapaces, hacen mi tristeza, causan mis dolores… Hago lo que hacías y haré lo que haces…
Hago lo que hacías: me doy en amores y claras ternuras… ¡Hago lo que hacías! Los de mis hermanos son mis sinsabores, son las de los otros, mis tristezas pías.
Y todo en tu nombre, dulce y pensativo, La flor que dimana perfumes de Cristo: En tu nombre sueño y en tu nombre vivo, ¡tú lo sabes, Padre, porque tú lo has visto!
Padre, haré lo que haces en tus hijos santos que cuidan temblando tu blanca memoria, dando su esperanza, curando quebrantos y haciendo la gloria de Cristo tu gloria.
Padre, haré lo que haces en tus hijos fieles que al seguro alero ceñidos del templo, silenciosamente prodigan sus mieles al secreto impulso de tu bello ejemplo...
(de Tema inefable)
LAS COSAS Y YO
Silencio adormido en la tarde cándida. Urde la dulzura una paz tan casta, sencillez tan pura la tarde devana, que yo me sonrojo si miro a mis ansias.
(Crisoles de fuego, crepitantes llamas, Ángel de Isaías, quemad mis palabras. Devolvedlas luego ya purificadas...)
Abrasa mis labios, Caridad hermana, tu rojo delirio prende en mis entrañas, en amor de Dios incéndiame el alma.
La tarde apacible, apacible, frágil la distancia, luz por todas partes y el cielo sin mancha.
La fuente cantando y en la fuente el agua, temblando de gozo oigo que me llama.
Me acerco, me miro en su linfa clara, y el rubor de nuevo vuelve y me anonada.
(de Tema inefable)
SATIS
Basta que el Señor me mire
y que mi lengua te alabe;
viéndole al cantor expire
en sus loanzas acabe.
Otra dicha no comprende
el alma siempre suspensa:
otra palabra no entiende,
cosa diversa no piensa.
Otra cosa que no sea
aunque mínima, loor...
recreo que la recrea
y recrea a su Señor.
Y mi esperanza está en Él
que es sosiego y fortaleza,
dora mis versos su miel
y yo canto su belleza.
(de Tema inefable)
RESIGNACIÓN
Dame el sufrir, si ya llegó la hora:
Me doblego a las pruebas que me envías.
¡Contempla con mirada bienhechora,
Señor, la tala de mis alegrías!
De mi panal tomad todas las mieles:
Nada me importa si Su amor me mira.
Unten mi boca merecidas hieles,
nada me importa si Su amor me inspira.
Brioso torcedor, dolor avieso,
Nada me importan, ni menguada pena.
¡que en el amor de Dios yo voy ileso
como la abeja fiel en su colmena
(de Tema inefable)
Luis Valle Goicochea. Rinono y Papagil. Lima: Ed. Colmillo Blanco, 1989.
Luis Valle Goicochea (La Soledad, Parcoy 1910 – Barrios Altos, Lima 1953). Poeta, escritor de literatura infantil, narrador y periodista. Estudió en el Seminario de San Carlos y San Marcelo en Trujillo. En 1929, abandona los estudios. De esta época son sus columnas periodísticas conocidas como "Hilvanes" para el periódico La Industria. Poco tiempo después, se traslada a Lima y publica, con la ayuda de Enrique Bustamante Ballivián, su primer poemario Las canciones de Rinono y Papagil. En ese mismo tiempo, frecuenta El Círculo del duende, que es integrado por José María Eguren, entre otros personajes. En 1934, sigue estudios de Letras en la Universidad Católica. Al parecer por estas fechas empiezan sus problemas con el alcohol a la par que continúan sus colaboraciones periodísticas en diferentes medios escritos. Entre 1943 y 1945, el poeta fue fraile franciscano: "Ingresó como novicio en el Convento de San Francisco de Lima en 1943 para luego trasladarse hacia el Convento de San Antonio del Cusco, más conocido como La Recoleta, donde Valle cursó estudios de Filosofía y Teología en el llamado Coristado franciscano. Academia Scoto" (Poemas franciscanos de Fr. Luis Valle Goicochea OFM (2011), investigación realizada por Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM (director del Archivo San Francisco de Lima) y el periodista Lic. Nivardo Vasni Córdova Salinas, 9). Entonces, tenemos que esta etapa de su vida es un retorno al camino espiritual, donde escribe obras poéticas como Tema inefable, Jacobina Sietesolios (1946), que se basa en la etapa final de la vida de San Francisco de Asís y poemas publicados en revistas franciscanas como Ensayos. En 1945, el poeta se instala en Arequipa y también prosiguen sus artículos periodísticos con el diario El deber, que dirige un fraile mercedario. Regresa a Lima en 1948, donde trabaja en la Biblioteca de Letras de San Marcos, colabora en El Comercio. En 1950, aquejado por una débil salud producto del alcoholismo pasa sus días en el hospital Hermilio Valdizán. A sugerencia del psiquiatra Humberto Rotondo, el poeta escribirá para paliar sus crisis, son las cartas dirigidas a Esther M. Allison y que son conocidas como "Diario de Hospital". Se trata de su lucha contra el demonio del alcoholismo. En la mañana del 13 de agosto de 1953, el poeta es encontrado moribundo, debajo de una banca, en la plaza Italia de Barrios Altos. Tal vez había sido arrollado por un automóvil. Fue conducido a la morgue.
Poemarios:
- Las canciones de Rinono y Papagil. Lima 1932. Compañía de Impresiones y Publicidad.
- El sábado y la casa. Lima 1934. Compañía de Impresiones y Publicidad.
- La elegía tremenda y otros poemas. Lima 1936. Compañía de Impresiones y Publicidad.
-Parva. Trujillo 1938. Imprenta Blondet.
-Paz en la tierra. Lima 1939. Compañía de Impresiones y Publicidad.
-Miss Lucy King y su poema. Lima 1940. Compañía de Impresiones y Publicidad.
-Jacobina Sietesolios (Últimos momentos de San Francisco de Asís). Cuadro dramático en verso. Arequipa 1946.
- Obra poética. Lima, 1974. INC. Suma a las anteriores publicaciones: Sal, 1939. Amor acecha, 1939. Marianita Coronel, 1943. Tema inefable: Cusco-Arequipa, 1945 y Poemas sueltos.
- Al oído de este niño. Lima: Los Reyes Rojos, 1984.
- Rinono y Papagil. Lima, 1989. Colmillo Blanco. Recoge: Las canciones de Rinono y Papagil, El sábado y la casa, Al oído de este niño (1943-1944, según Jorge Eslava en la ed. del INC se le tituló como Marianita Coronel. Versos para niños) y El naranjito de Quito (prosa, 1939).
- La pared torcida. Poesía completa. Ed. Jorge Eslava. Lima: Universidad Alas Peruanas 2005.
- Poemas franciscanos de Fr. Luis Valle Goicochea OFM. Ed. de Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM y Nivardo Vasni Córdova Salinas. Lima, Rimactampu-Ed. Urgentes, 2011. Recoge los poemas publicados en revistas franciscanas y una reedición de Jacobina Sietesolios y una antología de Tema inefable.
Cuando venga la barca, he de dejarlo todo... Mis pájaros, mis flores, no subirán a bordo... Estrictez de la regla: se viaja solo... Y la carne y la sangre también acatan el expolio. Quedarán en la tierra... Mas nada puede despojar al alma de sus tesoros. Porque son ella misma sus pulsos recónditos. Su propia esencia. Su perfil propio. (¿Desnuda de equipaje?... No, Antonio...) mis lágrimas, mis gozos. Mi amor, en fin, una palabra para decirlo todo... Porque vendrán conmigo Yo no soy mi estatura ni mi rostro. No soy esta nevada de otoño. Ni estos labios sin rosas ni estos ojos rotos. Ni estas manos, moteadas como hojas secas, de oro. Ni estos pies, extenuados entre sismos y escollos. Yo no soy, yo no soy esta carga de agobios. No me limita el tiempo. No me fija contornos. Soy mi espíritu, libre de circuitos mortuorios. Y es lo mío, en mi espíritu, inaccesible a robos. Soy mi espíritu, exento de asfixias y de escombros. Mi amor irá conmigo. Y eso no es estar solo. Y aun comanda la nave Capitán que conozco. Capitán de mi vida, mi dulzura, mi apoyo. ¿Ir, con miedo, a sus brazos? ¿Serle niño medroso?... En amor, ¿desconfianzas y recelos y azoros?... ¡Si Él no anuncia el ocaso, sino el orto! No el fin, sino el Principio. Yendo al beso, ¿el sollozo? Y en la barca los dos. Ni sola yo, ni Él solo.
(de Preparación de la ceniza)
Alba lírica
¡Mas es mía el Alba de Oro!
Rubén Darío
Alba lírica, alba de oro,
alborada diamantina
quisiera yo que tú fueses,
alborada de mi vida.
¿Cómo poder convertir
mis cantos en poesías?
¿Y cómo dar a las blancas
y silvestres margaritas
una fragancia que no
le ha sido concedida?
¿Y cómo ser ruiseñor
si se nace golondrina?
¡Ah, corazón! ¡Si vivieran
las buenas hadas madrinas
que todo lo transformaban
con su encantada varita...!
Entonces... en un minuto
todo, todo cambiaría.
El aroma de los lirios
las margaritas tendrían,
y romperían en trinos
Sublimes, las golondrinas
Osea, que mis canciones
podrían ser poesías.
Pero las hadas han muerto
y el país de Maravillas
no sé sabe dónde queda...
ni el lugar en que existía.
Y en la tarde moribunda
yo me quedo pensativa...
¡Mas los laureles del triunfo
los lograré por mí misma,
tornando en flor de verdad
el sueño azul de mi vida!
Para decir cuando muera:
"Alba de Oro!, ¡Fuiste mía!"
(de Alba lírica)
Número especial de la revista La Manzana Mordida dedicado a la poeta
Tea
No te acerques a mí, porque te quemo. Soy flor de hoguera transformada en vida,
y si me tocas sentirás mi herida,
ese amor vivo de abrasar supremo.
Abrir llaga en Tu mano es lo que temo, que estoy en el amor enardecida, y en dulce y lento arder se va mi vida, con la esperanza de tu incendio extremo.
Dulce y lento morir de cada instante
en pequeña centella fulgurante,
pequeña flor perfecta y encendida...
Prende en tu amor mi puro amor de hoguera, y si en tu beso me consumo entera, ¡muera en Tu fuego el fuego de mi vida!
(de Alleluia)
Alba triunfante: juicios sobre Alleluia de la Dra. Esther M. Allison. Autor: Arnaldo Pedro Parrabère. Editado en Montevideo por Florensa y Lafon en 1947.
Poema 4
Relación de tu muerte
Sencillamente te di mi muerte
y te arrojé, ya muerto, al mar.
Flotaste apenas, pero inerte,
y n i hubo tiempo de llorar.
Nueve puñales fueron. Nueve,
más que de acero, de final.
Unos de noche, otros de nieve...
Todos se hicieron de coral.
La dura piedra de la ausencia
les afiló la soledad
y cada cual con propia urgencia
buscó en tu pecho cavidad.
Tiempo aguzado en herramienta
para el frenético desmán,
en impetuosa cornamenta
y en engarfiado gavilán
Chorro por chorro, gota a gota,
ya por lo fiero o por lo rapaz,
supo tu sangre la derrota,
exprimidísima torcaz.
En nueve hielos, nueve sombras,
se fue agotando tu raudal,
y corazón ya no te nombras,
porque eres ya muerte plural.
Te me tornaste en enemigo:
yermo delante, abismo atrás...
Si no la sed, el desabrigo...
Siempre el dolor, y nada más.
Y aunque ahora es rojo vacío
lo que antes fuera tu lugar
y me quedé sin lo más mío,
te hube por eso de matar.
Un estertor...
Un calofrío...
Luego, ni tiempo de llorar.
(de Relación de tu muerte)
Esther M. Allison: una poeta peruana en Monterrey: libro de Leticia M. Hernández Martín del Campo. Publicado en Ciudad de México por Oficio en 2008.
NO SÉ QUÉ, NO SÉ CÓMO, NO SÉ DÓNDE....
No sé qué, no sé cómo, no sé dónde,
No sé cuándo, no sé, pero es tan claro
que a todos los misterios que acaparo
les conozco la cifra, aunque se esconde.
Por más que cada enigma se me ahonde
para aún más ahondarme al desamparo,
cada fin anticipo a su reparo
aunque si indago no se me responde.
No sé qué, no sé cómo, no sé cuándo...
Ay incógnito amor, clave ocultada!
Pero todo lo sé de contrabando.
En cada vez que le pregunto, en cada,
sólo el silencio, sigiloso, blando...
Pero todo lo sé sin saber nada.
* Los poemas "La barca", "Alba lírica" y "Poema 4. Relación de tu muerte" provienen de la tesis de maestría "Acercamiento a la vida de Esther M. Allison y a sus tres primeras obras publicadas", de Leticia Magdalena Fernández Martín del Campo. Universidad Autónoma de Nuevo León, 2003.
** Poema "Tea" extraído de la antología Poesía peruana del siglo XX (Tomo I), de Ricardo González Vigil. Lima: COPÉ, 1999.
Esther Margarita Allison Bermúdez (Huacho, 4 de noviembre de 1918 - Lima, 4 de noviembre de 1992). Poeta, escritora de literatura infantil y periodista. Estudió pedagogía en la Universidad Católica del Perú, donde ejerció la docencia. Su poemario Alleluia fue distinguido con la Medalla de Oro de la Municipalidad de Lima en 1947. En 1962, se le concedió el Premio Nacional de Literatura por su obra de teatro La hoja del aire, editada por la Universidad de San Marcos, siendo premiada también ese mismo año en los Juegos Florales Eucarísticos Hispanoamericanos de Toledo, España por Villancicos para el cenáculo. Desde 1968 se instaló en Monterrey, México. En 1984, retornó a Lima. Ricardo González Vigil considera la poesía de Allison tan valiosa como la de la propia Gabriela Mistral o Juana de Ibarbourou. Sin duda, Esther M. Allison es una de nuestras más grandes poetas místicas. Poemarios: Alba lírica (Lima, 1935), Alleluia (Lima, Rímac, 1946), Asumpta est María (Lima, 1950), Himnos eucarísticos marianos (Lima, 1954), Relación de tu muerte (Monterrey, Sierra Madre, 1961), Villancicos para el cenáculo (Toledo, 1962), Mester de niñería (Lima, 1965), Antología poética. Presentación de Joaquín Antonio Peñalosa (Monterrey, 1967), Florerías (México, Sierra Madre, 1968), Cancioncillas morenas a Guadalupe (México, Impresora Patria, 1976), Amor y mar (México, 1976), Lectura de hoy (Monterrey, Sierra Madre, 1977), Treinticuatro sonetos en honor de Juan Pablo II (Monterrey, Eds. al Voleo, 1980), Sámaras (Monterrey, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, 1981), Pajaritos en Belén (Monterrey, 1982), Indiana morenez (En la elevación de Juan Diego a los altares) (Monterrey, Eds. de Caminos de Luz XET, 1990). Entre su obra inédita se encuentran los poemarios Inolvido del ángel (1987), Reverberos (1987) y Preparación de la ceniza (sin fecha conocida).
Aquí van subiendo gritos desde los pozos de mi corazón
"¡la masacre está permitida!"3
rompe sobre mis oídos
no puedo mover mis brazos atados
Una piedra colosal oprime la ciudad
serpientes han encarcelado su cuerpo
hasta el sol nubla su rostro
y en el cielo planean grullas sin fin
y se arremolinan sin remedio
1 En 1993 a la salida de un festival, un grupo de intelectuales turcos compuesto en gran parte de miembros de la comunidad Alevi (poetas, bardos, músicos), fue atacado y quemado por fanáticos en su hotel en Sivas.
2 Las grullas son aves sagradas por la comunidad Alevi, según las leyendas, tienen la misma voz que Ali, el León de Dios, uno de los califas sucesores de Mahomet.
3 Alusión a una antigua oración religiosa.
Madrid: Torre de Lis, marzo 2024
Cazan el sol encima de mi cabeza
su manta de tinieblas tendida ante el cielo
su veneno derramado por las calles de la ciudad
La ciudad apagó a los siete bardos
que eran sus estrellas
viajeros o ropavejeros la rechazarán todos
se oxidará su carretera y se tornará glauca su agua
¡esta mancha tizna tu frente, Anatolia!
ningún velo puede ocultar su infamia
Se van las grullas, ojos llenos de humo y niebla
Como una nube amarga abatiéndose sobre nosotros
la triste noticia se propaga de prisa
y quedamos atónitos
Aquí yacen nuestros muertos tendidos uno al lado del otro
como tantos cipreses cruzando nuestros pechos se lanzaban al cielo
ahora en el suelo forman un corro
al compás de los cantos fúnebres
Las grullas llenas de dolor van a romper en llanto
Teatro Gaviota (Cuba, 2019)
¿Dónde está, ay Sivas, tu hospitalidad?
¿tus alcachofas, las hojas de menta
creciendo al borde de tu arroyo?
¿quién te robó las manos de los trabajadores?
¿cómo calientas esas serpientes en tu seno?
asesinaste a tus heroicos huéspedes
y en nombre de la justicia divina
ni les has ofrecido tu yogur y tu pan
Se fueron, dejando atrás sus poemas y canciones
cubrimos con flores sus cuerpos florecientes
reprimiendo los sollozos
los llevamos en el seno de la tierra
Y las grullas están de luto
Era yo
yo en el Hotel Madimak ardiendo en "Sivas la Sangrienta"4
yo era treinta y siete personas
era un bardo lleno de esperanza
y de canciones justo antes del incendio
poemas frescos
y al son de mi saz subían las grullas al cielo
se encamaraban allí sobre las notas
mas después del incendio solo réquiems me siguieron
¡todo mi ser lo había dedicado a Sivas!
La sombra de Pir Sultan ronda por las calles
hasta el amanecer
no se toca más ahora que un saz quebrado
huérfano en Sivas
son lamentaciones mezcladas con el viento
Las alas de las grullas están rotas y sus ojos quemados
4 Nombre dado a Sivas en el siglo XVI después de la ejecución del gran poeta alevi Pir Sultan, acusado de fomentar una rebelión a favor del Sha de Irán.
"El umbral, una de las piezas más aclamadas de Hasan Erkek, obtuvo el Premio Yunus Emre, concedido por el Municipio de Bakirköy, en 1997" (Ediciones Antígona)
Sangran mis dedos bajo las cuerdas del bağlama5
convertidas en cardos y son agujas las canciones en mi lengua
cualquier cosa que haga no puedo
refugiarme en ninguna ciudad
puesto que llevo ahora Sivas en mí
Sivas se ha convertido en una ciudad vergonzosa de este mundo
lleva el deshonor frente al universo
¡que no puede soportar esta infamia!
Pero aquí las grullas se han despojado de su luto
5 Instrumento de cuerda, variedad del saz.
De aquí en adelante no lloraré más
porque he lanzado mi corazón al incendio de Sivas
aquí he dejado mi ser endeble como un pelo
y han muerto mis sentimientos a excepción de mi ira
vuelta más cortante que una espada
mi cuello es el de treinta y siete personas
ya no se inclina
Las grullas pasan delante de mis ojosllenas de esperanza
Julio 1993
Ankara
* Traducción de Ada Mondès y Osmany Echevarría Velazquez.
** Tuve el placer de conocer a Hasan Erkek en un Festival de Poesía en La Habana Cuba en el 2020. Todos los textos pertenecen a Oh vida hazme renacer y fueron seleccionados por Paul Guillén.
Hasan Erkek nació en Adiyamn, Turquía, en 1970. Es dramaturgo, poeta y profesor de Teatro con una vasta trayectoria. Actualmente radica en París. Galardonado con más de 20 premios literarios, ha publicado alrededor de 25 libros científicos y artísticos en países como Turquía, Francia, España, Alemania, Rusia, Croacia, Armenia, Georgia, Bulgaria, Rumanía, Albania, Azerbaiyan y Hong Kong. Sus obras de teatro se han representado en más de 40 teatros de diversos países, incluyendo de forma prioritaria el Teatro Nacional de Turquía.
Ha publicado: ”No hay paz” (Ankara, 1995); “El diario de Ezgi” (1997); “Radio Juegos de Niño” (Ankara, 1999); “Viva la paz” (Ankara, 1999); “Juego dentro del juego” (Ankara, 1999); “El Umbral” (Ankara, 2001); “Juegos de narrativa” (Ankara, 2001); “Juegos de radio” (Eskişehir, 2003); “Juegos de escenario para niños -1” (Estambul, 2004); “Umbral” (Estambul, 2007); “Wettstreit um die Freiheit” (“La competencia por la libertad” (Berlín, 2007); “Círculo sagrado” (Estambul, 2007); “Porog” (“Umbral”) (Azerbaichán, 2007); “Una canción de juventud” (Estambul, 2008); “Escenarios de cine” (Eskisehir, 2008); “Bogac Han” (Estambul, 2008); “Juegos” (Tiflis, 2008). Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos (Fuente: Giselle Lucía Navarro en Revista Cardenal y Poesía inexorable blog).
Cómo no ser dueño de nada ni de nadie. Cómo abrir esta jaula y dejar libres los pájaros. Pro vita sua.
Digo lo de Empédocles: “Yo fui un muchacho y su muchacha, un pez torpe en la corriente”.
Digo ahora: Es difícil rescatar antiguos versos, lejanas sensaciones que hoy no corresponden al movimiento de la mano.
Se trata quizá de ordenar viejos datos, diamantes guardados en la memoria, notas acerca de alguien que fue torpe y dulce y torpe una vez más.
Creo que esto es la Poesía. Libres los pájaros, absueltas las equivocaciones y las culpas, limpia por fin el alma. Pro vita sua.
Fuente: UTADEO
Caminar, Baucis
Caminar, Baucis, por las hierbas de los parques. Mirar postes, nubes, gente que cruza. Sentir el resplandor de los versos que tú amas. No soy nada / Nunca seré nada / No puedo querer ser nada. Y continuar. Aire de la mañana o de la tarde. El mar que es inmenso. Todo lo conocido. Pero también lo otro. Destellos, actos o presencias que están allí, azar, detrás de puertas o ventanas, como un murmullo que no es anuncio ni llamado. Latido, quizá, o tigre o descarga eléctrica a punto de tocarnos.
Fuente: blog Poesía desde el fondo
Nocturno
Después de todos estos años sólo tengo una casa en alquiler, reproducciones de Duchamp y algunas plantas. Poco es en verdad, oh heroica posesión de quien no fue príncipe azul ni guerrero sobre un mustang acerado.
Mi casa sólo son diez pasos, libros y una música dulcísima. No he querido más ni lo he pedido. En las noches puedo beber un buen licor, sentirme alegre y decírselo a Mariella.
Poco es en verdad, eso dicen. Mis plantas son lirios, lilas, clásicos geranios y otras cuyos nombres son menos hermosos.
A eso de las seis los niños hacen las tareas mientras la garúa moja los cristales. ¿Alguno de ellos será poeta, sufrirá y se irá a la mar con desconocida nostalgia? Quién sabe. Sobre Barranco cae la noche como una fina lámina de acero. Los ojos de un gato brillan en la oscuridad.
Manuel Fernández, Luis La Hoz y Rossella di Paolo. Presentación del libro Geografía inútil. Fuente: Armando Arteaga
Birds in the Night
Los pájaros que deambulan por la noche suelen contarte grandes historias de pájaros,
de plumas, picos y de vuelos a galaxias
que por lo general terminan en desastre.
Los pájaros que deambulan por la noche
aman a sus pájaras en casa de otros pájaros.
Alguna veces las olvidan, las comparten
o las beben como el vino dulce de un verano.
Los pájaros que deambulan por la noche
mienten, escupen, escriben en los baños.
Cuídate, escapa, corre de ellos,
Te comerán los ojos, el estómago, las piernas.
Te enseñarán y para siempre que el amor
es solo un pájaro que deambula por la noche.
Fuente: blog Poesía desde el fondo
Escorpio
Cuesta caro escribir Extraña confesión después de tanto verso, de tanta historia que hoy es un puñado de líneas.
Lo demás casi no lo entiendo.
Pétalos de una flor de noviembre,
arquitectura del agua pasando por mis dedos,
escorpión insaciable,
medusa de maravillosos colores,
crisol de brujo donde todo debe convertirse en canción.
Lo vuelvo a decir. Pude ser mejor pero no más dulce.
Dos o tres veces me pregunté por qué escribía
y siempre fue como si llegara, desde lejos, un perfume.
* Todos los textos pertenecen a Cosa de nadie, 100 poemas y fueron seleccionados para esta muestra por Paul Guillén.
Mercedes Cebrián, Enrique Sánchez Hernani, Sergio Laignelet, Luis La Hoz, Jordi Virallonga y Juan Pablo Roa en el Festival de Poesía de Bogotá. Fotografía: Camilo Penagos - Oficina de Comunicación Utadeo
Luis la Hoz (Lima, 1949) es poeta, editor, periodista y promotor cultural. Entre sus publicaciones se encuentra: Poesía (im)pura (antología, 2018), El sol entre las islas (2017), Cosa de nadie, 100 poemas (antología, 2010), 10 aves raras de la poesía peruana (antología, 2007), Geografía inútil (2006), Una flor amarilla (2004), Los poemas de Federico (2003), Oscuro y diamante (1998), El antiguo ardor (1993), Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, 33 poetas suicidas (antología, 1988), Los adolescentes (1987), Los setenta (antología, 1985), Ángel de hierro (1984). Fue fundador del diario limeño La República y codirector de la revista literaria Auki. Ha dictado talleres de poesía en diversas universidades de Lima. Dirigió la Casa de Poesía Eguren, el Departamento de Cultura del distrito de Miraflores, el Centro Cultural del Ministerio de Educación, el Centro Cultural de la Escuela de Bellas Artes, y la Gerencia de Cultura, Educación y Turismo del distrito de Barranco. Organizó legendarios recitales y conversatorios sobre poesía en los bares limeños Ekeko, Nosferatu, Patagonia, Sancho Panza y Jazz Zone. Reside en Barranco-Lima. (Fuente: Poesía desde el fondo).
Esta es una tarde cualquiera y, como una tarde cualquiera, trenzará pájaros en los tejados y, como una tarde cualquiera, lloverá otra vez y habrá fiesta y, como es una tarde y no un desfile de malos augurios, la calle se abrirá como una flor que atrae a las abejas, porque en todas las tardes la señora Aurora tejía, a la puerta de su casa, trajes para diablicos en el pueblo. Y como es una tarde, como cualquier otra tarde, los muchachos saldrán a buscarse la vida con la dureza que tiene la av. Abancay delante de los espejos.
Allá, lejos, donde el sol cae con mayor distancia, la tarde, siendo más larga, es también una tarde cualquiera y allá la vida fluye despacio como las aguas que discurren apacibles por el canal Rideau. Incluso la menos cualquiera de todas las tardes al pie de un árbol del que cuelgan mariposas amarillas y, a pesar de la vitalidad del río Magdalena, se hunde y se marcha como un gitano cualquiera.
He amado las tardes como una persona cualquiera y como en un barrio cualquiera, o al pie de una montaña, como lo es cualquier otra montaña con su hondo horizonte, también he construido mis más puros anhelos; aunque en el gran concierto del mundo, sean a los ojos de todos los ojos anhelo cualquiera.
Pero esta ya no es una tarde cualquiera, es la tarde infinita en la que empiezo a tejer el recuerdo de lo que será a lo largo del tiempo otra tarde cualquiera.
Luna Negra Editores, 2022
AHORA viajo solitario hacia la noche.
Soy el que navega y observa
remontando una quebrada alta, una roca como una barcaza a la deriva, una roca en ti brotándote como un grito que es un eco que viaja lento en el tiempo; es el viaje hacia el origen de la noche, el viaje íntimo que me reserva, el viaje contenido que me exalta; porque en ti la oscuridad se torna viva y la vida es la sombra mayúscula donde habito exiliado en los confines de mi cuerpo, porque en mí habita la noche y la contemplo y me contemplo huido de mi cuerva; ojo que vigila desde el siglo otoñal que nos asalta, desde la hora final que trae la sentencia punitiva para la vida nuestra y esta condición del delito, del delito inocente como un niño que lanza su trompo y juega y juega a reinventar la noche… ¡Qué necesario es volver a mirarla en hora incierta! recordar que en el silencio nos hace falta distinguir la noble voz y la diatriba y señalar, desde la antigüedad de la roca el rito, el canto madre, el instinto de lo que no se sabe cierto. Las verdades no se ocultan en la noche, se abren entre las sombras y son luz para el que la pretenda, como el amor que agazapado espera el ícor que le ata, porque todo momento es aquí y ganancia es todo lo que se viva. Oh, Dioses de la noche larga, bajo qué alero habita el mito, la fe de nuestro tiempo, flor que se clava en el desierto, flor que amanece entre los arcanos de la noche noche que florece entre el ramaje del papelillo y su ofrenda; ante ti se postra mi extasiada cabellera que delata el gozo por tu reino que seduce el ansia y esta sensitiva sangre que recorre el nervio desde el barro al infinito para darle vida y hálito de viento a todo cuanto yace muerto.
BOSQUE, camino de hojas que reproducen un canto de pisadas como un lento crepitar de latidos verdes, bajo la mirada de un ánen1 milenario como un código que el viento atesora hacia tus días en que estás más próximo
al descubrimiento de la voz que llama...
1: Palabra awajún que significa canción o poesía de amor. Fuente: Diccionario Awajún – Castellano, Castellano - Awajún, 2020. Nota del blog.
Martín Córdova Bran en un bosque de Santa María de Nieva, Amazonas
CANCIÓN DE LAS SONORAS INTUICIONES
III
Febril, mi corazón te alcanza y tú puedes, con él, regocijarte; te ofrezco goces y frescas enredaderas como un ritual de frutas y de danzas.
A tu cuerpo subo como a una torre, allá donde se saben altas las luciérnagas y no son más que letreros incendiando el aire, pero tu cuerpo es otra luz, más alta, y si vieras cómo se iluminan mis manos al tocarte y cuántas veces me he preguntado si en el mundo se saben los amantes altos como una torre. TU BOCA se abre y yo devoro el infinito y agarrado a tus brazos/ o a tus pechos/ o a tus nalgas descubro que el amor no es suficiente para salvarnos, pero nos salva de nosotros mismos y es un acto suficiente que a los dos alcanza. A tu corazón subo también como a una torre y desde allí arrojo una piedra que cae sobre la conciencia de los seres; aunque levanten la mirada no podrían alcanzar tu corazón, que hacia mí se abre y yo lo acaricio y lo muerdo como una manzana. Tú solo cierras los ojos y me ves amamantado, dulce y extasiado de tus jugos gloriosos.
HUAIKUS
27
La muerte busca. En presuroso salto huyen venados.
28
Corren las nubes, en sus entrañas llevan las furias de Dios.
53
Baja el río con sus peces y sus lodos. Con sus rezos y sus lloros bajan campesinos de los cerros.
57
En el campo, el canto, el llanto; no son gorriones los cantores, Son las madres sin sus vientres.
60
La muerte que viene de lejos, los brujos que espantan la muerte. La muerte y los brujos se entienden.
70
¿Es injusto el lobo que mata en la mañana o es injusto el hombre que mata la montaña?
* Selección de poemas: Miguel Urbizagástegui
Martín Córdova Bran (Piura, 1985)
Estudió Periodismo en la Universidad Nacional de Piura. Como escritor, perteneció al grupo literario “Plazuela Merino” y a la Asociación Cultural Sicanni. Poemas suyos han sido publicados en las revistas literarias Plazuela Merino, Sietevientos, Pensamiento Profano, Granizo Lunar, Piel de Kamaleón. Ha publicado el libro de poesía Arquitectura y Destrucción del Arcoiris (2015) y Ese pájaro ardiente (2022). Formó parte de la comitiva peruana que participó en el XIII Parlamento de Escritores de Colombia realizado en Cartagena de Indias, asimismo en recitales organizados por la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla. Ha realizado diferentes conferencias sobre Periodismo y Literatura tales como: “El ángulo de la noticia y el periodismo de hoy” (2016) “Medios de comunicación, periodismo y democracia” (2016) “Nuevos Horizontes Del Periodismo Desde Una Perspectiva Crítica Decolonial” (2018), en Piura; “El Mito en José Carlos Mariátegui” (2017) y “Apuntes sobre la literatura de Piura en la primera década del siglo XX” (2018) en Chiclayo.
José Watanabe. Natural History. University of Georgia Press, 2022. Traducción por Michelle Har Kim. Ilustraciones de Eduardo Tokeshi. Disponible en formato papel y eBook. Edición bilingüe.
* Michelle Har Kim vive en el Valle de San Gabriel, al este de Los Ángeles. Ella es de Manhattan.
José Watanabe. Antígona. Routledge, 2023. Traducción de Cristina Pérez Díaz. Disponible en tapa dura, formato papel y eBook. Edición bilingüe. Libro ganador del Premio de Traducción ASTR 2023.
* Cristina Pérez Díaz es traductora de griego antiguo, latín y español. Actualmente, es candidata a Doctora en el Departamento de Clásicos en Columbia University.
consta en el acta de fundación tatuada en la nuca el mineral
de la Palabra
padre libó su sequía con el diamante del arpa en el
intento porque un cuerpo
creciera en el cuerpo
consta en el acta de fundación tatuada en la nuca
el color de la Palabra
madre cinceló su vastedad con la caligrafía de lo celeste
en el intento porque un cuerpo
creciera en el cuerpo
consta en el acta de fundación tatuada en la nuca
la promesa de la Palabra
hijo tapió su murmullo de muerte con impalpable en el
intento porque un cuerpo
creciera en el cuerpo
así
la Palabra amplió su tejido
en el músculo hirviente del animaleo
estrellado
en el
Nombre
Aguafuerte #1
Título: De cómo padre libó su sequía en la Palabra
hasta entonar el diamante de su arpa
trizado por el casco de un caballo el sueño
derrama
fragmento
sobre lo que en principio era diluvio de lengua
echa a andar el día
con la totalidad de un buey
arrastrando
cebada tras la arteria
de los astros
padre amanece con el sol en el pecho y la manada de la brisa
pasta en su
lumbre
pura espina dorsal
su espacio
donde el caracol escribe el empezar del Nombre
vacío
vago
aún
en el terral de la memoria
Victor Vimos con el poeta chino-americano Arthur Sze en Santa Fe, Nuevo Mexico.
Declaración de Principios: como si fuera el cuerpo
este aire reventado
habla en el hueso
la limitación del espacio
sobre el muro del mundo
echado de la verdad
el rostro abre el sigilo de la piedra
con el cacto de su lengua
y
tose la huella desde la que padre parte para
buscarse
tose la huella desde la que madre parte para
buscarse
tose la huella desde la que hijo se parte tras su
propia búsqueda
ensayo de una naturaleza que incendia el cielo
Victor Vimos y Forrest Gander (USA) en Desembarco Poético en Guayaquil, 2017
BAJO las botas el silencio de bocas abiertas* zanjadas* cuerpo tiritando su cadáver en la rabia* suela* dientes* a reclamos el vendaval de la oscuridad* país* letra inútil* las botas* pisotean el color de la piel* lo áspero* mentira* para cosechar opaco* de los animales escondiéndose* el vaho del cadáver* ca - dá - ver* espina lo inaudible*
un fragmento que reclama el idioma de la Totalidad Perdida
Retórica del amaranto se presentará el 21 de marzo de 2024 a las 7pm (hora Perú/Ecuador). Transmisión en vivo por Facebook Live: @solnegroblog
* Todos los textos pertenecen a Acta de fundación, que está dedicado a "Lázaro Condo, asesinado en la toma de tierras de la Hacienda Magda, Toctezinin, Chimborazo, 26 de setiembre de 1974". Los textos fueron seleccionados por Paul Guillén para esta muestra.
Victor
Vimos (Riobamba-Ecuador, 1985). Residió en Perú antes de trasladarse a los Estados
Unidos donde, en la actualidad, cursa estudios de doctorado en The Ohio State
University. Su libro Acta de fundación recibió el Premio Internacional
de Poesía Pedro Lastra (2020) y el Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera
Andrade (2022). Trabajos suyos se han publicado en las revistas Poesía
(Venezuela), Altazor (Chile), Arara (Brasil), América
Invertida (EE. UU.), Periódico de Poesía (México), Translingual
(EE. UU.), entre otras. La editorial peruana, Sol Negro recientemente ha dado a conocer su libro Retórica del amaranto.
han establecido algunas cucarachas enanas una colonia
Herméticas y discretas a su manera
cuando quiero sorprenderlas o contemplarlas
escapan hábilmente como ladronas al parlante de cartón
su cautela supera su mutismo
y misteriosas hasta cierto punto
sólo dejan los huecos sonoros
cuando decido olvidarlas
Mientras duermo calibran mis fantasmas
interpretan mis pesadillas según la norma freudiana
Y cuando leo miran por sobre el hombro lo que leo
con un insoportable talante crítico
Estas espías dotadas de hipersensibles antenas inquietas
con curiosidad científica me interpelan
Se fuman mis cigarrillos
Sestean en mis manzanas como si hubieran
encontrado el paraíso
Muerden mis chocolates
Beben mi café
Circulan por mis biscochos
Y calman la hartura con mi antiácido predilecto
Parecen tan interesadas en conocer
el sabor de todo lo que como
(ensayan mi agua)
En probar la textura y la realidad
lo que pienso y su peso probable
En verificar la naturaleza esencial
y el color aparente de mis más íntimos
y hondos y queridos propósitos
A la hora del noticiero esta banda de cucarachas
esconde bajo mis narices un banquero norteamericano
o planea la toma relámpago de la emisora cultural
para divulgar un manifiesto libertario
En el concierto de la mañana se mezclan
en los remolinos del piano
con las semifusas como ellas llenas de patas
Pellizcan a destiempo los clavicordios
Al medio día son aplastadas sin misericordia
por el loco de los timbales
para redivivas regresar más activas y ansiosas por la noche a graznar en los fagotes de los quintetos a copular desvergonzadas en el interior del cuarteto en la viola
Castas en el clarinete nebuloso de Mendelssohn
mariposean en el aire de la clara Primavera de Vivaldi
Corderos descarriados triscan en la humedad iluminada de lejanías de la flauta del pastor legendario cuando viene El Sordo -pero no bobo- con su Pastoral a la casa
Y la sombra hueca del oro falso del oboe
cuando tiene su turno Tomasso Albinoni acarician
Se peinan o bien toman el sol en las celestas del desdichado Bela Bartok En los espejos consecutivos de Arnold Schöenberg meditan y meditan y nadan y nadan y bailan en el Salón
Méjico de Aaron Coplan como turistas gringas con hipos de tequila
Estas cucarachas melómanas se aquerencian en los amores de Chopin
Se separan con tormentas demenciales de Schumann
Exhiben sus quejas eróticas con grandilocuencias de Brahms
Arden en el teatral arrebato de Paganini
Pero asimilan tan mal como yo la melancólica
o patética música de Tchaikovski
Y suponen que todo tiempo pasado fue más soportable o mejor
cuando suenan Purcell Couperin Cabezón
las canciones de etiqueta de corte
O las ingenuas baladas inglesas que desgastaron romeos
en las ruidosas tabernas y en los altos balcones
Dotadas de unas temibles máscaras de horribles rictus africanos
hediondas de cola parecen ponerse frenéticas
con Charles Mingus
Adoran el lirismo del sombrero catatónico de Thelonius Monk Entonan gospels de manumisos con la gorda Mahalia Jackson
y con Paul Robeson Adquieren un inconfundible cariz marihuano
con la poesía amorfinada de los Rolling Stones Patalean y se despelucan con fragantes ternuras de Janis Joplin -cultivadas con punzantes fervores de heroínas
Y disfrutan de lo lindo con las guarachas
precastristas del año 50
Y con la nostalgia de los calipsos de la turística Jamaica
Y con el huracán caribeño del merengue dominicano
Y con el mapalé salvaje que bailaba mi amiga Sadit Restrepo
-que en paz descanse
Ponen aires compungidos de compadritos
con los aires mefíticos de Buenos Aires
Y desdeñan el limbo batido de don Julio Iglesias
(Ellas saben lo que hacen)
Pero por la cerrada unción que destilan -inciensos y óleos y áloes- durante el Pange Lingua y el conmovedor Stabat Mater en la campanuda programación gregoriana del domingo podríamos inferir que jamás fueron paganas sus almas que tocadas de tocas son las últimas carmelitas descalzas las más humildes entre las más humildes discípulas de la Loca de Ávila sobrevivientes a fuerza de oración en el basural impío de la fantástica y miserable era atómica
-las que rezan por los payasos chilenos
y los cantantes mejicanos
(deben conocer la letra completa
de la cucaracha ya no puede caminar)
sublimados sus amores por el sin igual Jorge Negrete y por don Pedro Vargas de voz de nardo en este templo de plástico transistorizado
Pero quizás son sordas
Sordas como las celestes nubes
y las terrestres tapias y las arbóreas hojas
Y solo les importa saber la hora solitaria de cada hora
Las intrigan los problemas del concepto de Tiempo
A lo mejor son horas vivas estas pequeñas bestias sepias
que se pasean por la mesa y escapan al menor parpadeo
Mientras una trabaja en suceder las otras 23 descansan
Y juzgan mi pasado hecho a pedazos como un Todo
Retozan con cinismo entre mis cosas fragmentarias
sin unidad aparente
Admiran el turbio espectáculo de mis acciones mundanas
como si mucho les importara
Se burlan Ironizan Filosóficas
Con áridos argumentos de Bergson
Y con reticencias proustianas y retruécanos
de Martín Heidegger
Roen mi rostro en mi sopor profundo
Soy este gesto ausente que forman como más les conviene y arrugan a su gusto
Con las malas artes de su contabilidad estas experimentadas auditoras
hacen de mi vida dos masas acuosas de sumas iguales
Me descuentan con alevosía minutos
Me suman pérdidas con ventaja
Amasan mi alma Y mi crimen perpetran
O para preservar su integridad
son ellas mismas las muy zorras brujas
las mismas que me inculcan por telepatía
estos piadosos pensamientos éticos ecológicos
estos suspiros arrepentidos
este amor franciscano por todo lo existente esta generosidad indiscriminada que me paraliza como a un hindú cada vez que pienso en el bendito tarro de insecticida
Y si fueran y si fueran
policías japoneses camuflados de cucarachas para una indeterminada misión súper secreta estos enigmas en el Sanyo de Troya
O por qué hurgan mis papeles con seriedad dubitativa
y constatan mi identidad hechizada
y hacen el censo de mis señas particulares
y me comparan con mis retratos
y se meten en mis bolsillos
y husmean mi huella de barro mortal con lupas
despistadas
y registran mis llamadas telefónicas
y fotocopian mi correspondencia
Tienen gestos ciertos de abrigar sospechas
acerca del asunto de mi sobresaltado asunto
O por qué rondan por el laberinto
de mis impredecibles intenciones
y proyectos para mí mismo inescrutables
con el celo abusivo de los sabuesos
Y si fueran japoneses
pero no policías en propiedad sino santos zen
en su satori sin koan
y sin búdicos párpados desapegados bajo el árbol sagrado
fregando el milagro imperfecto del loto vacío
en el estanque de un jardín de rocas
que no se cansan de impugnar
Estetas de minucias del rito del té
boddisatvas locos discípulos adelantados del doctor Suzuki
peregrinas en sandalias por un dharma zurdo
o por un mahayana reducido a hinayana
por sucesivas amputaciones
como prescriben las técnicas del arte del bonsái
arqueros
cuyos blancos
son los deseos exuberantes del corazón (verdes -y cojo)
desertados del espejo -artífices de horizontes simulados
con pinceles calvos kamikazes de tablas coloridas
de surf mutantes
de las radiaciones perversas de Hiroshima y Nagasaki
Y si entre todas formaran un kaikú que quiere revelárseme
pero me cierra mi prosaica torpeza
de lector infatigable de novelas enormes
alemanas y rusas
Pueden ser
quién lo sabe
mendigos de un novelón romántico que leí
la semana pasada
recién caídos poseedoras de lujosos andrajos
con la opulencia del estilo de Víctor Hugo
O Nada
O quizás
son ingenieros
especializados en dispositivos microeléctricos
Expertos en pastillas de silicio
Diminiturizados genios lelos en superficies azules
de circuitos lógicos
integrados de alta velocidad cuyos reinos de cobre recubiertos de estaño tienen límites de terminales de oro -maestros en informática y microcomputadores
Me gustaría -si es así- preguntarles ahora
por sus variables binarias
Si dulces les son los pulsos de tensión en las puertas lógicas
Si sus nanosegundos pueden ser iguales a la razón
o razón de absurdo
O divisibles todavía
Pero estas adictas al dióxido de silicio
deben estar borrachas de sistemas
alucinadas de nitruros de polímeros fotosensibles
de biones de boro alborotado
de átomos libres de flúor que vienen descargados
de moléculas de freón
y reaccionan al silicio policristalizado
para un patrón más preciso que el método
de grabado húmedo
Ebrias deben saber
que la santidad es imposible y que no es bueno el silicio
de una pureza absoluta
Que el fabricante del circuito debe llevar
el silicio que compra
hasta un nivel de pureza del 99,9999999
porque en la atmósfera pura del gas inerte
debe admitir
impurezas deseadas mientras se funde
O simplemente Estas manipuladoras de microcircuitos en sus cárceles circuitadas indiferentes a la música la ciencia la técnica la informática y la información a la política la mística la mecánica y a Basho y al Tiempo y a todo aquello que nos incumbe
no saben siquiera que Einstein no pudo asistir a Como
para ser el perro del Lama en el Tíbet
y no plomero en Washington
como se dice que quiso
Dios no juega a los dados
Aceptaré entonces y más me vale
con humildad más que conveniente
y con cautela más que razonable
contra el escepticismo generalizado que me infunden
e irradian en mi entorno –serenidad y aturdimiento
contra esta perplejidad
contra la pavorosa confusión que me contagian
que esta manada de ortópteros que me circundan y me miran
que esta tropa oscura de cucarachas
que vigila la mesa y el radio y las manzanas
no es otra cosa
nada más nada menos
que una tropa silenciosa y oscura
de cucarachas
O tal vez son las ilusiones compensatorias
de mis desilusiones
Desórdenes salvajes de la imaginación
o de la paranoia galopante
Delirios de la fiebre de un tifo mal curado
O efectos secundarios de adulterada cocaína
A lo mejor no hay cucarachas aquí
Ni una sola cucaracha
Y no son más que cucarachas en mí lastimada cabeza
estas siluetas fugaces como los ángeles que
a veces creo percibir
en el nochero
y que me sueñan para ser en los retorcimientos
de mis sueños
y me dictan poemas para divertirse a mi costa
Eduardo Escobar. Nació en Envigado, en 1943. Fue columnista en EL TIEMPO, escritor, poeta, periodista y cofundador del movimiento literario nadaísta y autor de los libros Violación de la uva (1966), Segunda persona (1969), Cuac (1970), Confesión mínima (1975), Correspondencia violada (1980), Nadaísmo crónico y demás epidemias (1991), Poemas ilustrados (2007), Cabos sueltos (2017), Insistencia en el error (2020), y Escritos en contravía (2023). Falleció la madrugada del 19 de marzo de 2024.
El poeta griego que comparó el hombre a las hojas que no duran,
cuando el invierno les robó la esperanza de vivir de acuerdo con
sus deseos, no salió esta tarde para el campo, ni vio el
el cuerpo que se interpuso entre el sol y los arbustos, oscureciendo
el cielo con su blancura de nieve primaveral. Preguntó,
mientras, de qué sirve la vida, y para qué sirve la alegría,
si no existe, más allá de ellas, el horizonte dorado del amor;
y alejó de su frente el crepúsculo, diciendo que prefería
la madrugada, luego que el gallo canta, para despertar con
el propio día. Ese poeta, que el polvo de los siglos sepultó,
y no llegó a encontrar, para sus dudas, ninguna
respuesta, aconsejó a los que lo leían que se divirtiesen,
antes de que la muerte los fuera a sorprender. Y me acuerdo, a
veces, de este pedido, al pensar que la memoria de alguien
se puede limitar a una pequeña frase, que puede ser
la más banal de las sentencias, que nos viene a la cabeza en una u otra
circunstancia. Entonces, el poeta griego continúa vivo; y esta
tarde, por detrás de los arbustos, oí su voz en el viento que
por instantes sopló, trayendo con su frescura el sentimiento
que sobrevive a todas las estaciones de una vida humana.
(Traducción de Marco Antonio Campos
con la colaboración del autor)
* Los textos han sido seleccionados por Paul Guillén para esta muestra.
Biografía de Difusión Cultural UNAM, Taller Igitur y Proyecto Patrimonio:
Nuno Júdice (Mexilhoeira Grande, Algarve, Portugal, 1949). Ensayista, poeta, novelista y profesor universitario. Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Lisboa y doctor por la Universidad Nueva de Lisboa. En el ámbito académico, desempeñó su labor como profesor en la Universidad de Lisboa impartiendo seminarios de Literaturas Ibéricas Comparadas, Poesía Moderna y Contemporánea y de Teoría y Crítica Literarias. Además, fue agregado cultural de Portugal en Francia donde también dirigió el Instituto Camoes.
A lo largo de su carrera, fue reconocido con el Premio Neruda (1973), Premio de Poesía de la Asociación de Escritores Portugueses (1995) y XXII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2013), además del Pen, el Dinis, y el Asinou, entre otros. Fue también nombrado Oficial de las Artes y de las Letras, en Francia, y recibió la condecoración de "Gran Oficial de la Orden de Santiago y Espada" en Portugal. Actualmente se lo considera uno de los poetas más importantes de Portugal.
Entre sus poemarios están: A Noção do Poema (1972); Crítica Doméstica dos Paralelipípedos (1973); O Mecanismo Romântico da Fragmentação (1975); A Partilha dos Mitos (1982); Lira de Líquen (1985); A Condescendência do Ser (1988); Enumeração de Sombras (1989); As Regras da Perspectiva (1990); Um Canto na Espessura do Tempo (1992); O Movimento do Mundo (1996); A Fonte da Vida (1997); Teoria Geral do Sentimento (1999); Linhas de Água (2000); A Árvore dos Milagres (2000); Cartografia de Emoções (2002); O Estado dos Campos (2003); Geometria variável (2005); As coisas mais simples (2006); A Matéria do Poema (2008); O Breve Sentimento do Eterno (2008), Guia de Conceitos Básicos (2010), Navegação de Acaso (2013) y O Fruto da Gramática (2014), entre otros. Su poesía completa ha sido colegida en dos ocasiones: en 1991 bajo el títuloObra poética (1972-1985); y en 2001, en esta oportunidad teniendo por títuloPoesía reunida. 1997-2000.
Nuno Júdice emprendió el camino a la eternidad el 17 de marzo de 2024.
** Doce poemas de Nuno Júdice, leídos por Blanca Luz Pulido, aquí.
Compartimos la intervención de Hildebrando Pérez Grande en la presentación del libro póstumo de Pablo Guevara "Qosqo Raymi. El libro de las instrucciones" (Pakarina Ediciones, 2021).
entre el cerezo, la sakura, la flor de loto y el olivo:
Jesucristo tamiza en el Atacama
semillas de uva colorida.
Se muere el Perú, Wata,
y sólo recuerdo lo que dijiste de mi tía:
“Estaba buena tu tía Carmen,
no parecía china”.
Sonreí sin ofenderme, porque en el Perú nadie
parece nada.
Había un chifa.
Tomabas sopa wantan
con tus amigos chinos,
y mientras se buscaba un emblema
que superara el centímetro y medio
de diferencia en los párpados,
un gallo rojo
emitía un sonido más fuerte que la nada.
Se nos muere el Perú.
El canto del gallo volverá cuando vuele la piedra.
(deBi-rey-nato)
Crédito de la foto: Dirk Skiba
POEMA A LA DISTANCIA
si yo fuera eielson pintaría un colibrí en tu lengua
si has sentido alguna vez que hablas con la pared que hablas con la pared y recuerdos de pajaritos muertos y niñas amordazadas en zaguanes repletos de gatos apareándose como en un anime muy sangriento, muy cruel
y que todo tu amor no es más que un vómito que alguien pisa sin percatarse de la humildad repentina en su zapato y un muchacho bueno te dice que no eres su tiempo y corres por un pasaje enrejado de buenos aires buscando otra melodía
un andar de procesión que sea como un dedo intermitente en el hueco más hondo de tu cuerpo y no sabes como encender la luz en los ojos de todos tus amigos de toda tu familia que parece culparte de tantas desgracias de los niños que mueren y de los cuadros mal pintados
si no sabes cómo pintar uvas en un bodegón que reclama a gritos el espíritu de la embriaguez
porque el escenario de nuestra locura y nuestra impotencia es más grande y más hondo que todas las penumbras
si no hay luz cenital ni trazo en la guardia plana que solo ansía una nueva suerte y el esperma glorioso se pierde en las mangas usadas de este siglo lleno, lleno de basura
si no ves con ojos de la duda la desesperación del cubismo por qué hay liquen en el pelo y cámaras escondidas vigilando la historia, espiando dementes las heladeras muertas de frío
es que falta amasar el pan poner ajonjolí en la lengua de un caballo pedir a un hombre que me bese la espalda sin darme cuenta que mate a mi hermana que haga justicia a la niña que no he curado y me devuelva la gloria de ese grito interminable que sale de mi coxis, de las cosas que no entiendo de la constante negación de mi útero de elefante.
(de Un salmón ciego)
DIRTY WONG
Casi al anochecer, pateo mi propia sombra de hielo.
Salgo a guarecerme de mi última herejía
por el alambrado neón hispano,
California lingüística y fractura.
El reino de los habladores me circuncida como a una araña triste.
California es un continente: son depredadoras,
eructan el alimento robado al soberano,
herederas anglófonas de virtudes tridimensionales.
No han podido curar su melancolía medioeval. Allí,
proyectadas en otro imperio de Piedras santas,
rasgadas en su moneda bilingüe.
Nos buscamos. Lo presiento. Me conmueven.
Compartimos la misma duda,
la nueva tela que tejeremos, nos condenará al cáncer o
a la tristeza,
a la ambivalente soledad.
Ellas auscultan el porvenir en idiomas que yo ni me puedo imaginar,
japonés o árabe, por ejemplo.
Gálico.
En la penumbra es fácil desvestirse y succionar los finísimos hilos erectos.
Cada poro espera por algo, extraña jadeos, soplidos lejanos y manías copiadas de
absurdos jardines pornográficos:
amarás el vuelo arácnido, amarás a tus hermanos, cogerás con tus primos y desearás a tus tíos.
Este es un vergel fundado con la sangre de los chivos expiatorios.
Pienso que debí ir más seguido al cine en minifalda
y masturbarme con películas baratas.
Así no me asustaría,
con ninguna anécdota sobre los chinos del barrio
timbeando toda la noche,
gambling se dice en inglés.
Jugándose la vida.
Regresan a su casa con los bolsillos vaciados por el
placer de echar los dados al abismo:
Los que siempre ponen el ojo en la mujer equivocada.
Las que deseamos al hombre que nunca nos va a pertenecer.
Durante el juego dejan pasar en la tele
Terciopelo azul y Muholland drive,
podrían constituir una hecatombe en el neurocórtex.
Sólo un marido alemán hubiera consentido en ir conmigo a la función de medianoche y mientras, Isabella Rosellini aguanta el llanto, él cambiaría de butaca y diría algo así:
—Mache es selber Kleine, ich gehe kurz eine rauchen…[1]
Me liberaría de la utopía de hombres latinoamericanos, de los santos Tupacs con sangre real, amantes de sus hordas y sus pueblos sumisos y devotos. Eso, me libraría de escribir una hagiografía de mi padre oriental. Eso, me liberaría de ver la saga completa de Matrix y ser la fan número nueve millones mil quinientos de Saint Keanu en Instagram.
Mi sombra y yo
nos pateamos mutuamente,
jugamos una suerte de gincana popular.
Trato de limpiar con alcohol mis turbios deseos,
mirada irónica sobre los dientes amarillos.
Los cigarros se deslizan de las bocas secas que contienen el apetito por el vecino y flirtean con lejanos perfiles en países aún más lejanos que la luna.
Todos han enfocado su atención en la película
y no en su propio deseo.
Afuera huele a anticuchos,
ese olor a vinagre y ají molido.
En la penumbra
he tomado una mano oscura
y le he suplicado
salir conmigo
a tomar aire fresco.
[1] Nota del editor (NE): Traducción del alemán: Hágalo usted mismo, pequeño, voy a fumar un momento…
MIA FILHA E UMA GAZELA
¿Por qué escrivo este poema en Portugués?
Una esquina se aquilata de cómo acuestes tu espalda cansada de noche aguaitando
El farol se rompe en lágrimas maternas
¿Qué le pasa a la filha que quiere correr como gacela? Introducirse en el pesebre nórdico
De las cuevas misteriosas de los altos de Jalisco
Te desenrosco, pequeña... te desconozco en tus cuatro patas ágiles
Elevándote ligera sobre mí, sobrevolándome con pericia.
Obviando mi leche materna y mis cromosomas ennegrecidos por la rabia
Tengo tres inviernos a cuestas, pequeña
Poco hombre, mucha hambre de abrazos honestos
Esos que desgarran los bolsillos marxistas de mi circunferencia Nunca he sabido si un hombre quiere un beso o mis oídos prestos Nunca sé si mis piernas
O un potaje bien preparado
Nunca si quiere elevarse sobre la copa rampante de los árboles desnudados por la nieve
En invierno, lo opuesto a hija es nostalgia
Y ese dolor que quema como hielo atizado con pintura roja
Quedo preñada del mar. En invierno siempre me embaraza el mar.
Pero ya no doy de parir ninguna pequeña, sino soliloquios, matanzas imaginarias
De una especie de ilusiones que se van convirtiendo en problemas neuronales o lapidan el riñón de la forma más extraordinaria, que la nieve pueda construir en los ojos
Digo que prefiero el verano, sin embargo, el invierno es la estación de las hijas, porque buscan a sus madres, se acurrucan en sus axilas azuladas, enmohecidas por esos abrazos rechazados
Las palabras que dicen estar de más y la longitud entre el vientre y la placenta apestosa
En un palacio de crímenes que se van desperdigando como huevos de ave acabada de disparar.
Del francotirador poco se sabrá. La gazela vieja seguirá esperando un cuarto invierno que nunca llegará. El venado azul es un tótem, una muralla que impide el melodrama familiar en la evolución de las especies. Y la pequeña gacela se ilumina con su propia menstruación y
su saliva
Y allí volando
Ajena a este dolor de haber parido hace mucho ya, pero recrearlo en la venganza sonora del primer amor, el que inicia en el placer a la verdad y la mentira, el estómago rumiante
Y los copos de hielo acicalados por la economía de los bosques de bohemia.
No estornudes, que todas las grutas caerán. Esa otra mejilla que has puesto históricamente para que te apabullen se vengará de ti cual mantra.
*** El quinto poema fue seleccionado por Paul Guillén.
Julia Wong Kcomt nació en Chepén en 1965. Fue una poeta, narradora, gestora cultural, de ascendencia china. Directora del Festival de Poesía en Chepén. Anteriormente, también impulsó encuentros literarios en Argentina. Vivió en varios países como Alemania, China, Argentina y Portugal. Entre sus publicaciones más destacadas se puede encontrar Pessoa por Wong, un artefacto híbrido, que considero uno de los grandes antecedentes de poesía documental en el Perú y en Latinoamérica. En un post de 2019 apunté sobre este libro que es "un texto escrito mezclando el libro de viaje, la traducción y la poesía documental, que reflexiona por la relación con el padre, la migrancia, las fronteras y los afectos. Lo interesante de Wong es que se entronca con un tipo de poesía experimental, donde cobra importancia el documento, la intervención de imágenes, el ensayo, el apunte autobiográfico; en este tipo de poema no es tanto la socialización, sino el yo mutable e híbrido" (Paul Guillén sobre Julia Wong). En setiembre de 2023, en una librería de Barranco, se presentó su último libro publicado en Lima, 11 palabras. Una noche de un lunes con amplia concurrencia y firmas y fotos por doquier. No pude dejar de pensar en que esa era como una especie de despedida. La querida Julia Wong partió de este mundo el 13 de marzo de 2024. Aunque en el caso de Julia Wong es muy difícil dividir su escritura en géneros literarios, copiamos aquí una bibliografía sacada de Wikipedia:
Poesía
Historia de una gorda. Editorial Libertad, 1992, Trujillo, Perú.
Los últimos blues de Buddha. NoEvas editoras, 2000, Lima, Perú.
Iguazú. Editorial Atril, 2005, Buenos Aires, Argentina.
Ladrón de codornices. Editorial Patagonia, 2007, Mendoza, Argentina.
Bi-rey-nato. Editorial El suri porfiado, 2009, Buenos Aires, Argentina.
Un salmón ciego. Borrador Editores, 2008, Lima, Perú.
Un pequeño bordado sobre la vergüenza. Matalamanga Editores, 2011, Lima, Perú.
Lectura de manos en Lisboa. Melón Editora, 2012, Buenos Aires, Argentina. Editatú, 2013, 2022, Lima, Perú.
La desmineralización de los árboles. Paracaídas Editores, 2014, Lima, Perú.
Un vaso de leche fría para el rapsoda. Celacanto, 2014, Lima, Perú.
Oro muerto. Cascada de Palabras Cartonera, 2017, Ciudad de México, México.
en sus ojos la historia tropezaba en las estaciones
y embriagados, se disimularon como barcos anclados.
Se distanciaron para encontrarse de nuevo.
Se intuían y dormían cansados.
Y en los pecios de su amor,
tropezaba almíbar, nocturno y callado
su creación.
APROXIMACIÓN
Hey - The Pixies
"En Lima se ven pocas estrellas,
pero si cierras los ojos se pueden ver más".
UNO
Llámame esta noche
donde la muerte fracasa
pidiendo nuestra documentación
no fuimos bienvenidos en las iglesias
ni en las comisarias
por nuestro vestigio galvanizado
de rastro errante
ese alfabeto de ruido y carne
persiguiéndose en su color mareado
canta la noche con sus pájaros
creciéndose en su angustia
de celebrarse alto
hasta extinguir
su abismo perturbado
remediándose a besar
la vanidad
de imitarse
un animal
hecho
bohemio
DOS
te duró el azar
como una moneda
y dormida en tu brazo
la noche acomodo un ritmo
como la lluvia dibujándose
violenta en su gravedad.
AERODINÁMICA DE LOS HOMBRES
"Iré a verte sólo cuando tengas el ánimo de un pájaro
Así no te quejarás más de mí".
Antonin Artaud
todo recuerdo es un concepto.
Sobre el Huallaga
en esta gravedad, en esta altura
confundo los aviones con los puentes
las ciudades con tus nombres
Uchiza, Santa Lucía, Tingo María
Aguaytía
ave negra
Ahora el cielo es eterno
y el recuerdo fluvial
bajo la sombra
de tu nombre
trescientos pies de altura
y siento anfibiamente el amor
cuando el sema es delicado
y la lluvia cae expresándose
sobre tu piel
siento anfibiamente el amor
en la seguridad eléctrica de tu voz
donde el sol
arde demasiado como tu nombre
Entiende que lo mejor es complicado
reconocer en la sombra y advertirse en la luz
donde cada vocal reunida
dibujaría desde el alba
el garabato floreciendo
como un narciso
confundiéndose
bajo el Huallaga
atreviéndose
hacia el lado nocturno de las cosas
hacia la nada.
(de Álbum)
0_0012
trota el nervio supra orden nuclear dígito perfecto del nombre de Dios
de antemano se atestigua
extremo e inseguro
cayendo
para el lado más cercano
de la noche
y lejos
su nervio azul
como una luz uránica
temblando
haciendo crecer la noche
como una turba
una fiesta insoportable
que humilla su cabeza.
0_026
pero que canciones
van cribando como flores
pétalos de carne
ojos y azucenas
de flor a flor quema el alma
como la canela en su fortuna
y el crisantemo
ocultándose en la noche misma
que es el tormento.
que canciones van cribando
mientras el viento
en su rumor
hace un silencio inadecuado.
y hoy la piel donde yo escribo,
es una canción de nardos
vagas hierbas engendrando
el hongo amargo de tu multitud.
(de Falso Jazz)
* Los textos han sido seleccionados por Paul Guillén.
Fernando Waroto (Lima, 1993). Estudió Literatura en la UNMSM. Fundador y director Hierba/Zine. Finalista en el I concurso de poesía experimental Jean Brossa (Cuba). Primer puesto en el concurso internacional de poesía erótica Isabel Vigo con Canciones para June. Ha publicado las plaquetas Devociones, Gabaratos, Anotaciones y Correspondencias. Fundador y directo Circo Editorial, administra el blog www.manualdepirateria.blogspot.com Ha publicado textos en revistas nacionales e internacionales. Ha publicado dos poemarios Álbum (Editorial Libre e Independiente, 2021) y Falso Jazz (Editorial Libre e Independiente, 2023).
Rafael García-Godos Salazar (Lima, 1979) a.k.a. NUGGETS RAGGS. Es autor de No importa borrar (Lluvia, 2000), viruspop/raggs (Divino Niño, 2004), queridolucía (EstaNoEsUnaPutaEditorial, 2007), MVX0 música para monstruos (Paracaídas, 2017 y en España: Liliputienses, 2020), Reality Nuggets (Perverso Editorial, 2020. Mejor libro del año Crónicas de la diversidad), Bellezo/Mariposario (México: Niño Down, 2022) y Bellezo (yo me muero sin patria) (Gato viejo, 2023). Premios: Poema-Objeto Oquendo de Amat (Lima, 2005), de la Municipalidad Metropolitana de Lima y en dos oportunidades obtuvo el Dorian Arts a la poesía transgenérica y de diversidad sexual (Lima, 2006 y 2007).
***
Bellezo (yo me muero sin patria) ha sido nominado a Mejor libro de poesía 2023 por Crónicas de la diversidad. Si te gustaron estos poemas puedes votar aquí
El poeta a los 35 años. Archivo de Manuel Pantigoso. Fuente: Cervantes Virtual.
Sydal
Encadenada tu voz al gozo sydal viajas conmigo
y se agazapan en la nostalgia los fastos tu ternura
y abruptas florecen encerradas las palabras
como el sol cuando el horizonte lo divide y lo devuelve
supiste detener el mar mas no la playa
(las olas dejaron abiertos tus aromas)
cada segundo sydal tu luz entre mis yemas
cada segundo mis ansias de irme dejando atrás para mañana
supiste abrevar mis ojos los espacios antiguos
y juntos beber los labios dolidos que se inclinan
al ausentarse mis infancias y acudir en su agonía
plácido dolor tan suave ahora y siempre ya sin término
supiste todavía mostrar recuperado el sueño
y al fondo de ese sueño el otro sueño que perdimos
para que cada uno tenga su cuota asegurada
y se busque en sus capas infinitas donde la piel se muerde
desplomada
para que se conozca en el retorno a su propio corazón
(pesa dijiste demasiado)
y se descifre
en todas las auroras soñadas desprendidas o más lejos
más lejos donde encuentra de bruces bastante espacio
nuestra hermosa y solitaria soledad deshilachada
sydal primera y siempre nueva explosión donde escondimos
la hora secreta de soplo amanecida
sydal la bienvenida
y el adiós hasta siempre el tiempo se levante
sydal la travesía
apretada sangre sydal alondra derramada.
(De Sydal)
Manuel Pantigoso con Octavio Paz en México en 1982. Archivo de M.P. Fuente: Cervantes Virtual
Pájaro de balde
Como pájaro de balde broto de tu floresta diluido de sol y de algas y aspiro el sonido reversible de la yerba de la brisa desprendida de los pámpanos al pico de pura llama templando a la noche sus puntadas sus rugientes zumos manando rubores sin fin porque sabes que aún persiste la vida en sus raíces en sus zanjas en su piel de alamedas donde bisbisean párpados y rocíos de puro corazón a borbollones la existencia filtrando al cerrojo posible de evitar al calendario palpitante y lúcido como un pájaro de balde y repartir otros treinta y uno y más los sueños y ser otras primaveras caminando y herir el capullo el silencio solo de seda mientras voy dejando cada día algunas plumas como rastros para cubrir tu cuerpo claro y recogernos luego a dúo por tu flora donde pía tu sangre tu licor hasta las ramas porque el amor es ala ligera y fugitiva música y torbellino que degusta apetencias por la tarde la reclusa de vuelos la de élitros a tus hojas desflecadas a mis dedos transparentes por causa del nuevo árbol que se viene devastando guarismos otro silencio con bellotas -tu verde mar a la intemperie- subiendo con el jugo de tu peso insobornable clepsidra goteando tu migración virginal tanto y cuánto apetecible seno de todas las imágenes eufónico al cristal purísimo de frutos donde cada letra penetra al mundo flavo hasta la piel o hasta las plumas para evocar un lluvioso amanecer de adioses cuando todavía el otoño no ha llegado y sin aires es posible devolverle la vida al sueño como un
pájaro de balde.
(De Reloj de flora)
Manuel Pantigoso con Jorge Luis Borges en Buenos Aires en 1983. Archivo de M.P. Fuente: Cervantes Virtual
Limbo
Porque acrisolas en cendal y mimbres
candeladas y crepúsculos
porque destilas en la tarde mi pasión y mi gozo
y el corazón flexible se estremece
y el follaje lentamente
cuán rápido oscurece purificado el viento
la savia donde mojo mi mano
para repasar toda tu piel con mi íntima lluvia en tu pecho
de aceite y sal candente de sudores
mi aleta que te envuelve y te salpica
para hacerte rodar otra en la playa y otra
distinta y concertina vez
el tiempo verde
como ubre de licor que fermenta al río
cada letra en las raíces venero de la tierra
un exhalo de mantillos y retamas.
(de Reloj de flora)
Manuel Pantigoso con su padre, el pintor Manuel Domingo Pantigoso, en el «Jardín de Magdalena» en 1985. Archivo M.P. Fuente: Cervantes Virtual
Genealogía de La Pampa
Soy el padre de mi padre
su geometría plana sin fronteras
soy el rostro de mi hijo y de mi abuelo
-atónita historia-
sus nuevas líneas y sus ángulos
algunas veces ando a trancos y otras
retrocedo en las vetas de tus cabellos quebradizos
luego nos caemos
ánima sola
por la arena
hasta que hembra y macho al fin
desnudamos nuestros cuerpos
y disputamos
geográficos miedos
(en la dirección de la Osa Mayor extendemos a la intemperie nuestras ropas)
-en el punto del cielo que acuatiza
la curva de la hoja que renace-
el vástago que soy
el resalto acodado de mi abuelo
lame tu extremidad derramada de sal en la neblina
así
hilvanando mi tú y tu yo
la lenta salida de tu línea en mi llanura
mi volumen de tu sueño en el espacio
por un ligero desplazamiento de la guja del sol
al aleteo
en tanto el candelabro -su amor tridente-
filtra el resplandor de la playa al otro lado de la colina donde el mar
se precipita
donde ciertos dioses moldeados de arcilla impulsaron el movimiento
del granito y de la arena
(algunos cuentan
que Wiracocha estrenó su corazón desde la altura
y Mama Ocllo resbaló de sus manos
preñada del rayo y de la brisa
como alondra)
soy el rastro del padre de mi padre superpuesto
ni burlado
ni agredido
inmune al gatillo que en la noche
lame sus uñas y en tus ojos se dispara
soy la ceniza de la marca del hijo de mi hijo
dormido y sin embargo
muy despierto
a la aventura
cruzadas las piernas y holgados los brazos
hacia el sur
mi genealogía está en la monda del mundo de todos los tiempos
en el lomo de un toro refractario que galopa
todavía no astillado por los astros
estampando con grafitos
su lengua
por la pampa.
(de Nazca)
Manuel Pantigoso con Nicanor Parra en Santiago de Chile en 1986. Archivo M.P. Fuente: Cervantes Virtual
Duras aguas negras lajas
A Panti, mi padre
Atisbo la piel fugaz del río
las rugosas nubecillas
las lajas del agua como lavadas sombras
y veo que me haces falta
los cercos del aire
la mirada del espejo
tus pinceles bajo el brazo
desde el Jardín más hermoso mi Madre
ofrece nísperos a los pájaros
nada parece haber muerto en la tristeza de los años
en los oscuros caminos de siempre donde
las luciérnagas encienden sus alas
y se incineran
porque morir es fácil y vivires lo que cuesta
acodado en la hoguera de los techos
de los trenes extraviados
cortándonos la cara los largos túneles negros
nuestras largas caminatas hasta hallarnos Padre
una salida
es difícil
pero a sueño de arder se aprende
a conversar contigo en el silencio blanco del parque
en la estación próxima (donde fuera)
a parar otras violencias
otras vigilias que se pierden
otros olvidos que sobreviven este infierno
de salivar en mi sobresalto tu reseca lengua.
(De Los Siete Uni/versos del Jardín de Magdalena)
* Esta selección fue realizada por Paul Guillén basándose en la muestra de poemas de Manuel Pantigoso publicada por Cervantes Virtual.
7 de septiembre del 2000. Arriba: Winston Orrillo, Marco Antonio Corcuera, Marco Martos, ¿Pedro Morote?, Rodolfo Hinostroza, N.N. y Carmen Luz Bejarano. En cuclillas: Manuel Pantigoso, Germán Carnero Roqué y Arturo Corcuera. Foto: Germán Carnero Roqué. Fuente: Casa de la Literatura Peruana
Manuel Pantigoso Pecero (Lima 1936-2024). Poeta, periodista, profesor universitario, dramaturgo, ensayista con un importante libro sobre Gamaliel Churata. Miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua y del Instituto Ricardo Palma. Hijo del pintor Manuel Domingo Pantigoso. Partió a la eternidad el 10 de marzo de 2024.
Poemarios:
- Salamandra de hojalata, Lima, Biblioteca Universitaria, 1977.
- Sydal, Lima, Capulí, 1978. Colofón de Washington Delgado.
- Reloj de flora, Lima, Capulí, 1981. Prólogo de Carlos Germán Belli.
- Contrapunto de la Mitomanía, Málaga, Corona del Sur, 1982.
- Nazca, Lima, Intihuatana, 1986. Prólogo de Augusto Tamayo Vargas. Colofón de José Antonio Bravo. - Amaromar, Lima, Intihuatana, 1993. Prólogo de Luis Jaime Cisneros. Colofón de Manuel Serrano y Augusto Tamayo Vargas.
- Arte-Misa, Lima, Intihuatana, 1998. Prólogo de Marco Martos.
- Calicantos de la pared del viento, Lima, La Tortuga Ecuestre, n.º 165 (1999). Colofón de Antonio Sarmiento.
- En-clave de sol del color, Lima, Ikono, 2007. Edición bilingüe, francés-español. Prólogo de Sophie y Nelson Vallejo-Gómez.
- Retablo de la Naturaleza, Lima, Ikono, 2012. Prólogo de Arturo Corcuera. Colofón de Jesús Ruiz Durand.
- Los Siete Uni/versos del Jardín de Magdalena, Lima, Ikono, 2015. Prólogos de Roland Forgues y Antonio Melis. Colofón de Antonio Sarmiento.
- Piel de la palabra. Antología poética. Lima: Altazor/Casa de la Literatura Peruana, 2016. Selección y prólogo de Antonio Sarmiento.
Juan Gonzalo Rose en la década de 1950 en México, disfrazado de vaquero mexicano (Foto: Archivo familia Rose Gros). Fuente: Casa de la Literatura Peruana
LAS CARTAS SECUESTRADAS
Tengo en el alma una baranda en sombras.
A ella diariamente me asomo, matutino,
a preguntar si no ha llegado carta;
y cuántas veces
la tristeza celebra con mi rostro
sus óperas de nada.
Una carta.
Que me escriba una carta quien me hizo
los ojos negros y la letra gótica,
que me escriba una carta aquella amiga
analfabeta de pasión cristiana;
duraznos de mi tierra: que me escriban,
vientos los de mi rambla: que me escriban,
y redacte una carta pequeñita
mi hermana abecedaria y pensativa.
Muertos los de mi infancia
que se fueron
dormidos entre el humo de las flores,
novias que se marcharon
bajo un farol diciendo eternidades,
amigos hasta el vino torturado:
¿no hay una carta para Juan Gonzalo?
Si no fuera poeta, expresidiario,
extranjero hasta el colmo de la gracia,
descubridor de calles en la noche,
coleccionista de apellidos pálidos:
quisiera ser cartero de los tristes
para que ellos bendigan mis zapatos.
El día que me muera —¿en una piedra?—,
el día que navegue —¿en una cama?—,
desgarren mi camisa y en el pecho
¡manos sobrevivientes que me amaron!
entierren una carta
(de Cantos desde lejos)
Fuente: La soledad de la página en blanco
MARISEL
Yo recuerdo que tú eras
como la primavera trizada de las rosas,
o como las palabras que los niños musitan
sonriendo en sus sueños.
Yo recuerdo que tú eras
como el agua que beben silenciosos los ciegos,
o como la saliva de las aves
cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.
En la última arena de la tarde tendías
agobiado de gracia tu cuerpo de gacela
y la noche arribaba a tu pecho desnudo
como aborda la luna los navíos de vela.
Y ahora, Marisel, la vida pasa
sin que ningún instante nos traiga la alegría...
Ha debido morirse con nosotros el tiempo,
o has debido quererme como yo te quería.
(de Simple canción)
Tania Libertad y Juan Gonzalo
EXACTA DIMENSIÓN
Me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas...
y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas
cuando llega el verano...
y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas en las tardes de enero
cuando llega el verano...
y más precisamente:
me gustas porque te amo.
(de Simple canción)
Gustavo Valcárcel, Violeta Carnero, Manuel Scorza y Juan Gonzalo
¿Ves a ése que cruza sobre un paquebote de colores, con la camisa abierta, el Gran Lago de Nicaragua? Soy yo, antes que tu pecho soportara mi cabeza de oso ensangrentado.
¿Ves a aquél que en Mazatlán suspira ennegrecido, sin importarle las brillantes manzanas ribereñas, ni los rostros, ni al arpón de los cactus en las lomas surcadas por cintas violetas? Soy yo, esta ardilla feliz que se te escurre entre los brazos y las piernas hasta hacerte sonreír.
¿Ves el gañán que tuvo en una misma noche de Mendoza dos amores y un mate más caliente que el ron, mientras se iba alejando el vaho de los trenes hacia el alba? También soy yo, el mismo que te espera bajo los portales de San Agustín, impaciente y poseído por un inexplicable aroma de jazmines.
¿Percibes los islotes de plátanos heridos echados a morir, allá en la huelga bananera de Honduras 1955, entre mantas de moscardones ebrios de azúcar y placer, cuando el sol y la firme voluntad de los hombres eran toda la pureza de la tierra? Allí estuve con Daniel que sostenía con su guitarra la mandíbula de los amaneceres moribundos. Igual que ahora te sostengo en el lecho de este cuarto, cuando cae tu esperanza como un fardo temiblemente azul.
Deseo que comprendas: no soy solamente el que te moja y te deja, el que te persigue y te rechaza sobre aullidos y almohadones, sino también el que fui, el que estuvo en las comarcas luminoso y manchado, el peregrino juvenil y apuesto cuya camisa despintaron por igual los excesos de las lunas y las furias de las colmenas volcadas en hoteles desapacibles; son otros los que en mí te tocan el ánfora del vientre, cuando el desmayo del placer y el vino de la tardía sensatez nos obliga a pensar en las semillas y en las podas sangrientas; porque también los vástagos se sientan en tu mesa para verte cómo cambias de colores a la hora del té.
Y te digo todo esto, porque he venido acá para quedarme; porque eras tú lo que buscaba entre las colas de los navíos y entre las altas marañas del Darién. No soy de los que esperan en las gradas de los atrios la picadura del amor; menos aún cuando el esplendor de los anuncios había colmado las jarras de mi huerta y hasta el chasquido de los pololos en las ventanas me azoraba de impaciencia el corazón. Hube de ir a buscarte; a rastrear tu huella de venado; el olor de tu cuerpo, con el cual el estío fermentaba los ciruelos de mi abuelo Samuel.
Enciérrame. Protégeme. Y deténme. Deténme. Aquí, ahora, todo es oscuro y silencioso. La sombra ha borrado toda página. Apenas, doblegando los pétalos de vidrio, penetran los rumores apagados de una luz callejera y la halagadora sospecha del otoño. Aquí, sólo nosotros. Nosotros dos, en nuestra alcoba, mientras Lima tirita bajo la neblina y un niño como yo, igual que yo, tal vez yo mismo, se echa al hombro sus versos y se escapa hacia el mar.
(de Las nuevas comarcas)
* Textos seleccionados por Paul Guillén.
DE IZQUIERDA A DERECHA: Gustavo Valcárcel, Teresa Pereira (esposa de Alejandro Romualdo), Alberto Hidalgo, Violeta Carnero, Gustavo Valcárcel Carnero, Arturo Corcuera, Alejandro Romualdo (sentado), Juan Gonzalo Rose (en cuclillas), Ana María Miranda (esposa de Héctor Béjar), Francisco Bendezú, Héctor Béjar, César Calvo y Eleodoro Vargas Vicuña (en cuclillas). Fuente: Revista Martín.
Juan Gonzalo Rose Gros (Lima, 1928-1983) "fue una de las voces más reconocidas de la llamada
Generación del 50. Nació en Barrios Altos, en el viejo centro limeño, pero pasó su infancia en Tacna. De nuevo en la capital, conoció en el colegio a Gustavo Gutiérrez, el futuro teólogo. Ingresó a estudiar Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde fue dirigente estudiantil, y partió luego a México. Allí conoció al poeta español León Felipe, que prologó su primera obra, y permaneció junto a los peruanos exilados por la dictadura del general Odría. En 1958, ya de vuelta, obtuvo el Premio Nacional de Poesía. [...] Hizo algunos viajes por Europa y América, ejerció el periodismo, incursionó en el teatro y destacó como compositor de las letras de algunos célebres valses criollos. Su poesía, marcada inicialmente por un fuerte compromiso con la lucha social, fue afinando un lirismo romántico de especial ternura y musicalidad. Rose murió a los 55 años, luego de una vida de intensa bohemia". Fuente: 46412-boletininternacional185.pdf (www.gob.pe)
Libros: La luz armada (Prólogo de León Felipe. México: Ediciones Humanismo, 1954); Cantos desde lejos (Lima: Penta Ultra, 1957. 2 ed. Lima: Abreva, 2015); Simple canción (Lima: Forma y Poesía, 1960); Las comarcas (Lima: Industrial Gráfica, 1964. 2 ed. Lima: Máquina purísima, 2023); Contrapunto de la patria (Tacna: Editorial Caplina, 1967); Hallazgos y extravíos (Antología personal. México: FCE, 1968); Informe al Rey y otros libros secretos 1963-1967 (Lima: Milla Batres, 1969); Obra poética (Lima: INC, 1974); Biografías breves de la vida breve (Lima: Colección Gárgola, N° 7, 1975); Camino real (Antología. Prólogo de César Lévano. Lima: Voz de Orden Editores, 1980); Poesía (Lima: Editorial Colmillo Blanco, 1990); Las nuevas comarcas (Lima: FCE, 2002); Obra poética (Lima: INC, 2007); Antología poética (Lima: ediciones SM, 2015) y Tu voz. Antología de poemas y canciones (Lima: La píldora púrpura, 2019).
Carlos Germán Belli y Sonia Luz Carrillo (Lima, 2015).
A una mariposa muerta
en un estanque
Una confusión te arrastró al celeste
artificial
¿Cómo fue que caíste
Suicida negra
y amarilla?
Solitaria
ahora en el inmenso
cuadro no pintado.
¿Te faltó a tiempo
El punto de referencia
que atajara la caída?
¿El gesto que
advirtiera
que el cielo estaba
exactamente
al frente
de lo que feroz y ladino
te imantaba?
Nada estuvo cerca
Nadie estuvo cerca
Y si hubiera estado
¿Habrías cesado el enardecido aleteo?
Suicida negra
y amarilla
es desesperante la belleza
de este cuadro no pintado
la belleza ahora inútil
que procuro aprisionar en estas líneas
como un último intento
de salvarte.
Sonia Luz en 1973, año de la publicación de su primer libro Sin nombre propio.
Toulouse sosegada a la hora
en que se inventan premuras
Llévate
el río Garonna
a esta hora del crepúsculo.
Llévatelo
en la retina
a esta hora
Mientras el sol
dora blacones sonrosados
y es calma
el agua que
el viento lame
verde y oro
Llévate a Toulouse
con el eco
de su helado sol
extranjera
solitaria y muda
en el malecón desierto
en medio de los pasos
Lectora
de inscripciones invisibles
a otros ojos
que miran sin ver
que ven
sin dejarse mirar.
Toulouse
se queda mientras entras o sales
sin haber aprendido
casi ninguna
de sus señales.
La condición de lo diferente
está en tu lento caminar
que estorba
el paso de los que corren.
La condición de lo diferente
está en tu gusto por mirar y mirar
sin importar que te vean.
Estás de paso.
Dentro de poco
la belleza de estas calles
estrechas y sonrosadas
será apenas
un fragmento iluminado
a lo lejos
por este sol helado
sobre el Garonna
verde y oro
a esta hora
del crespúsculo.
* Todos los textos pertenecen a Callada fuente y han sido seleccionados por Paul Guillén.
Sonia Luz Carrillo Mauriz (Callao, 1948). Poeta, periodista, crítica literaria, profesora universitaria en la Universidad Mayor de San Marcos. Miembro de la Generación del 70. Poemarios: Sin motivo aparente (Causachun, 1973; 2da ed. Qwerty, 2023), Poemas (1976), ...y el corazón ardiendo (Ediciones Poesía, 1979. Prólogo de Alejandro Romualdo), La realidad en cámara oscura (Ediciones Capulí. Colección Urpi dirigida por Cecilia Bustamante, 1981), Tierra de todos (Ediciones Poesía, 1989), Las frutas sobre la mesa (Arte/Reda, 1998) y Callada fuente (Paracaídas, 2011. Epílogo de Jorge Nájar).
Rosa del
Carpio (Lima, 1933-2021) en Contra señores del mundo gobernadores de estas tinieblas
1955-1980, publicado en 2011 por el Grupo Editorial Arteidea, recoge su breve,
aunque bella, producción poética agrupada en 6 secciones tituladas: Entre dos
orillas de 1955, conjunto por el que ganó el Primer Premio en los Juegos
Florales de la Universidad Nacional de San Agustín; La conquista del trigo y
Miserablemente humana impresos en Arequipa por Editorial Miranda en 1964 y 1966
respectivamente, a los que se suman las colecciones inéditas El instinto de las
moscas, Velámenes y Poemas del hospital. Así, asistimos en un poco más de 120
páginas al recorrido vital y poético de una mujer que entrega su palabra durante
25 años sostenidos. Además, del Carpio participó en el Grupo Intelectual Primero de Mayo, grupo fundado en 1956 e integrado por Leoncio Bueno, Víctor Mazzi, entre otros escritores proletarios.
En
sus primeros versos titulados “Entre dos orillas” se recogen diez poemas. En el
primero de ellos se sostiene que el hombre no es el centro del universo. Rosa del Carpio afirma: “Cuándo nuestro hueso/
será signo descarnado/ si las aves aun construyen nidos en nosotros/ crecen las
gramíneas/ el sodio vuelve al sodio/ y el carbón es la posibilidad del
diamante”, en estos versos detectamos la presencia del reino animal, vegetal y
mineral unido a la condición humana, pero esta condición no es antropocéntrica,
sino que une todas estas latencias en una misma experiencia que es el cuerpo
del poema. En el segundo texto este hecho se torna más notorio cuando dice que
“Pero hay horas/ en que nos huyen las aves/ que antes comieron de nuestra
mano”, es decir, que la experiencia humana se va disgregando con el resultado
que “nuestro beso se siente/ como el frío pegajoso/ que viene de la noche”. Los
primeros versos del tercer poema nos desconciertan, pues se incide en que “En
realidad ella siempre habitó en nosotros”, pero ¿quién es ella?, ¿se trata de la
noche como símbolo o realidad concreta? Del Carpio continúa y dice: “La pequeña
y encarnizada fiera/ olfateando el olor de nuestra sangre/ atenta a la pausa/ a
la prolongada pausa/ del murmullo perfecto de los órganos”, estos versos nos
hacen pensar en que la noche guarda esas dos posibilidades: una noche
simbólica, una noche de experiencia mística con el cuerpo, o también una noche
como constatación de una realidad cercana y desconcertante. En el poema cuatro
no se clarifica si es que se habla de la noche o de la figura del poeta:
“Dicen que caminaba entre los árboles/ que un frío viento estremeció su
cabellera”, en todo caso, si se trata de la noche hay una especie de
personificación entre mujer-poeta y noche. El poema quinto nos ayuda a
vislumbrar alguna especie de clave, pues afirma que “más allá de todos los
colores/ de las infinitas formas/ que pueblan los mundos posibles/ y también
los imposibles”, esto es, a las claras, una forma de la experiencia mística,
pues podemos entender lo posible e imposible como relacionados con los mundos
sensibles y supra-sensibles. El poema sexto se enmarca en una experiencia
humana particular como hemos dicho antes, porque se convoca unas alas, unas
algas, al crepúsculo y la aurora, pero si hasta ahora estamos percibiendo que
se despliega una poesía que podríamos llamar trascendental o con ribetes
místicos, en este poema tenemos un primer indicio de discurso social, el último
verso del poema sexto dice: “Se evita caminar sobre la paz de las osamentas”, pero
¿cuáles son esas osamentas? El poema séptimo es uno de los más herméticos del
conjunto, se nos habla de dos sellos y se concluye que “Solo una breve señal
marca la diferencia”. El poema ocho es el primero en que la poeta se reconoce
más plenamente en sí misma: “Amo en mí/ la parte más tibia de mi corazón/ la
que me acerca a tu latido/ a la esperanza”, de nuevo, se convoca al vuelo de
las aves, las flores y la tarde, para vislumbrar “los nuevos sueños”, entonces,
en este momento sí podemos detectar dentro de un fondo lírico una preocupación
por la dimensión social del hombre. En el poema nueve podemos afirmar que las
dos orillas y tal vez los dos sellos son la vida y la muerte: “Solo sé que no
estaré presente/ que mi polvo se habrá dispersado/ y se borrarán las huellas de
mis años”. El poema diez cimenta esta idea, pues ahí se apunta que “Esa rueda
infinita/ gira entre dos orillas”, el cuerpo habita en la encrucijada de la
vida y la muerte.
La
conquista del trigo, poemario de 1964, y el más conocido y celebrado de Rosa
del Carpio, se compone de 28 poemas. El
primer poema titulado también La conquista del trigo nos da una serie de
posibilidades, puede tratarse de un poema de amor, pero también puede tratarse
de un poema de amor guerrillero, o las dos cosas a la vez, en ese poema leemos:
“Cuando vayas con tu pecho acorazado/ hacia la batalla del trigo/ […] Dame tu
mano guerrillera/ y tu risa de amaneceres”. Ese poema se instala en un presente
que connota un futuro que no vivirán estos personajes, pues se dice que “Para
la cosecha tal vez no estemos/ quien sabe si con ojos de tierra/ veamos la
danza de las gavillas/ y los hombres/ bajo un cielo como pupila de niño,/ quien
sabe si convertidos/ en cascada o en río/ cantaremos la canción de la
victoria”. El segundo poema refuerza nuestra percepción, pues es titula “Amor
en la pólvora”. No olvidemos que en esa misma época Javier Heraud había sido
acribillado en 1963, que estaban en ebullición los movimientos guerrilleros
como el Ejército para la Liberación Nacional (ELN) o el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y que, además, la revolución cubana había ocurrido a la
vuelta de la esquina. Aquí podemos apuntar que La conquista del trigo guarda
resonancias con la poesía política de nuestro gran vate universal César
Vallejo. Del Carpio en un poema como “Sembrador de ternura” nos habla del
aborto: “Por el niño inédito/ que amamos/ amemos más la edad del niño”, esta
figura le sirve para estar del lado de los niños desvalidos y termina el poema
con la invocación de formar nacionalidad, pues se dice ahí que “ayudemos
pronto/ a construir la Patria,/ solo así/ el tiempo será nuestro”. Un poema como “rostro universal” nos da otras
pistas, pues a la mención de la esperanza se suman las de la paz y la de un
rojo corazón, connotando aquí un aspecto corporal pero también político. Los
siguientes poemas dan la idea de que la Patria debe construirse a partir de la
pureza de la infancia y acorde con las enseñanzas de los abuelos, además
la patria debe construirse respetando a la naturaleza, por ejemplo, en el poema
“Alfabeto” se dice “yo de maíz/ construía mi alfabeto”. Un texto como “Sitio
vacío” nos recuerda el famoso poema de Abraham Valdelomar “El hermano ausente
en la cena pascual”, aunque aquí el hermano está ausente porque se ha
convertido en un guerrillero. Otros personajes que se suman son la madre triste
y la hermana de quien se dice es una “dibujante de sueños”. Prosigue Rosa del Carpio y hace desfilar por
sus poemas a un niño muerto, a un niño descalzo, todas estas figuras desvalidas
dan el contraste frente a la esperanza en un mejor mañana que debe ser
conquistado por los guerrilleros. En las páginas finales de este libro, tenemos
el poema “Clase de geografía”, ahí se dice que el Perú limita por todas sus
fronteras con el hambre, el águila es la figura que no permite la prosperidad
de la nación, ergo, el águila representa el imperialismo yanqui.
El
siguiente libro de Rosa del Carpio es Miserablemente humana, se trata de un
conjunto publicado en 1966 con 22 poemas. Tiene un epígrafe de Aimé Cesáire, el
poeta teórico de la negritud, donde dice: “Mi apellido: ofendido; mi nombre:
humillado; / mi estado civil: la rebeldía; mi edad la edad de piedra”. Un poco
de contexto para entender esta inserción. Cesáire,
en su “Discurso sobre el colonialismo”, propone una ecuación bastante
destacable, pues sostiene que: “colonización igual a cosificación”, con el pretendido
progreso de la empresa civilizadora se instala el mito del incivilizado
bárbaro, cuando el propio Cesáire ha hecho ver que esta imagen errónea es
producto del europeo, es decir, África se encontraba en un proceso cultural
particular –lo mismo se puede decir para América o Asia– y Europa frena estos
procesos para imponer su dogma político-imperial: “Entre colonizador y colonizado
no hay lugar sino para la servidumbre, la intimidación, la presión, los
policías, el impuesto, el robo, la violación, las culturas obligatorias, el
menosprecio, la desconfianza, la altanería, la suficiencia, la grosería de
elites descerebralizadas y masas envilecidas”. La solución de Cesáire frente a
la lógica del colonialismo no es el retorno a un pasado arcádico, él manifiesta
que esa opción está teñida de exotismo; tampoco pretende que la sociedad
colonial se perpetué en el tiempo, pues tiende a instalar a los otros como una
masa, donde se vuelven cosas e incluso dice: “no se pudren por la cabeza las
civilizaciones. Primero es el corazón”. Para Cesáire la solución se encuentra
en su Cuaderno de un retorno al país
natal, donde dice: “A fuerza de contemplar los árboles me he convertido / en
un árbol y mis largos pies / de árbol han cavado en el suelo anchos / sacos de
veneno altas ciudades de osamentas / a fuerza de pensar en el Congo / me he
convertido en un Congo rumoroso”, es decir, lo que se quiere es que el hombre
recobre su capacidad de existencia acorde con su cultura. La creencia animista
de la naturaleza posee un saber particular que es amenguado por la cultura
blanca occidental. Estos saberes deben de ser recuperados, y puesto que la
memoria de los colonizados se encuentra llena de sangre, se propone una
recuperación, pero no un proceso pasivo. En ese sentido, Rosa del Carpio en el
poema uno de Miserablemente humana dice: “hubo días en que envidiaba al más
triste pájaro/ descubriendo gusanos en la podrida hierba/ en que quise ser
tigre saciándome en la sangre”. Es muy interesante que en 1966 Rosa del Carpio
traiga a colación a Aimé Cesáire, puesto que por ejemplo por esos mismos
tiempos se producía el movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos, aquí habría que marcar una diferencia, mientras que para otros poetas
peruanos va a ser determinante Mayo del 68 en Francia y la contracultura, para
Rosa del Carpio va a ser determinante los movimientos de liberación de
nacional, pero también hace eco de la opresión colonial, de raza y de género.
Para muestra un botón, dice en el poema VII: “Y digo, yo, la mujer de
envejecidos ojos asombrados/ este deseo de vivir humana es humillante”.
Finalmente, tenemos que la
antología se cierra con tres colecciones inéditas, siendo la primera de ellas
El instinto de las moscas con 19 poemas. En específico, en El instinto de las
moscas hay una metáfora entre las moscas y los hombres, producto de una
presumiblemente amenaza o explosión nuclear. La voz lírica toma la forma de un
animal y desde esa condición nos habla. El segundo conjunto es Velámenes
compuesto por once poemas. Se trata de un tema novedoso en la poesía de Del
Carpio, pues es la pregunta por el paso del tiempo con imágenes marítimas:
“terror de encallar/ sin haber surcado el océano”. Por último, la tercera serie
inédita es Poemas del hospital con apenas siete poemas. Aquí se da cuenta
acerca de la condición del cuerpo humano. Existe una medicalización de la vida
y una presencia ominosa de la muerte cercana. La conclusión de esta serie es
que “No hay salida para mí/ No hay ruta de escape”.
En Contra señores del mundo
gobernadores de estas tinieblas, unos versos sacados de Efesios, asistimos
a la esperanza en un mejor mañana, pero también a la comprobación que vivimos a
salto de mata en constante crisis. Rosa del Carpio, como dijimos antes, aporta
además del poema amoroso y del poema político, una reflexión sobre la mísera
condición humana, sobre el colonialismo y las opresiones raciales y de género
y por todo ello es valioso volver a visitar su obra.
Blanca Varela, Cecilia Bustamante y Magda Portal en México en 1981.
Cecilia Bustamante Moscoso (Lima, 1932-Texas, 2006). Poeta, editora, periodista, activista. Es la única mujer en haber recibido el Premio Nacional de Poesía del Perú en 1965. Fueron sus tías Celia y Alicia Bustamante, quienes animaban la peña cultural Pancho Fierro; por ende, José María Arguedas fue tío político de nuestra poeta. Según declaró Cecilia Bustamante era descendiente de Flora Tristán por vía materna y de Alfonso Ugarte por vía paterna. Más datos biográficos son proporcionados en este testimonio de vida publicado en la revista Iberoamericana de Pittsburgh: http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/4056/4224
Libros: Tres poetas: Cecilia Bustamante, Jorge Bacacorzo, Arturo Corcuera. Presentación de Ernesto More (Lima: Ediciones Pro-Hombre, 1956); Altas hojas. Prólogo de Juana de Ibarbourou y colofón de Luis Alberto Sánchez (Lima: Ediciones de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación Pública, 1956); Símbolos del corazón. Nota de Antenor Orrego (Lima: Ediciones de la Escuela Nacional de Bellas Artes, Colección Forma y Poesía, 1961); Poesía (Lima: Ediciones Flora, Talleres Gráficos P. L. Villanueva, 1963); Nuevos poemas y Audiencia (Lima: Ediciones Flora, Talleres Gráficos P. L. Villanueva, 1965); El nombre de las cosas (Montevideo: Editorial Alfa, Colección Carabela, 1970); 2.a edición (San Salvador: Editorial Cuscatlán, 1978); Amor en Lima (Lima: Ediciones de La manzana mordida, 1977); Discernimiento (México: Premiá Editora, S. A., 1982); Modulación transitoria (Lima: Ediciones de La manzana mordida, 1986) y Guardia de corp: poesía (Hamilton, Ontario: Paradise Books, 2005).
Retrato de Rosina Valcárcel Carnero realizado en 1970 por Luis Herrera Carnero
IRIS
En el Valle del Mantaro
Carolina
contemplamos el arco iris.
Hoy
ebria
aún
vivo
los colores de la retama.
Gustavo Valcárcel y Rosina Valcárcel
ROSA ALARCO
Poblaremos la estancia indócil
de nuestros antepasados
para reunir pronto la tierra dispersa.
Entonces, rosa mía,
en San Pedro de Casta
celebraremos tu risa clara
la fiesta del agua
junto al bosque de eucaliptos.
Arriba: Tulio Mora, José Rosas Ribeyro, Pablo Guevara, Rosina, Leoncio Buen y su hijo Carlos Zevallos Roman. Abajo: el zambo Tang, Jorge Pimentel, Fernando Sanchez-Schwartz "Carancho", Juan Ramírez Ruiz. Foto de Carlos "Chino" Domínguez.
IDENTIDAD
Hay un quechua cantor en mi regazo
un aymara un shipibo toda la negritud.
Cien combates hierven nuestra sangre
aunque Lima en primavera nos sea totalmente ajena.
Rosina en el Instituto Raúl Porras Barrenechea en 1981. De izquierda a derecha: Esther Castañeda, Carmen Ollé, Rosina Valcárcel y Blanca Varela.
CELEBRACIÓN DE AMARANTA
Viene el amor del mundo ciega yegua delirante
justo cuando te alejas al otro lado del mar.
¿Dónde estarás enero? ¿en la sal
de las piedras recibidas?
¿acaso te he perdido / corazón disperso
de las aguas?
Soledad de rosas, te envuelve la gracia
del tiempo
sobre la mañana seca y doliente.
Junco y capulí por qué socavas mi alma en roca
dime bella mía qué lejana extensión
qué movimiento formaron tu estatura.
Delgado y fugaz he visto tu frente
en los acantilados
con fuerza de ola y ritmo de alta mar.
Luciérnaga dulcísima aletea mi noche
apuntala mi columna desgajada
ay verano tardío tráeme el resplandor
de sus juegos pequeños.
Cesáreo "Chacho" Martínez, Rosina y Juan Cristóbal.
GITANO
el hombre-viento
me persigue
corre niña
que ya siento
los caballos
de la luna
en la noche
de los peces
bronco
sueño
pino verde
mi gitano.
* Los cinco poemas pertenecen a Una mujer canta en medio del caos (1991) y fueron seleccionados por Paul Guillén.
***
Rosina Valcárcel Carnero. Hija de Gustavo Valcárcel, poeta de la Generación del 50, y de Violeta Carnero Hoke, periodista y revolucionaria, perseverante defensora de los derechos humanos, Rosina se considera también hija del «exilio». Nació el 1 de mayo de 1947 en Lima. A causa de la dictadura de Manuel Odría, su familia se ve obligada a exiliarse a México el 9 de marzo de 1951 y allí pasa su infancia hasta fines del año 1956 en que regresa a Lima.
Poemarios:
-Sendas del bosque, Lima, La Rama Florida, 1966.
-Navíos, Lima, Ediciones Universitarias, 1974.
-Una mujer canta en medio del caos, Lima, Editorial Gráfica Latinoamericana, 1991, Colección Amarilis.
-Loca como las aves, Lima, Arteidea, 1995, Colección El otro Universo.
-Loca como los pájaros, Lima, Universidad Cristiana del Perú María Inmaculada, 2001.
-Paseo de sonámbula, Lima, Colmillo Blanco, 2001.
-Naturaleza viva, Lima, Hipocampo, 2011.
-Luana, Lima, Arteidea, 2013.
-Contradanza, Lima, Fondo Editorial Cultura Peruana, 2013.
-Poesía reunida (1966-2013), Lima, Fondo Editorial Cultura Peruana, 2014.
-Versos para colgar en la pared, Lima, Horizonte, 2016.
-Venus en la caverna, Lima, Fondo Editorial Cultura Peruana, 2019.