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Etiquetas: [Cansancio]  [Casa]  [Fiesta]  [Gala]  [Jóvenes]  [recuerdo]  [sueño]  [Tacos]  
Fecha Publicación: 2025-10-15T08:52:00.001-05:00

Era una fiesta de gala y todos habían asistido con sus mejores prendas, era una fiesta fastuosa. 
Y recuerdo que habíamos bailado toda la noche.

Cuando terminó todo y ya nos retirábamos, nos despedimos de nuestras amistades y salimos de la fiesta, ella estaba cansada y algo adolorida, los tacos por más bien que se vean siempre tienen ese efecto en todas las damas, así que ni bien salimos de la fiesta se apoyó en un muro y se los sacó.

Recuerdo que estaba cansada y quise ayudarla —Estás bien?— le pregunté con genuino interés.
Si, me duelen los pies— respondió entre sonrisas y dolor, luego apoyándose en un muro se los terminó de sacar, frotó sus pies y respiró profundamente.
 
Supongo que no renegaba haber saltado, reído y bailado, pero toda esa agitación había tenido un precio, entonces pregunté —Pero cómo vamos a llegar al auto?
—Caminaré así— respondió mientras tomaba aire y fuerzas.
Pero inmediatamente respondí: —Descalza? No, no, no, podría haber un clavo, un vidrio, un fierrito, algo, ven sube— Y la subí a mi espalda a modo caballito. No puso ninguna objeción.
Y así nos fuimos de la fiesta directo a su casa a descansar.

Cuando llegamos, nos abrieron la puerta y la llevé cargada hasta su cuarto, se había quedado dormida.
La recosté y le dije a su hermana, que amablemente nos había guiado hasta su cuarto, que por favor le cambiara la ropa, porque hacía algo de frío y no quería que se resfriase.

No recuerdo a sus padres, creo que sólo su hermana nos recibió, abrió la puerta y guió.
Me despedí y me retiré.

No recuerdo muchos detalles de aquella vida, pero la recuerdo perfectamente a ella, era hermosa, era alta, delgada, traía el cabello recogido en un moño alto, elegante con unos rulos que caían libremente, era rubia. Su tez era blanca y su piel sedosa, era delicada pero decidida, su sonrisa era sincera y su mirada era profunda, sus ojos eran castaño claro, brillantes, llenos de vida, su espíritu era siempre vivaz, de aguda inteligencia y mirada inquisidora, creo que era abogada o psicóloga o una mezcla de ambas. 
Toda ella me encantaba.

Aquella noche tenía un vestido de gala de color salmón claro, sutil, no escotado ni corto, era francamente bonito, parecía una princesa y tenía también unos tacos altos que resaltaban aún más su figura.
Mencioné que me encantaba?
 
Recuerdo que yo examinaba cada palabra que decía y le hablaba con mis mejores y ultimísimos modales, siempre intentando ser un caballero. Estaba feliz de que un ser tan hermoso me hubiera concedido el honor de ser parte de su vida y me esforzaba en cada instante por responder a esa elección.

No estoy seguro si la amaba, probablemente si, sólo quería verla sonreír, ser feliz, ser plena y estar allí cuando me necesite, y quería hacerlo cada día de mi vida, cada día que el Señor glorioso me permitiera vivir a su lado.

Cuando me fui, subí a mi auto, cerré la puerta y en silencio con todo apagado, agradecí lo profundamente bendecido que había sido, todo lo que había vivido y todo lo que había salido bien aquella noche.
Ella ya estaba en su casa, segura, y ahora me tocaba a mi irme a la mía y no darle preocupaciones innecesarias, y con aquello en mente, encendí mi auto y desaparecí lentito en la silenciosa noche. 

Tan sólo me gustaría saber, quién era ella y quien era yo.

Etiquetas: [ayudar]  [decidir]  [decisiones]  [discoteca]  [Ella]  [urgencia]  
Fecha Publicación: 2025-10-15T00:07:00.001-05:00

Ella me vio, estiró su mano y su mirada me lo dijo todo.

Sabía exactamente en que me estaba metiendo y de haber tenido la cobardía necesaria habría cerrado los ojos, pero no era el caso, ya había tomado mi decisión, sabía que me haría daño, sabía que me abandonaría en el instante en que tuviera oportunidad, sino la traicionaba antes.

Pero el caso es que ella estaba allí y sus ojos buscaron los míos, pedía ayuda y yo, naturalmente, salté.

Toqué el hombro de aquel sujeto, volteó, y mientras volteaba tomé la mano de aquella chica y la jalé hacia mi. Estaba condenado, esperaba el grito, el golpe, en cualquier momento alguien gritaría mi nombre y una gresca inundaría aquel asfixiante ambiente, pero nada de eso pasó. Me moví entre la multitud hasta encontrar un claro donde descansar y de repente me encontré tomando la mano de esta chica, que entre asustada y jadeante se aferraba a la mía. Ya la había sacado del apuro, pero ahora, qué se supone debería hacer? Quizá sacarla de allí? Na, quizá alguien me meta un tiro si intentaba algo tan estúpido, volví a verla, estaba llorando. Y si mi alma no estaba comprometida antes, ahora lo estaba.

—¿Quién eres y que rayos hacías allí?— les juro que quise gritárselo, esos tipos se veían de terror y sensatamente pensaba que lo mejor para esta chica era estar totalmente lejos de ellos. Pero, acaso era yo un buen sujeto? ¿Acaso era yo el caballero en brillante armadura? No, no lo era, sólo era un tipo estúpido que sintió compasión y saltó a ayudar a quien podría ser la causa de su violento apuñalamiento.

Ella seguía con la mirada en el suelo, quizá escondiéndose, pero de quién? de mi? 
Solté su mano... pero ella no soltó la mía.
—¿Estás bien?— le pregunté, quería decirle muchas cosas, pero no encontré mejor manera de preguntar, o quizá si hubiera tenido más tiempo, sinceramente las ideas me daban vueltas en la cabeza y sólo quería salir de allí, nada que ver con el complejo de héroe que acude al rescate, ni siquiera entendía por qué lo hice.

No respondió, soltó mi mano y tapo su rostro, se estaba hiperventilando
—¿Qué rayos pasa con esta chica? pensé y entonces recordé a aquel sujeto, recordé su porte y tatuajes, qué habría sido de él, si es que no nos había encontrado ya o nos estuviera viendo desde algún rincón.
No se me ocurría nada, mis sentidos me decían que me aleje de allí lo más pronto posible, pero mis piernas no se movieron, me quedé allí incapaz de huir. Tomé sus hombros y le dije nuevamente —¿Estás bien?— Terminó de limpiar sus lágrimas, levantó el rostro y encadenó mi futuro. Ella dijo: —Quiero irme a casa— y un silencio tan antinatural cayó pesado sobre mis hombros.

Y si era una trampa? Y si sólo quería llevarme a algún lugar para ser su victima, cuantos héroes muertos hay por ahí, el mundo no necesita uno más de estos estúpidos caballeros.

Y si era verdad? Y si sólo era otra víctima y no una amenaza, qué pruebas tenía de lo uno o lo otro, el tiempo se acaba, la oscuridad no duraría para siempre y nos encontrarían más rápido si seguíamos así. Mi mente comenzó a correr mientras miraba a todo lado, como buscando una salida de emergencia, un escape, una seguridad.

Estiro sus manos y sujetó mi ropa, y dijo —Por favor— y luego de un instante, completó su petición: —Ayúdame— levantó la mirada y vi su rostro, le costaba trabajo tranquilizarse, como si estuviera bajo el efecto de alguna sustancia... pero su esfuerzo no era suficiente y estaba al borde del colapso.

Y yo, estaba allí frente a ella, tenía que decidir.

—No quiero terminar en una zanja— le murmuré, pero antes de escuchar su réplica, tomé su mano y resuelto me dirigí a algún lugar alto, algún lugar alejado, quería ver la entrada, en el mejor de los casos esos gorilas no estarían por ahí, en el peor de los casos, tendríamos que salir a la fuerza.

—Toma, ponte— y le extendí mi casaca —me miró recelosa, ya más tranquila, como pensando sus posibilidades, como viendo a quien se había encomendado.
—Te voy a sacar, pero una vez afuera, te vas, entendido?— Me miró un momento más, sus ojos sopesaban si podía confiar.
—No confíes en mi, sólo te saco y ya, ok?— me miró un momento más y luego respondió: —Ok— tomó mi casaca y se la puso sobre su propia casaca, llevaba una mini casaca roja que teníamos que ocultar pase lo que pase.

Recogí un plástico del suelo y se lo dí -Toma, amarra tu cabello —era rubia— Me miró con cierto asco pero se amarró el cabello igual, ahora ya no llamaba tanto la atención.

Entonces avanzamos entre la multitud, y pude ver la puerta, uno de esos imbéciles estaba allí mirando.
—Abrázame— le dije y extendí mi brazo sobre su hombro..
—¿Qué?— respondió e intentó apartarme.

Acerqué mi rostro al de ella y le dije —Uno de tus amiguitos está allí, abrázame o quédate con él!
Ella rodeó mi cintura con sus brazos y escondió su rostro en mi pecho, entonces le pregunté —¿Quienes son estos causas? pero cuando iba a responder— Basta, mejor no me digas, no quiero saber, vamos!
Y caminamos derechito a la salida, quizá demasiado derecho.

—Tambaléate un poco— me dijo 
—¿Qué?— repliqué casi al instante —Es mejor así, pensarán que yo te estoy sacando a ti y no tu a mi. 
—Ok— respondí y comencé a andar como borracho... 

Estábamos a pocos metros, no podía evitar mirarlo, tenía los mismos tatuajes, la misma ropa y la misma mirada dura e inmisericorde... No quería ser apuñalado en ese lugar así que me esforcé en mi papel.

A medio camino como a dos metros para alcanzarlo, la solté y di media vuelta, gritando: —Quiero volver! Quiero volver! La fiesta sigueeee! Uoooooooh!— Ella se quedó parada, fría, le dio la espalda al sujeto mientras yo hacía mi show, entonces entendió, vino a mi, me tomó de la ropa y comenzó a jalarme y a decir: —Vamos! ya terminó!, No seas así!— Me dejé empujar y llegamos hasta el lado del energúmeno en la puerta, entonces me abrazó y mientras yo sonreía medio sonso salimos de aquel oscuro antro... 

Ninguno volteó, ninguno respiró siquiera... entonces ella me dio un fuerte golpe en las costillas que me hizo saltar y preguntó —Por qué no me avisaste!— dijo molesta en tono bajo para que sólo yo la oyera.
—Pensé que así era mejor— respondí medio aliviado.

Entonces, salido de Dios sabe donde unos largos brazos se enroscaron en mi cuello jalándome hacia atrás y separándome de ella. Estaba en unas gradas, era el mismo sujeto, nos había seguido y había saltado sobre mi.

Vi el rostro de sorpresa y terror de la chica y supe que estaba acabado, en cualquier momento sería degollado, apuñalado o algo peor, y pensé —al menos, me lo llevaré conmigo— me aferré fuerte a su brazo y me lancé por el borde de las gradas...

Caímos 10 metros, 2 pisos de caída libre directamente a un jardín con árboles y piedras, no recuerdo que pasó despues.


Etiquetas: [batalla]  [Guerra]  [Nitro]  [Robots]  
Fecha Publicación: 2025-10-14T23:37:00.001-05:00

Analizando... 
Análisis completo

En medio de la oscuridad, un diagrama tridimensional de un campo de batalla salpicado de puntos titilantes se cargó directamente al visor. Y en silente coreografía, los datos marcaron los objetivos mientras que las IAs sugerían los vectores de ataque.

Tomó la decisión y los motores rugieron.

El nitro aceleró de 0 a muchas G, rápidamente llegó a una velocidad inalcanzable y se estrelló violentamente contra la primera unidad Havoc en el campo de batalla, derribándolo e incapacitándolo en el acto. El golpe no fue anticipado y para sorpresa de su, aún sobreviviente piloto, el nitro dominante, acercó su brazo izquierdo directamente al lugar donde se encontraba el núcleo del Havoc, inmediatamente desplegó su sable de plasma, perforando y dañando severamente la unidad. Retrajo el sable, retiró el brazo y dio unos pasos adelante mientras entraba en el campo de batalla, oficialmente. 

Los motores del nitro rugieron nuevamente. 
Varios objetivos del mapa habían cambiado de color y eran posibles amenazas. La situación había cambiado y ahora el nitro era el objetivo y todos en aquel campo sabían que él estaba allí.

El Havoc dañado comenzó a emitir una vibración inusual, su piloto intentaba escapar pero ya nada podría salvarlo y luego de unos segundos agónicos, estalló en una imponente bola de fuego, la cual fue cortada en dos pues en ese mismo instante el nitro despegó directo al cielo nocturno, y se mantuvo ascendiendo unos breves segundos, era rápido, cambió de trayectoria y volvió a caer en picada sobre su segundo objetivo, una unidad de artillería terrestre, un servotanque que no cesó de escupir plasma hasta que finalmente fue aplastado por el nitro a 300 km/h y bajo 15 toneladas de metálico rencor, siendo entonces devorado por el mismo fuego brillante y abrazador. 

Casi instantáneamente, la artillería comenzó a llover sobre el nitro, desplegó un escudo de energía que se suspendió en el aire, tomó una posición de ataque y comenzó su contraofensiva, rápidamente su propio cañón de pulsos GAUS-Dex.V31, de proyectiles sólidos a impulso electromagnético, comenzó a devolver las intenciones en ráfagas bien medidas, mortalmente dirigidas contra todo aquello que su marcador señalara como una amenaza. 

Pronto, la artillería pesada había convertido el terreno en una zona de escombros humeantes con cierta carga nuclear. El nitro era devastador y su efecto en el campo de batalla era totalmente admirable. 
Sólo existía una unidad que podría plantarle cara y representar un digno contrincante, la unidad Havoc, irónicamente era la unidad que yacía en llamas unos cuantos kilómetros atrás. 

Analizando... 
Análisis completo 
Objetivos detectados: 0

Campo de operaciones despejado —confirmó una voz apagada, casi en un susurro, como midiendo el aire— y es que la alerta y sincronización con tamaña máquina no le permitían al piloto mayor expresividad, donde un milisegundo podría ser la diferencia entre seguir con vida o ser un recuerdo en llamas.

Recibiendo... 
Objetivo confirmado.

Rugieron los motores y el nitro volvió a desaparecer ruidosamente en el firmamento, dibujando una estela azulina a mitad de la noche, dividiendo esperanzas y perdidos por igual.

Etiquetas: [ataduras]  [decisiones]  [resoluciones]  [sabiduría]  
Fecha Publicación: 2025-10-14T23:10:00.005-05:00

Habrán ataduras a las que intentarás atarte.

Hubo una vez hace mucho tiempo alguien que quiso atar nuestras almas.
Dijo palabras, planteó posturas, apeló decisiones e intentó razonar una posibilidad.
Pero se equivocó de personaje, nunca cedería mi alma.

Así que volví a tomar en mis manos aquella filosa hacha y corte los hilos que nos unían.
Levanté un muro entre nuestros mundos y dí la vuelta,
mi camino es lo suficientemente grande para permitirme explorar otras direcciones,
y será la que yo escoja.

Habré hecho mal o bien, era mi decisión, por tanto decidí avanzar.
No voltee, porque mi alma no lo hace y seguí andando.

El tiempo me ha permitido discernir que batallas tomar y cuales no. Pero debo reconocer, que aquella vez, en el colmo de mi orgullo, caí miserablemente. 
Cuando supuestamente era fuerte, caí derrotado. 
Cuando me creí listo, fui un necio y fracasé... estrepitosamente.

Así que, ahora persigo una luz diferente y un camino más alto que el que hubiera podido conseguir por mi propia cuenta. Hasta ahora he llegado lejos, pero aún estoy en la base de la colina, sólo verdes pastos por doquier. Atrás quedaron los oscuros bosques y pantanos en los que, furioso, rendí mi espíritu irónico.

A veces hay ataduras a las que intentarás unirte

Hubo también hace mucho tiempo alguien cuyo resplandor encandiló mis esperanzas más desesperadas. Dibujó posibilidades, fraguó promesas y puso su copa en mi mesa.
Pero me equivoqué de personaje, nunca cedería su alma.

Así que volví a tomar aquella tortuosa decisión y simplemente me solté de la cornisa
Tan sólo era yo aferrándome a ilusiones y sueños brillantes, indolentes y egoístas.
Nunca fui el personaje de su historia, quizá un mero recuerdo, nada importante.
Nunca pude ser siquiera un pensamiento, sólo algo más que pasa alrededor, algo que no se elige... Entonces partí, y no volví atrás.

Habré hecho bien o mal, lo sé perfectamente, fue mi decisión por creer lo que me trajo donde estoy.
Me gustaría decir que jamás voltee, pero lo hice. Y al voltear, la pícara mirada del abandono y la sonrisa burlona de la estafa me saludaron alegremente, y se endureció mi decisión.
Jamás volvería a estos absurdos parajes ilusorios.

Así que, ahora persigo una luz diferente, derrotando mi propia oscuridad mientras mi tiempo se consume. Sólo puedo no olvidar y seguir, no olvidar otra vez y seguir otra vez.

Y así y sólo así, el último día antes de partir, podré sonreír tranquilo y disfrutar el viaje.
A donde llegaré, quién sabe, disfrutaré el camino. 
Pero hoy, tomaré la mano de aquellos que me fueron confiados e intentaré guiarlos persiguiendo aquella paz.

Etiquetas: [baile]  [carácter]  [Crecer]  [energía]  [Entendimiento]  [esperar]  [fiestas]  [maternidad]  [niños]  [Paternidad]  [sabiduría]  
Fecha Publicación: 2025-10-14T22:58:00.001-05:00

Éramos niños, sólo niños asombrándose con todo y de todo.
Y de repente, canciones infinitas y misteriosas empezaban a sonar y uno lo sentía, tenías que moverte.

Ella bailaba, quizá no tenía esta faceta, quizá no era así, pero ella bailaba, giraba, saltaba, gritaba, estiraba sus brazos al son de una música trance de antaño, de esas que te llenan de energía y que generalmente se asocian con láseres y humo con olor a frutas. Esas canciones llenas de ritmo cuyos beats literalmente te intoxican a saltar y moverte, era algo nuevo, era divertido.

No había pasos, nadie sabía bailar estos ritmos, pero aparentemente las chicas, de alguna manera, si lo sabían, se movían y dejaban que la música las llene, y de repente bailar era expresarse y expresarse era bailar. Me pregunto qué tanto de esa espontaneidad era realmente de ellas y que tanto lo aportaban las hormonas de mi cerebro adolescente, quién sabe, sólo entendía que había un ligero olor a peligro en el aire y obviamente, yo quería ser parte de ello. Tenía 16, quería ser parte de muchas cosas.

Estoy seguro que muchos padres escandalizados al ver este derroche de espontaneidad, notarían la sensualidad inherente de cada señorita danzante, verían también la emoción y el cierto desapego por las buenas costumbres que cada jovencito mostraba, y estoy muy seguro que calificarían toda la escena como una tormentosa, ruidosa y pecaminosa fiesta en medio del antro más desternillante y repelente del mundo, y que seguramente de haber podido alcanzar a sus hijos habrían intentado retirarlos de allí inmediatamente, y no podría culparlos, tenía toda la pinta de ser algo en lo que no quisiera que mis propios hijos estén metidos, pero resulta que, yo estuve allí. Y estando en medio de todo, ya nada importaba, ni la hora, ni los consejos, ni lo que dirán o siquiera las consecuencias, tan sólo quería saltar! moverme a lo loco y desarrollar los pasos más cool y fantásticos que pudiera, quería quedarme todo el tiempo que durarán aquellas canciones. Ah y si precisamente la jovencita que te gustaba estaba bailando, ten por seguro que no saldrías jamás, aún a expensas de semanas de castigo. Simplemente no había un mañana, había un ahora y había una canción que se estaba bailando y uno quería estar allí.

Como dije antes, había cierto peligro en ese afloramiento natural, esa espontaneidad saca algo de nosotros que indefectiblemente es visto y desde entonces, nada pasa desapercibido. Y uno, en esas circunstancias, a esa edad, definitivamente, quiere ser visto. No tiene por qué ser algo malo, claro que podría ser algo malo, debería ser algo malo? ¿Cuándo se convierte en algo que es preferible evitar? y ¿Cuándo se puede disfrutar con seguridad? Qué tiene que pasar para que todo lo que está sucediendo quede enmarcado en la seguridad que uno espera como padre? Vaya que son preguntas difíciles, para empezar como jovencito, es muy probable que estemos metidos en nuestra cajita de diversión y difícilmente permitamos cualquier otro pensamiento. Como jovencita, probablemente si tenga en cuenta ciertas cuestiones importantes como la hora, el retorno, la recogida, quién mira y que dirán al día siguiente, todo mezclado en sus cabecitas y sazonado con música trance super-bailable. Ni siquiera sé cómo los llamaría.

Estando en el lugar, para finalmente recoger a mis, ya no tan pequeños, hijos o hijas, supongo que lo que no debería hacer es simplemente meterme, porque aquel jovencito lo tomaría como una intrusión forzada a su libertad y aunque realmente no sea tan importante, él lo tomará como si sanguinarios terroristas hubieran traspasado sus fronteras proclamando una pertenencia que simplemente no existe; y por supuesto, tendrá consecuencias, una respuesta, una actitud y un pensamiento. Y creo que es aquí, donde reside el verdadero peligro, porque una palabra es suficiente y una guerra puede empezar en este mismo instante.

Entonces, meterse no es buena idea, captado; pero, ¿Qué hacer?, ya se acabó el tiempo y el permiso otorgado acaba de expirar, qué hago ahora? Creo que lo menos esperado y oportuno sería primero, escribir, hoy por hoy podemos hacer eso, decir que ya estas afuera y que se vaya despidiendo, que te esperará para llevarte y quizá también jalar a alguno de sus amigos, total, aunque hayan crecido, siguen siendo niños, aunque no te responda como esperas, sigues siendo padre y sigues siendo aquel sujeto maduro que puede comprender sus propias emociones y las emociones de su hijo/a y además, también sigues siendo el más capacitado para dominarte y mostrar sabiduría. Duro eh? Creo que ese sería el camino correcto, no dije fácil.

Bien, y que pasa si mi retoño simplemente hace caso omiso de mis avisos. Qué pasa si mi relación con ellos hace que a veces simplemente no quieran escucharme, no es rebeldía, es como han aprendido a relacionarse con uno, y aquí tengo que preguntarme si realmente soy alguien con quien se puede conversar, si soy alguien en quien se puede confiar o soy alguien que se debe evitar. Pues entonces, no esperes una sonrisa al recogerlos, y quizá tengas que ser un poco más firme, pero hagas lo que hagas, no pierdas los papeles, no gritos, muestra respeto para que puedas ser respetado, porque lo quieran o no, sigues siendo un padre/madre.

Supongo que a veces podemos elegir dejar vivir, después de todo, esas experiencias formarán parte de sus recuerdos y moldearán su carácter, claro que podemos cuidarlos, pero hay que darles su espacio, todo depende de la clase de persona que son, no lo que esperamos que sean mañana, ni siquiera la clase de persona que esperamos sean hoy. Vaya que es complicado ser padre/madre.

Con qué se identificarán, cómo resolverán sus días y sus noches, qué esperarán, que resistirán y que buscarán... nadie puede saberlo, tan solo ellos. Lo único que podemos hacer es hablar, entrenarlos, contarles, quizá prepararlos, quizá guiarlos, pero al final ellos tomarán sus propias decisiones y Dios mediante brillarán, Dios mediante cumplirán sus propósitos en este mundo, Dios mediante lucharán y alcanzarán sus sueños. Es lo que todo padre/madre quiere, pero no todos trabajan por ello y por supuesto, no todos lograrán verlo. Así pues, es cuestión de fe, es sembrar la semilla que no sabes si florecerá, pero vaya que tienes que sembrar y cuidarla el tiempo que se te permita cuidarla porque cuando sea el tiempo, volarán! tendrán que hacerlo!

Sólo recuerda, si es importante, lo cuidas, si es importante, lo esperas, si es importante lo respetas.
Ahora entiendo que significa aquello de "Morir a uno mismo"

Song: Ori Uplift @oriuplift - Uplifting Only Episode 596

Etiquetas: [alcanzar]  [Amar]  [Crecer]  [Descubrir]  [enamorarse]  [esperar]  [madurar]  [responsabilidad]  
Fecha Publicación: 2025-10-14T22:42:00.002-05:00

Qué no podría escribir de enamorarse.


Han pasado muchos años y lo que más recuerdo es su inocencia en el amor, y hoy la veo como una niña alegre, que sonríe, que anhela en lo profundo de su corazón... una chispa, una luz, una esperanza, encontrar o mejor dicho, ser encontrada.

Y que ese alguien, de rodillas, extienda su mano gentilmente y ella pueda tomarla delicadamente para ser sujetada de la forma más cálida posible, como imbuida en un amor sincero e igual de puro del que su corazón anhela. Y creo que, ese deseo se encuentra en cada mujer, en cada jovencita y en cada niña.

Y creo además que, también hay un deseo en cada niño, en cada hombre pequeño que mira con ojos puros el cielo infinito, con cada promesa que extiende sus manitos y juega, que en lo profundo de su ser hay una búsqueda que, consciente o no, tendrá que aceptar o rechazar, pero que estará allí.

Y si el tiempo y las distancias lo permiten, esa búsqueda y ese descubrimiento se mantendrán inalterados en lo profundo de sus almas, como un recuerdo recurrente, no tan lejano y a la vez, no tan familiar.

Tendrá el valor de estirar su manito y ser encontrada? De ser vista?
Tendrá el valor de salir a buscarla? De aceptar la responsabilidad?

Supongo que pueden dudar, pues cuando se enfrenten a estas preguntas ya sabrán lo que significan, quizá sólo sigan el camino dibujado, quizá la historia se escriba como debe escribirse, idealmente hablando. Pero quizá y el mundo se entrometa, aquel mundo que muchas veces no perdona estas historias y deforma los ideales, hiriendo el significado y perdiendo los misterios.

Sólo puedo imaginar un abrazo, una idea más adelantada, quizá es por el tiempo que me toca vivir, pero la imagen es clara, es un abrazo, que en la calidez de la confianza se brinda, es amor, a veces inspirado, a veces sobreviviente, a veces ligeramente deslucido por el tiempo y circunstancias, pero es siempre real.

Entonces la historia, como todas las cosas creadas y puestas allí, se revela al fin, y son historias reales, vivas, plenas, pulsantes. Son historias vivientes, no recuerdos, son aquellas que creen, que esperan y un día, sin duda, se harán realidad.

Y ese día... quizá es hoy!
Quizá no son las historias de ellos o ellas... sino de algo mucho más grande.
Quizá y es tu misma historia.

Etiquetas: [Agradecer]  [Buscar]  [desesperación]  [Encontrar]  [ideas]  [necedad]  [tener]  [valorar]  
Fecha Publicación: 2025-10-14T22:10:00.001-05:00

Hay algo que busco y que no logro encontrar.

Es como si me hiciera falta algo que no puedo recordar que es.
Por momentos desata en mi una suerte de angustia organizativa que me obliga a revisar todos mis activos (procesos mentales en ejecución) intentando recordar qué es aquello que hecho en falta, pero nunca tengo éxito. Sólo logro determinar el propio hecho de que estoy buscando algo y que no lo encuentro.

Cuando me doy cuenta que me vino este estado de búsqueda súbita, se tranquiliza mi alma, es casi como un estornudo, un comportamiento involuntario que se dispara por desconocidos factores, quizá stress, quizá el tedio de alguna tarea, no lo sé, aunque tengo la ligera sospecha de que se trata de alguna forma de auto-preservación, irónicamente se ejecuta sobre tareas o condiciones que demandan mi tiempo y recursos en alta cuantía.

Supongo que estudiaré este tema, para verificar únicamente, que mi camino a la demencia aún sigue su curso natural y no me estoy saltando o apresurando pasos y tiempo. Valgan verdades, nunca estuve totalmente seguro de estar 100% cuerdo, al menos no que yo recuerde —ni ninguna de mis otras personalidades—
Y fuera de todo paroxismo narcisista, creo que, me obligaré a volver a concentrarme y continuar con mi trabajo, después de todo, aún en medio de la quietud, se supone que debería exaltar a mi creador dando mi 100% y eso señores, es lo que pretendo lograr, al menos en lo que resta del día. Ciao

Pero sabes, aquí entre nos —bajando la voz— todo es una necedad, podemos estar viviendo los mejores años de nuestra vida y no darnos cuenta, podemos ser absurda e increíblemente bendecidos, pero no sentirnos valorados.
Todo puede salir terriblemente bien, y aún así, desperdiciar lo que podría ser un glorioso día en un simple día común, llegaste con bien a tu casa?, tienes las cosas que querías?, tus hijos aún corren a ti?, tu familia te espera?, no es acaso eso más que suficiente? Bueno, si no es lo que estas buscando, por lo menos deberías estar agradecido por lo que si has encontrado.

Etiquetas: [Determinista]  [Dios]  [historia]  [Indeterminista]  [Matrix]  [Pensamientos]  [Personajes]  [Teoría]  
Fecha Publicación: 2025-10-14T22:01:00.001-05:00

¿Cómo es posible nuestra existencia?
Es simple, somos ideas, personajes creados en la mente de Dios.

¿Cómo es posible que seamos una simple idea?
Un pensamiento en la mente de Dios es muy diferente de un pensamiento en tu mente o mi mente.

Imagina un personaje, lo tienes? bien, ahora dale un propósito, una historia, contexto, puedes imaginar un desenlace?, darle criterio, recuerdos, una personalidad, puedes darle un alma. 
Bueno, igual pasa con Dios, sólo que su "pensar" es infinitamente más poderoso y trabaja a dimensiones que ni podemos imaginar. Pero sabes, es posible y cómo lo sé, pues porque fuimos hechos a su imagen y semejanza. Así que, si yo puedo imaginarlo, seguramente Dios también puede hacerlo, no?.
Esta situación, o mejor dicho, esta teoría explicaría por qué nuestra existencia es determinada y a la vez, indeterminada y aleatoria. Explicaría como puede funcionar el libre albedrío en un mundo determinista.
Y sabes que es lo simpático? También se concilia con la teoría de la matrix, aquella que postula que vivimos en una simulación, que nuestra realidad como la conocemos en realidad es una renderización super avanzada que se dibuja a medida que vamos progresando en nuestras historias particulares. 

Espera, qué?
Mira, una idea en la mano de Dios, es infinitamente diferente a una idea en nuestra mente, cierto? Cierto y sin embargo, así como podemos hacerlo, Dios también lo puede hacer. Dicho de otra forma, así como heredamos rasgos de su diseño, nuestras funcionalidades dan testimonio de sus propias capacidades, claro que totalmente desarrolladas y llevadas al extremo inconcebible. De esta forma, el puede crear/imaginar a cada persona que existe, existió y existirá en su prodigiosa mente, sin problemas. Por lo tanto, desde su perspectiva de creador/orquestador/imaginador/argumentador/escritor, puede ver nuestra existencia desde el instante mismo en que nos formó, como nos desarrollamos a su voluntad, como crecemos, maduramos y morimos, puede ver nuestro legado y también el futuro de nuestras decisiones, claro que puede escribir parte de nuestra historia de forma explícita, pero, es también muy probable que lo haga en ocasiones especiales, con el propósito de permitirnos libertad y dirigir a la vez nuestra existencia a un propósito desconocido para nosotros, pero que, según a manifestado, es bueno. 

Yo puedo hacerlo en mi mente, ver la historia de mi personaje, sus inicios, grandes batallas, ver que pensó, es casi como si estuviera dibujándolo, casi como si estuviera escribiéndolo, y a la vez, no es así. Puedo por supuesto, terminar su existencia si así lo decidiera, pero es mi querido personaje, nacido de mi mente, mi hijo. Y dime, acaso Dios no podría hacer algo similar? sólo que a una escala multidimensional y universal, es Dios después de todo, claro que puede.

Entiendo, es una teoría bastante interesante, ¿Hay algo más que deba saber?

Si, hay un detalle o una idea salvaje que me nace de todo esto. Veras, si todo está allí, en su mente, en consecuencia nosotros, somos infinitos, no podemos morir, nuestra existencia es continua, aunque no piense objetivamente en nosotros o quizá si, quién sabe, nadie puede saber cuando Dios piensa específicamente en uno, aunque la palabra de Dios dice que Él vela por sus hijos. La cosa es que, realmente no entendemos lo que significa que Él nos piense, me hace preguntarme, qué pasa con mis personajes cuando yo mismo los pienso... pues simple, ellos se desarrollan, adquieren vida en mi propia mente.

¿Y que hay de la realidad que nos rodea?

Esa es una buena pregunta, pero sigue dentro de mi teoría principal. Si todo está en la mente de Dios, en él existimos y por eso la gente piensa a veces que están en una realidad virtual, y en cierta forma, es así.
Pero sabes, creo que deberíamos alegrarnos, ser un pensamiento en la mente nada menos que de Dios mismo, nos permite acceso a todo lo que Él dice que son sus pensamientos, y también nos permite tener acceso al mismo creador. Y es simple en realidad, así como un escritor se relaciona con los personajes que ha creado, Dios puede hacerlo con nosotros e intervenir de acuerdo a sus propios deseos, tal y como nosotros lo haríamos cuando escribimos/imaginamos una historia.

¿Y qué hay de los demonios y otros poderes?  

Pasa igual, si todo obra bajo el plan de Dios, ellos también forman parte de los pensamientos de Dios y por ende, también están sujetos a su voluntad inquebrantable, su control supremo y finalmente a la historia que Él mismo haya determinado para cada uno. 
Interesante no? Pero, piénsalo. Acaso podrías decir que estoy loco? Tan sólo imagina un personaje y dale una historia. Ahora dime en que te has convertido para ese personaje, sino su mundo, su realidad y su propósito. Piénsalo. 


Fecha Publicación: 2025-09-23T13:15:00.001-05:00

 "Muchas veces no sabemos cuales son las verdaderas intenciones del destino, mas aún debemos tener fe, por que será la única luz que ilumine nuestros caminos..."

Estoy agradecido de todo corazón haber encontrado a alguien como tú... palabras agradables, un tanto extrañas viniendo de alguien que ha existido toda su vida en tinieblas, entre sombras... como una más...

Vagaba entonces por los pasillos de la existencia... taciturno como siempre, como ignorando al sol... pues consideraba, que no necesitaba su permiso para pasar por este mundo.  No tenía motivos para pensar que su vida podía cambiar, aunque muy en el fondo dentro de su corazón, era lo que más añoraba...

El destino siempre le fue su más tenaz perseguidor, siempre lo tuvo como blanco para sus más extraordinarias bendiciones... incluso podría decirse que, de haber algún cataclismo de proporciones bíblicas, él sería el único sobreviviente... no por afortunado, sino porque el destino, cruel diría yo, quería hacerlo "vivir" un poco más...

Aquella joven doncella, buena moza, impresionó bastante al rapaz... La luz del espíritu ardía fieramente en ella e iluminaba aquel nebuloso pasillo que el joven aun estudiaba, digna entre las dignas podía pensar aquel peculiar personaje cuando la conoció...

Ella al igual que el, tenía un sabio mentor... el tiempo; implacable e impasible, no dejaba descansar aquella pura esencia que dichosamente poseía...

Aquel encuentro no hubiese tenido importancia de ser simples mortales, pero ellos... 
Ellos eran algo más, tan distinto uno del otro, pero más distantes aun de la gente normal, esos que suelen llamar "humanos" y que comparten este mundo...

La curiosidad gatuna pudo más que su temor, no estaba acostumbrado a semejante espectáculo... era tan radiante que opacaba la misma luz del sol... hecho un manojo de nervios, saco fuerzas de sus flaquezas y se atrevió a preguntarle su nombre, a lo que ella muy risueña y poco alterada respondió: —Abigayl... 

Abygail!, un nombre idóneo para un ser tan mágico— pensó en silencio...
Es un gusto poder hablar contigo, mi nombre es Sebástian...—respondió la sombra.

Luego de aquella pequeña introducción comenzaron a charlar en un tono muy amistoso, pues ambos habían notado la presencia del otro, ya días atrás, por aquel pasillo nebuloso de la vida... Y fue así como todo comenzó, en un día inesperado...

Aquel caballero se dio cuenta que podía conversar con alguien... y que esa persona podía entenderlo... su alma se regocijo con la idea e instantáneamente le profeso su entera disposición, en caso llegase a necesitarlo, claro está... pues sentía que podía entenderla más allá de limites razonables, más allá del tiempo y del destino mismo... como sólo dos seres impares podrían hacerlo...

Tal resplandor, único, puro en esencia que lo iluminó desde un principio, borró en el acto el ejército de sombras que lo acompañaban, dejándolo a su merced, desarmado y humilde... No obstante, aquel caballero volvió a invocar sus sombras que reaparecieron tan rápido como habían desaparecido, creando un ambiente psicodélico de "eclipse lunar", como si mirases un pasillo inmerso entre sombras con una mitad reluciente e iluminada por la luz de la princesa... Aquel caballero se dio cuenta entonces que no era un desliz del destino que la hubiese encontrado, que algún propósito debía tener... y se propuso averiguarlo, pues le intrigaba tan mítica presencia; algo nunca antes visto ante sí... sin precedentes, sin explicaciones, como casi todo en esta vida en desarrollo.

Minutos después, se guardaron la promesa mutua de un futuro encuentro luego de lo cual se despidieron siguiendo cada uno su camino... La sutil mezcla de sombras y luces creaban tras de ellos un efecto casi caleidoscópico, dando vida a seres aun desconocidos por la humanidad como las cebras, pandas, pingüinos, entre otros...

Pasado el tiempo volvieron a reunirse, encontrándose muy familiares y divertidos... inmersos en una amena conversación que se prolongó por días, meses, años, siglos enteros de dicha con un sabor dulce que provocó grandes acontecimientos en la raza humana, que ya prosperaba en sus primeras civilizaciones, fue así como se edificaron grandes imperios... inspirados en los ideales que llovieron a la tierra cuando el cielo no pudo contener los pensamientos de aquellos dos seres misteriosos que apenas y comenezaban a conocerse...

Al caballero le encantaba hacer sonreír a la princesa, sentía un gran aprecio por ella y esperaba en un futuro distante poder ganar su confianza y compartir con ella secretos, anécdotas y experiencias... pues a pesar de todo aún eran jóvenes inexpertos que necesitaban aprender... Y si en el transcurso de su vida podían obtener una ayuda... valía la pena luchar por ella...

Al final de la velada, el caballero puso su marca en el cielo y le regalo la noche... precedida por un atardecer... la princesa encantada por aquel hermoso presente le obsequio a su vez la luna y el amanecer. Luego de esto y tras un momento, cómplices en silencio comenzaron a decorar el cielo con estrellas infinitas... de diversos colores, tamaños y dibujaron formas con ellas... toda la noche hasta el amanecer que fue el más hermoso que se había visto en aquel planeta azul cercano al sol... Luego de lo cual se despidieron siguiendo cada uno su camino, no sin antes voltear a ver partir al otro... tras su marcha, el cielo aun oscuro, vio su primera lluvia de estrellas...

Esto alegró al Dios Altísimo, y años después se supo que había mandado a su único hijo a aquel frío planeta... para procurar a los humanos la salvación eterna y la promesa de una felicidad completa... Todo por aquel enorme amor que les tenía...

Unos siglos después... volvieron a encontrarse, cada encuentro era como un baño revitalizador que les hacía olvidar por momentos los embates del destino y del tiempo que aún se mantenían en pie de lucha; sin embargo, no con la misma intensidad pues habían encontrado en el hombre el juguete perfecto...

Conversaron un largo tiempo y el caballero estuvo agradecido con la princesa por permitirle acompañarla a dar un paseo por las galaxias y planetas; sin olvidarse del jardín del edén donde vivía junto a Dios...

De vez en cuando bajaban a la tierra y caminaban entre los mortales... 
Pasean por sus ciudades, buscando el edificio más alto para ver la luna o una banca libre en la plaza de armas... Esto último se hizo costumbre y se llegó a repetir en varias oportunidades... aquel hecho insólito y curioso, no molestaba al caballero, aunque a decir verdad con un chasquido de los dedos, su legión de sombras hubiera hecho desaparecer a cuanto humano indiscreto se les cruzase en el camino, pero no lo hacía por puro respeto, respeto a la vida que ella tanto amaba... y al Dios mismo, que siempre estaba con un ojo encima de él... sólo por si acaso...

El caballero no sabía cómo decirle a la princesa que podía confiar en él, que daría lo que fuera y más sí la princesa lo precisase. Y como no encontraba palabras adecuadas, se dejaba llevar por su intuición tomando la mano de la princesa, cálida... Aquella noche el caballero le prometió un deseo a la princesa, le dio un plazo y le dijo que la próxima vez que se encontrasen, ella ya habría decidido qué pedirle... 
Luego de eso se despidieron como de costumbre en la puerta del castillo donde ella moraba; el único lugar en el universo donde estos dos seres eran simples mortales... en las gradas tras la entrada..., en la puerta...  y en la calle que la circundan...

Mas al despedirse el cielo fue coronado con el culminar de un eclipse lunar, secundado por millares de estrellas que continuaban su eterno tiritar hipnótico... Desde entonces y hasta la actualidad cuando un hombre ve el cielo nocturno, maravillado, puede sentir aquella promesa aun proscrita por los sentidos, pero que se renueva con cada alegría... y que existirá por siempre hasta que el destino decida cruzar los caminos de aquellos dos seres.. 

Esa fue la última vez que se encontraron, el caballero aún está esperando por el deseo... y está dispuesto de todo corazón a hacer lo posible por cumplirlo, así le cueste la inmortalidad; pues sabe que ella compartiría parte de la suya con aquel curioso personaje... que sigue a la espera...

CONTINUARÁ
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Fecha Publicación: 2025-09-23T12:40:00.000-05:00

 

—Vamos a buscar emoción!— dijo animado —Sino cuando? Vamos!
—Está bien, está bien... vamos!— cedió y caminó junto a sus cuatro amigos
Entraron a una discoteca bastante animada, jóvenes por aquí y por allá bailaban, reían y tomaban. 
Era bastante difícil oír a alguien y automáticamente pensaba que sería mucho más difícil encontrar a alguien y mucho más, bailar siquiera.
No había dado ni 10 pasos dentro del local cuando la vio y se perdió en su presencia.
Se detuvo en seco, cautivado, atontado, cual polilla que descubre la incandescencia y que hipnóticamente se dirige a su fin.

Ella estaba allí, justo en el centro mismo de la pista, bailaba, primero la vio, bailaba sola en un grupo de puras chicas, era alta, delgada, bonita, sonreía, saltaba, vibraba con la música, disfrutaba el momento. 
Y en aquel bailar hipnótico, José simplemente desapareció. 

En un instante el local estaba totalmente vacío y ella estaba allí, danzando al ritmo de eufóricos beats, y no podía decidirse a si caminar o respirar a la vez, pero creo que optó por seguir viviendo... Era perfecta!

De pronto unos sonidos extraños sonaron a lo lejos, y otra vez, y otra, eran sonidos de algún lugar conocido, algo se movía en su memoria al recordar aquellos sonidos, era algo que conocía, que lo llamaba a responder y aunque intentó con todas sus fuerzas apartar este pensamiento, tuvo que hacerle caso, eran gritos, era su nombre, alguien lo estaba llamando, alguien estaba regresándolo a la realidad, y al voltear, de pronto se llenó el local, la bulla regresó, las personas y la música estaban allí, era uno de sus amigos gritando su nombre.
—se!... osé!... José!...— gritaba el mismo amigo con quien, hace años estaba hablando de no sé que tema.
—Amigo— dijo mientras palmeaba su espalda— Estás bien?
—Si, si, muy bien— dijo mientras pensaba, quién rayos sería este sujeto que intentaba apartarlo de tan bella visión... La visión! volvió a mirar. Estaba ligeramente asustado y preocupado de no volver a tener aquella visión... pero Gracias al Dios Altísimo, ella estaba allí, seguía allí y por primera vez se dio cuenta que ella era real!
—Seguro que estas bien?— volvió a preguntar su amigo, intrigado.
—¿Qué pasa?— preguntó Moisés, participando de las preguntas.
—No sé, sólo se quedó para...— su respuesta quedó en el aire y se fue perdiendo, sus sentidos habían abandonado esta infructuosa conversación y la habían vuelto a encontrar. Fue abducido en ese preciso instante.

Ella bailaba...

Tenía los brazos arriba, su cabello largo y negro cubría su rostro, verla bailar era como ver la vida en cámara lenta, quizá el tiempo se relentizó sólo para él, quizá su ritmo cardiaco y los beats generaban este interesante efecto en sus percepciones, quién lo sabría. La cosa es que... ella bailaba, ella saltaba y de pronto su rostro aparecía entre sus cabellos danzantes.

Era totalmente extraño, como si estuviera presenciando algo sagrado, algo inesperado, como si estuviera viendo algo que no le estaba permitido y que él querría grabar de alguna forma. 
Simplemente no podía apartar la mirada.

Ella bailaba, saltaba, brazos arriba, cabello suelto negro, brillante, cautivante y aunque estuvo viéndola sólo segundos, su mente al fin lo entendió, ella se entregaba a la música, no era que estuviera bailando diferente que cualquier otra chica, todas sus amigas estaban haciendo lo mismo, pero él sólo tenía ojos para ella, definitivamente había algo especial y fascinante, pero no lograba descifrar qué era. 

Personalmente creo que estaba incapacitado para hacerlo, y lo estuvo desde el primer momento que la vio en la pista de baile. Y confieso que, simplemente se entregó a aquel momento.
Estoy seguro que existen muchas figuras retóricas, literarias y psicológicas para expresar lo que mundanamente se conoce como "amor a primera vista", se dice que uno repentinamente ya no puede apartar la mirada, pero yo creo que uno en realidad puede hacerlo y lo hace, pero no quiere apartarla y además el tiempo que permanece sin mirar es ridículamente pequeño.

Y otra ves el mismo sonido, es molesto, entrometido, y solicita atención sin miramientos..
—Sé!... osé!... José!— dicen las voces.
—Qué! Qué quieres!— respondió un malhumorado José, como un niño pequeño haciendo berrinche por el juguete perdido
—Bro— una voz diferente esta vez —Todo bien? te has quedado allí! —comunicó una voz preocupada.
—Chicos, creo que nos vamos nomas, José está mal...— dijo una voz sensata.
—Nooo!— y todos volvieron a verlo. Recién caía en cuenta que estaba rodeado por 5 amigos que lo miraban entre sorprendidos y algo asustados.
—José, te has quedado en blanco ni bien entraste— resumió una voz más cercana.
—Pensamos que te dio un aire, un paro, un derrame, algo...— alertó una voz más joven
—Y eso que ni gaseosa hemos tomado...
—No, no, estoy bien, estoy bien en serio— contestó José, sin convicción.
—¿Qué pasa entonces?— inquirieron sus amigos.

José los miro a todos, y todos lo miraban esperando una respuesta... pero no llegó a responder, las canciones no dejaban de sonar y él la volvió a encontar en la pista. Sólo que esta vez, todos lo notaron y siguieron su mirada, entonces comprendieron.

Una sonrisa se dibujo en todos sus rostros, quizá de alivio, quizá de alegría, alguna clase de felicidad común se había apoderado de todos, lo que explica lo que pasó a continuación.
—Ve a hablarle— dijo la voz más osada
—No! mira, está rodeada de chicas... 1, 2, 3 y 4, no, 5, 5 chicas!
—Somos 6 Bro —puntualizó quien contaba con los dedos.
—Si José se queda mirando, somos 5— Instantáneamente recibió no pocos golpes— Auch! sólo bromeaba!
—No, miren son 6! son 6, una chica más se está uniendo al grupo— dijo haciendo un gesto de victoria.
—La noche se ha puesto interesante!— dijo otra voz y comenzó a frotar sus manos.
—Enemigo a la vista!— dijo una voz joven e hizo un saludo militar.
—Qué enemigo?
—Acaban de secuestrar a José! Daño crítico! Es un ataque psicológico!— declaró la voz divertida.
—Ja... ni siquiera pudo desplegar su escudo AT... jajaja— reía la voz madura.
—Espera, no entiendo, vamos a ayudarlo no?— se dijeron entre todos.
—No... él nos va a ayudar a nosotros!— respondió la voz preocupada.
—¿Cómo? ¿Qué? ¿Cómo nos va ayudar si está catatónico? mira, ahorita se hace la pis...— y señaló los pantalones de José, los cuales se mantenían secos.
—Pero son puras chicas Bro, eso es por algo... osea, cero chicos, sólo chicas, noche de chicas, entiendes...?
—Ni siquiera vamos a llegar a decirles "Hola que hace"
—Jajaja! Quizá oigamos un "Adiós" — añadió una voz previsora.
—Pero a quien está viendo José?
—No sé bro, todas son bonitas— mientras usaba una mano para tapar la luz y verlas mejor.
—Y altas— puntualizó una voz observadora.
—Y bien bonitas, ya me está dando cosa ir y que me choteen sin piedad! —argumentó una voz sensata.
—Y altas...— puntualizó la misma voz observadora. 
—Y tenemos un hombre caído... José? José! Otra vez? No— pero era inútil, José ya no estaba con ellos
—Está en órbita bro— dijo mientras tomaba una foto con su celular y esquivaba salvajemente otro golpe
—Ok, vamos a ayudarlo— y todas las miradas se dirigieron a aquella voz valiente y suicida.
—Y cómo vamos a hablar siquiera con aquellas ninfas...— dijo una voz y adquirió una pose de meditación profunda.
—Bueno, tenemos mucho que ofrecer— y todos miraron a quien lo había dicho.
—Tu vas primero— le respondieron en coro.
—Tienes acciones en la bolsa?— preguntó uno.
—Del mercado no vale— atajó otra voz
—No— confesó la voz valiente.
—Tienes una medalla de honor del congreso? — preguntó la voz previsora.
—No— confesó nuevamente la voz valiente.
—Una vez, a mi me tocaron 2 chichistes en el mismo chicle, cuenta?
—Al menos somos guapos— dijo otro mientras hacía un gesto de macho alfa, parado en jarrita mirando al horizonte. Lo miraron todos a la vez y de pronto alguien dijo: —Estamos fregados...— y otro continuó: —Lo importante es que hay salud! Volvieron a mirarlo todos a la vez y alguien más apunto: —Estamos re fregados...

Y mientras esta discusión estratégica sucedía, en un mundo no muy lejano, pero si muy distante, un fuerte deseo comenzó a crecer en el interior de José, un anhelo que iba contra todo espíritu de conservación... 
Y súbitamente unas palabras brotaron de sus labios: —Quiero... hablar con ella...
Ni siquiera sabía por qué estaba diciendo estas cosas; sin embargo, desde lo profundo de su ser, brotaban más y más palabras... —Quiero acercarme... quiero saber quién es... Yo...
Nadie escuchó estas palabras, pero todos lo entendieron.

Y ante la atónita mirada de sus amigos, el antes petrificado José comenzó a andar, como rompiendo un hechizo dio el primer paso y avanzó en medio de todos, barriendo en su camino todas las miradas. Había algo diferente en ese andar, una resolución quizá? un fuerte espíritu suicida? locura? Quién sabe... 
Y sin embargo, allí fue José, ninguno pudo más que mirar. 

Sus pasos eran firmes y seguros, no había duda en su ser mientras se abría paso entre la multitud. Visto bien, cualquiera pensaría que era como si un cocodrilo se acercara en mortal silencio a una incauta gacela que bebe tranquilamente de las aguas de algún lago... pero no, la realidad era más parecida a alguien que se esfuerza por nadar para alcanzar un salvavidas.

Justo en ese momento, la realidad cayó sobre sus amigos y una voz rompió el embrujo diciendo: 
—Vamos!— y todo el grupo de amigos corrió tras él.
Supongo que sólo querían ayudar, no sabían nada del grupo de chicas, tal vez había un grupo de chicos por ahí, tenían que acompañar a José, ya sea para ayudarlo o quizá para salvarlo... Pero como suele ocurrir en este tipo de situaciones, la multitud impidió pudieran alcanzarlo, se cerraban ante aquel grupo de chicos mientras que José avanzaba casi de manera milagrosa entre el mar de gente. 
No lograrían alcanzarlo a tiempo.

—¿En qué piensa?— renegó una voz.
—Está loco, corran! corran!— apuró una voz más aguda y apretujada.
—No lo alcanzamos bro— sentenció una tercera voz.
—Sepárense!!— Apresuró la voz más fuerte. 
—El primero que llegue lo agarra... vamos!— y se separaron cada cual como mejor pudo para poder alcanzarlo, pero José estaba a pocos metros de aquella chica. Nada en el mundo podría detener este encuentro, era casi como si todo estuviera pre-escrito. 

Estaba a pocos centímetros... Y sin embargo, algo pasó.

No lejos de allí, kilómetros bajo tierra, una placa tectónica comenzó a sentirse insegura e inestable, queriendo ocupar el lugar de otra placa tectónica, que no estaba a gusto con esta nueva disposición, por lo que forcejearon imponentes en medio de las profundidades produciendo un sólido movimiento telúrico de 8 grados en la escala Richter. Las ondas viajaron subterráneas a gran velocidad, expandiéndose en todas direcciones, amenazantes, poderosas, sorpresivas.

Entonces la onda los alcanzó, primero fue el sonido, nubes de polvo se levantaron de Dios sabe donde, y destellos verdes se dispararon en los cielos por el choque de energías. José estaba justo frente a ella y por un segundo, sus miradas se encontraron... súbitamente se cortó la luz en el local y el remezón los alcanzó. 
Todo el mundo perdió el equilibrio y cayó de rodillas, la verdadera fiesta los había alcanzado. 

Las luces de emergencia se encendieron, iluminando pequeños letreros con la palabra "Salida", a los cuales obviamente nadie podía llegar. El movimiento era tan majestuoso como terrible, las ondas eran irregulares haciendo que mantener el equilibrio fuera el doble de difícil. Luego comenzaron a encenderse y apagarse las luces, había un corto circuito, y donde antes había algarabía y diversión, ahora una mezcla de temor se alzaba reinante.

José levantó la mirada y buscó en la oscuridad, nada estaba en su lugar y nadie encontraba a nadie, aunque lo tuviera al lado, era como si en menos de un segundo, algún dios gracioso hubiera mezclado a cada quien en ese local y hubiera mezclado la calma con el espanto... No veía nada, pero de pronto la encontró, estaba de rodillas en el suelo, cubriéndose la cabeza con los brazos, todos estaban así. No muy lejos de donde estaban ellos, todos los amigos de José intentaban encontrarse, pero en medio del retumbar y gritos nadie oía nada.

Y como si alguien hubiera dado una señal, todos a la vez intentaron ponerse en pie y salir de aquel lugar lo más rápido posible. José la vio pararse e intentar avanzar hacía la salida, pero en ese momento otro movimiento, sino el mismo, lo sacudió todo haciéndolos caer, ella cayó y volvió a levantarse, pero otra persona resbaló y la empujó al suelo... ¿Dónde estaban sus amigas? ¿Dónde estaba todo el mundo? se preguntó.

Una de las cosas más terribles en medio de un terremoto son las muertes por aplastamiento que se suceden cuando, en medio de la histeria y el miedo, la gente simplemente pasa sobre otras personas, produciendo golpes, asfixia y hasta muertes.

José lo sabía y no dudó en intentar llegar a ella, intentó andar, gateó, intentó llegar sin empujar a nadie, pero era imposible, la gente le oprimía en su carrera a ningún sitio, ella estaba tumbada, se sujetaba la cabeza y fue lo último que vio, un segundo después una rodilla salida de la nada le dio de lleno en el rostro, desorientándolo, pero al caer... logró alcanzarla, su mano toco la de ella e intentó tomar aliento, un segundo, pero la gente seguía aplastándolos, tenían que pararse, aún mareado hizo un esfuerzo por levantarla del suelo, alguien pisó sus piernas y sus manos. No tenía tiempo... En ese mismo instante hubo un destello y la luz volvió por un segundo, pudo orientarse, la gente se separó un poco, pudo ponerse en pie y logró al fin levantarla. Ella se sujetaba su brazo, se había lastimado. 

Creo que no supo como explicarlo pero la abrazó y sujetó su brazo, intentó comunicarse pero era inútil decirle algo, no se oía nada, ella levantó la mirada buscando un rostro y el acercó el suyo, intentó nuevamente gritar pero no se oyó, entonces señaló la salida, pero tampoco se veía nada. Así que simplemente la guió a la salida, ella lo siguió.

Los amigos habían sido separados y los que lograban salir del local no lo hacían sino sucios, golpeados, algunos heridos y todos muy temerosos. Afuera tampoco estaban tan a salvo, los grandes ventanales del local prometían cortes dolorosos y aunque la tierra aún no había dejado de temblar, había bajado su intensidad, en momentánea tregua, permitiendo que el que pueda, salga de la oscuridad. Y creo que, ese era el temor más apremiante, a quedar atrapados, a quedarse en la oscuridad, a no volver a ver a su familia. Lograron salir, ella seguía apoyándose en él y seguía sujetándose el brazo. 

José la condujo a un lugar despejado, lejos del bullicio y altos ventanales, se apoyaron en una pared y tomaron aire. Vio que seguía sujetándose el brazo y le preguntó —Estás bien?— pero ella no respondió, no podía mover el brazo, tampoco podía verlo, estaban en penumbras, las luces de los autos era lo único que iluminaba la noche estrellada —Puedes moverlo? Estás herida?— apremió al darse cuenta que podría estar más lastimada, pero ella respondió: —Sólo mi brazo, me duele, no puedo moverlo— él vio el reflejo de sus lágrimas, no lo miraba, le dolía, lo sabía y se hacía la fuerte.

José no dudo y se sacó la camisa, hizo un nudo con ella y se la colgó del cuello para ella pudiera descansar su brazo allí, quizá no había heridas pero había que inmovilizarlo. Ella permaneció en silencio mientras el trabajaba. Entonces José, genuinamente preocupado y terriblemente vuelto a la realidad le dijo: —¿Te puedes levantar? Vamos a buscar a tus amigas, te deben estar buscando— Ella lo miró un momento y pudo ver que, realmente se estaba preocupando por ella, pero no dijo nada, se puso en pie con ayuda y juntos regresaron lentamente al bullerio.

Era un caos total y encontrar a alguien era difícil, sino imposible, pero seguramente sus amigas estarían buscándola. El terremoto había cesado, el polvo no dejaba ver mucho pero se oían los gritos, las luces de los autos era lo único que les permitía ver algo. Miraban a todos lados, había mucha más gente de la que parecía, quizá en la misma situación, buscando a sus amigos, hermanos, corriendo, gritando, ayudando a otros y entonces José le preguntó —¿Cómo se llaman tus amigas para llamarlas— Ella, que seguía medio en shock le fue soltando nombres, intentaba recordar quienes estaban con ella y entonces dijo: —Estaban Carla, Mariana, Cecilia, Giannina, Lucia, Andrea, Alejandra..., creo que eran todas— y aún no había terminado de hablar cuando José levantó su voz y comenzó a llamarlas una a una, estaba seguro que ellas estaban por ahí. 

Carla! Mariana! Cecilia! Lucía! Andrea!— comenzó a llamarlas cuando cayó en cuenta que no sabía el nombre de ella, quizá si la llamaba a ella misma, sus amigas escucharían su nombre y vendrían. José volteo y la encontró mirándolo, entonces le preguntó: —Disculpa, cual es tu nombre?— Me llamó Mía —respondió ya más consciente de todo, poco a poco recobraba el aplomo y el control. 

Era como si el actuar de José, el que se haga cargo, el que la esté cuidando, de alguna forma le daba paz, le daba seguridad y a pesar de todo, en esa seguridad, ella podía recuperarse. Admiró eso y de pronto se encontró que en realidad no sabía quien era, no sabía nada de él, y mientras lo miraba gritar y llamar a sus amigas, esforzándose, noto que no la había dejado ningún instante. Entonces vio a la luz de los autos, lo sucio y golpeado que estaba el chico, y recién se dio cuenta que él también estaba herido, su mano derecha, estaba ensangrentada, era sangre seca, pero dónde tendría la herida, no podía saberlo. Recién ahora estaba siendo consciente de todo y le preguntó: —Estás herido? Tienes sangre— y quiso tocar su brazo para ver bien dónde estaba la herida. José dejó de gritar su nombre y se volvió a ella, pero justo en ese momento pasaron muchas cosas a la vez. 
Una réplica calló todos los sonidos.

Lo peor de las réplicas es que no se detienen, puede haber terminado el sismo, pero las réplicas continúan, permanecen, se quedan por días, semanas y hasta meses en el corazón de los golpeados, uno simplemente ya no puede caminar con normalidad, se queda con uno aunque ya no pase nada.

Ambos se arrodillaron, todos se arrodillaron en humildad, como reconociendo su fragilidad y pequeñez. Nadie podía mantenerse en pie y nadie gritó hasta que volvió a parar. 

Y juntos escucharon: —Mía!! Mía!! Dónde estás?— y vieron como dos chicas aparecieron de la nada gritando su nombre. —Aquí!— gritó José hasta perder la voz —Aquí! Aquí está Mía!— ellas se reorientaron y corrieron hacia ellos, eran Andrea y Mariana, que estaban buscándola. 
Ambas corrieron a la vez, y al llegar Andrea se lanzó a abrazarla ni bien estuvo cerca. Mariana la alcanzó luego, se agachó y las tres se abrazaron los mejor que pudieron. 
José escuchó: —Mía! pensamos que te habíamos perdido— la chica comenzó a llorar. 
—Te vimos tirada en el suelo— dijo la otra chica, aliviada aunque muy nerviosa— y cuando intentamos correr hasta ti, la gente nos arrastró, nos caímos y ya no vimos nada— de pronto comenzó a llorar lo que venía reprimiendo. José no sabía si intervenir.
—Y las demás?, dónde están las demás?— dijo Mía en todo preocupada. 
—Están por allá, Cecilia se dobló un tobillo y no podía andar, Carla tiene un raspón, escuchamos tu nombre y no sabíamos como venir y cuando al fin venimos nosotras nos agarró la réplica— 
Mía las volvió a abrazar fuerte, pero le dolía el brazo y ellas lo notaron, notaron además que tenía un cabestrillo y con la poca luz vieron que el cabestrillo tenía sangre. Ambas saltaron al darse cuenta. 
—Mía estás bien?— se acercó Mariana buscando la herida y tanteando su brazo hasta que Mía soltó un —Au! Au!
—Es su codo?— preguntó Andrea mirándola y buscando alguien que los ayude.
—No, es su brazo, su codo está bien, quizá es una fractura— señaló Mariana, mientras ayudaba a Mía a ponerse en pie. 
—No puedo moverlo, me duele mucho— respondió Mía.
—Pero y la sangre?— preguntó Andrea quien notaba que no estaba sangrando, no estaba húmedo, sino que estaba seca.
— No es mía— dijo Mía mientras miraba a José quien de pronto se veía incluido en esta pequeña conversación. 

Y recién allí Mariana y Andrea tomaron consciencia de José, un chico que estaba parado frente a ellas, una vio la sangre en la frente, nariz y brazo del chico, vio lo sucio y golpeado que estaba, la otra entendió de quien era la ropa que servía de cabestrillo para Mía y que la voz que había gritado el nombre de Mía, era de él. Las tres se asustaron, José no se veía tan herido en la penumbra, pero con la luz adicional de los faros podían verlo bien y no podían evitar preocuparse.

—Estás bien?— le preguntó Mariana que soltó por un momento a Mía y se acercó a José. 
Ahora era José quien estaba perplejo, y es que no se había puesto a pensar en él mismo desde hacía ya buen rato. Pestañeó un momento y entonces dijo —Si, si estoy bien, no se preocupen— Instintivamente José se tocó los labios y sintió la sangre seca, se tocó la frente, se tocó el brazo y fue recordando como comprendiendo lo que había pasado, y aunque no terminó de entender de donde había salido el rastro de sangre que tenía en los brazos, no se preocupó demasiado, no se sentía más que golpeado y ligeramente sediento. 

—Gracias!— dijo Andrea que no soltaba a Mía y entre las dos se mantuvieron en pie.
—Vamos con las demás— le dijo Andrea a Mía, quien adolorida asintió y se dejó llevar. Pero no habían dado ni dos pasos cuando recordó a José, volteo para mirarlo y allí estaba él, quería decirle muchas cosas, quería agradecer todo lo que había hecho por ella.

José por otro lado, se sentía... incompleto, sentía que no la había ayudado lo suficiente y pensaba que ahora que estaban todas juntas podrían encontrase y buscar ayuda, llamar a sus padres, salir de allí juntas. Y recién allí, José recordó a sus propios amigos, dónde estarían? lo estaban buscando? Dio media vuelta y buscó entre la penumbra algún rostro amigo, pero no encontró a nadie, sólo veía a las chicas que se alejaban lentamente.
—Mía...— se dijo —que bonito nombre— y continuó allí, grabando en su memoria todo lo que había pasado. La encontraría otra vez? Algún día quizá? No, era poco probable.

Ah pero si hay algo interesante en la vida es que en verdad es inesperada y muchas veces sorprendente. 
Y sucede que, mientras la calma volvía lentamente, otra réplica subió al escenario y comenzó su concierto de temor. Y aunque no era tan fuerte como el sismo original, el miedo ya había hecho un buen trabajo en todas las conciencias y voluntades. Las chicas no se movieron mientras duró el movimiento, pero no pudieron mantenerse en pie, así que se agacharon y allí juntas resistieron. 
—Ya va a pasar— se repetía Andrea a cada cuanto —Ya va a pasar!— hasta que la réplica terminó.

José ya había dado sus pasos buscando a sus amigos, los llamaba por nombre, pero ninguno contestaba. Mía podía escuchar su voz en la distancia y eso le dio fuerzas, si él podía esforzarse, ella también lo haría. 
Y recién se dio cuenta que, no sabía su nombre. 

Ella se alejó en la distancia hasta encontrarse con sus amigas y José, poco a poco fue encontrando a sus amigos, se alegraron al encontrarse, todos estaban perdidos buscándose entre sí, sólo José parecía haber salido de una batalla campal y eso era sorprendente, pues era el que en menos peleas se metía.
Entonces uno de sus amigos le preguntó por su ropa y le dijo: 
—Bro, y tu camisa?— señalando el pecho de José, quien recién ahora recordaba que se la puso a Mía como cabestrillo.
—Se llamaba Mía— les dijo y les contó lo que había pasado con ellos desde que se perdieron. Y todos atónitos tuvieron en mejor estima a José, ninguno le reclamó por no perseguirla cuando se la llevaron sus amigas, ninguno bromeo con que nunca la volvería a ver y ninguno lo culpó por haber dado pasos hacía ella, aún en medio de la oscuridad.
—Amigo José— le dijo una voz sensata mientra colocaba una mano en su hombro. —Todo bien?
—Si, todo bien— mentía, pues quería decirle muchas cosas a Mía, pero todo había salido pues diferente a como lo había imaginado. Suspiró y entonces les dijo— ya vámonos, hay que ir a casa.
—Vamonos! Pisa bien bro
—Si te preguntan, diles que te salvamos —a lo mejor y nos perdonan llegar tarde.
—No creo que no nos perdonen llegar tarde, verdad? —consultó una voz joven.
—Hmm mejor pensemos en otra cosa —respondió la voz sensata.
—Si, vámonos, total uno nunca sabe José —todos tenían la misma idea, querían de alguna forma hacerle saber a José que, tal vez esta historia no había terminado y que tuviera esperanza.

José sonrió al ver el corazón de sus amigos, se detuvo y volteó un momento a ver el escenario de esta intensa historia y le dijo al viento —Ya nos volveremos a ver Mía— sonrió, se volvió y se fue andando con ellos, a casa. 

Cuando Mía llegó a la clínica, cortaron la camisa y le retiraron el cabestrillo para poder examinarla, tenía una fisura en el antebrazo, por eso no podía moverlo. Sin embargo, no dejó que botaran la ropa, sino que se la guardó. Y cuando todo hubo terminado y ya estaba rumbo a su casa, encontró que en el bolsillo de la camisa había un DNI. Lo extrajo, lo miró por todo lado, sorprendida, y entonces leyó:
—José... — y una sonrisa tierna se dibujo en su rostro. Era la sonrisa de una próxima historia.

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Fecha Publicación: 2025-08-14T12:30:00.001-05:00

Una pequeña luz parpadeó en el monitor principal y su mensaje era claro:
-- Iniciando operaciones --

Seguidamente, una serie de paneles, monitores, indicadores y otros dispositivos diversos volvieron a la vida. Una nave solitaria se energizaba y comenzaban a rugir furiosos sus motores. 

Aún en el silencio del espacio, su ronroneo era perceptible, quizá era un sesgo psicológico, pero uno podía oírlo claramente, uno podía sentirlo.

Desde la oscuridad de unos asteroides, una sombra metálica comenzó a emerger a la luz, era un destructor de naves, de clase Hammer, fuerte, veloz, mortal. 
Había recibido instrucciones y su destino estaba trazado.

Mientras tanto, la tripulación espabilaba y se conectaba a sus terminales de servicio, guantes hápticos, visores y controles. Todo en línea.

No muy lejos de allí, en la superficie de un planeta humeante y devastado, escuadrones de batalla iniciaban su ingreso en la atmósfera, recibidos por una incesante cobertura de fuego, proyectiles y plasma.

Totalmente normal en este tipo de invasiones, los cielos lloraban metal.
 
Y en aquel futuro incierto, donde los ecos de batallas se hacen eternos y transcienden la oscuridad de la distancia, en todos los cielos, grandes despliegues de poder e imponentes fortalezas pasan al olvido entre llamas de color azul y el perplejo silencio.

Y las vidas, todas ellas, se lanzan a defender un ideal, un sueño, una promesa, un futuro que quizá nunca sea para ellos...

Mientras que en tierra y bajo montañas de concreto armado, especialistas, inteligencias artificiales, grandes ordenadores y estrategas dibujan planes que puedan llevarlos lejos de los brazos de la muerte.

La batalla continua y no hay piedad, sólo la promesa de un destello y el sueño eterno...
Todos caen por igual, todos vuelven al polvo y al creador.
Es la guerra con toda su gloria y todo su horror.

Diario del Capitán - Entrada 77: Una pequeña luz en el cielo

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Fecha Publicación: 2025-08-10T12:39:00.001-05:00

La criatura no se lo esperaba, estaba tan convencida que tendría diversión aquella noche que no pensó en la posibilidad que algo le cayera justo encima, y mucho menos que aquella cosa literalmente atraviese sus pensamientos.

Cayó directamente sobre aquella monstruosa criatura, dejando únicamente una gran mancha de sangre y restos desperdigados por todo el lugar.

Las personas aterradas y confundidas vieron como este demonio simplemente se convertía en una sanguinolenta decoración. De pronto, una extraña sensación invadía su alicaído corazón, al ser conscientes que su terror más grande acababa de ser aplastado por algo aún más misterioso, poderoso y terrorífico.
 
Y que justo en ese momento al límite de una silente crisis nerviosa, aquella sombra los miraba mientras estiraba sus angelicales alas llenando todo el lugar.

Las personas aterradas, estaban completamente inmóviles, como si súbitamente se hubieran vuelto piedra. No había ninguna reacción más humana que el desconcierto y la petrificación, pues estaban a punto de ser despedazados por este terrible demonio cuando súbitamente algo cayó sobre él, destruyéndolo. Estaban en Shock y Vastian lo notó en seguida, no podía hacer nada por ellos, no podía hacer que olvidaran y recién ahora pensaba que quizá había alguna forma mejor de hacer las cosas.

—Con trauma o sin trauma, tendrán que correr si quieren vivir— pensó con cierta ironía, y entonces tranquilamente les dijo: —Corran.
 
Lo dijo sin levantar la voz pero de forma que todos pudieran oírle. 
Intentó con todas sus fuerzas sonar lo más humano posible, quizá no pudiera borrar lo que acababan de vivir, pero tal vez podría no aumentar sus pesadillas, recogió sus alas y esperó a que alguien se moviera, pero nadie movía un sólo músculo. La dureza del día a día le habían hecho olvidar que aquellas personas estaban haciendo un esfuerzo extremo en seguir respirando y no morir de un ataque cardiaco.

Pero pronto lo entendió, se incorporó como una persona, replegó totalmente sus alas y levantó su mano señalando el camino a través de los escombros y con la voz más humana que pudo producir, dijo: —Si quieren vivir. Vayan en esa dirección... 

Luego extendió sus alas, dio un salto y desapareció en el cielo nocturno, dejando que la autoconsciencia vaya recuperando terreno en la mente de todas aquellas personas... Y se quedó en el aire, muy arriba, viendo como reaccionaban y comenzaban a moverse, lentamente, quizá lo hacían más lento de lo que le hubiera gustado, pero estaban exhaustos, no podía reclamárselos. Y mientras los miraba volvió a pensar sobre cómo se sentía el mismo, volvió a recordar cómo se sentía estar aterrorizado y volvió a recordar como era sentir y ser un humano más. Tuvo piedad.

Desde los cielos los siguió, velando que avanzaran por el camino correcto y cuando algún peligro se acercaba demasiado, descendía en picado a terminar su existencia, lo hacía rápido y lo más limpiamente posible, no pretendía poner más cargas en aquellas fatigados corazones, quería que regresaran en paz o en alguna clase de paz.

Para las personas en tierra, era como si hubieran corrido innumerables maratones poniendo su vida en riesgo en cada paso, y ahora tenían que correr una vez más para salvarse, sólo que no habían fuerzas. Era como si estuvieran heridos, y aunque varios realmente lo estaban, no eran las heridas en sus cuerpos lo que los detenía. Eran sus corazones, el terror y el miedo los había herido terriblemente y la perspectiva de la muerte los había enmudecido hasta los huesos, no podían hablar, quizá y hasta lo habían olvidado, pero recordaban las palabras que escucharon hace poco, y aquellas palabras les devolvieron el significado de temer y querer vivir, esas palabras extrañas aún, los obligaba a correr de alguna manera, y es que a pesar de todo, nadie quiere morir.

De pronto Vastian lo sintió, no muy lejos de allí había una matanza y él tenía que ir.
—No puedo estar en todo lado— pensó para si, dirigió una mirada a aquel desvalido grupo y deseo que pudieran alcanzar alguna clase de seguridad, ya no había nada peligroso en aquella zona, excepto por él mismo, así que agitó las alas y salió disparado hacia su próximo objetivo, a la siguiente pelea, a la siguiente masacre, aquello era venganza en su más forma más visceral.

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Fecha Publicación: 2025-07-01T12:21:00.001-05:00

Diario del guardián - Las entidades, criaturas, errores.

No todas las irregularidades tienen forma de pulpo, vienen en un amplio surtido de formas, tamaños, colores e intensidades.

Lo normal claro es que sean una mezcla de mantarrayas, arañas y pulpos humeantes y violentos, pero también las hay también con forma de guijarros apelmazados, como una infinita cantidad de cosas pequeñas aglomeradas, como si un empedrado repentinamente cobrara vida y mostrara su desacuerdo con el mero hecho de existir, causando destrozos.

No imagino que encontrarán al otro lado, tampoco he intentado averiguar que se esconde tras el borde del agujero, ni ganas tengo siquiera de acercarme, su radio de absorción es tan intenso que, de no estar resguardado tras un muro o a buena distancia, sería absorbido, igual que todo aquello que cae en su inmisericorde campo de acción.

En todos los años que llevo haciendo esto, jamás vi una sola de esas criaturas que lograra sujetarse lo suficiente, cabe mencionar que mientras más grande el agujero, más grande es la fuerza de atracción.

Una de las cosas que más me pregunto es, con qué autoridad un ser humano, porque espero seguir siendo uno, puede hacer estas cosas. Claramente estas criaturas no caben en lo que podemos llamar normalidad y personalmente, no quiero ni imaginar que podría pasar si lograran entrar a nuestra realidad. Sólo me limito a encontrarlas, contenerlas y exiliarlas lo más rápido que pueda y con el tiempo he ido observando ciertos detalles.

Si bien todo, y me refiero a todo, incluido el aire, vuelve a su lugar cuando desaparezco el espacio jaula, a veces se manifiestan pequeñas alteraciones, casi imperceptibles si no tienes con qué compararlo, pero están allí, por ejemplo, alteraciones en el patrón de una mayólica o pequeñas marcas en el pavimento, cosas así que podrían pasar por desgaste normal del uso de las cosas. Es como si, al retraer el espacio jaula y se reconstruyera la realidad al punto antes de establecer el espacio, hubiese diminutas variaciones en las propiedades y atributos de las cosas. Todavía no logro establecer una relación clara con la destrucción que se sucede en los espacios jaula. Según entiendo, nuestra realidad, el espacio de "trabajo", es restaurado a su normalidad casi al 100%, pero sinceramente me quedan dudas y aunque no tengo evidencia, algo me dice que tiene que ver con el nivel de la entidad que me toca exiliar.

Otra de mis constantes interrogantes es, hay más personas como yo? quiero decir, capaz de sentir la inquietud, capaces de confinar esas criaturas? Reaccionan? Intervienen? Y si lo hacen, cómo lo hacen? nunca he visto a nadie aparte de mi en esas situaciones, aunque debo admitir que tampoco tengo tanto tiempo como para contemplar el paisaje. Casi siempre es saltar a la acción y allí se va toda mi atención.

Por el comportamiento siempre violento de estas criaturas, he llegado a comprender que, de alguna forma, saben exactamente lo que va a pasarles, cosa curiosa pues yo, quien las confina, realmente no lo sé.

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Fecha Publicación: 2025-04-16T17:38:00.003-05:00

Las noches se volvieron frías, el miedo se volvió parte del horizonte, el silencio era tanto una bendición como una pesadilla.
Y allá más allá de los muros, extrañas formas se entrelazan en tortura y destrucción.

Una de ellas, la más grande, azota apéndices que destruyen estructuras y lanza por los aires una pequeña figura, la cual se estrella estrepitosamente en un edificio de oficinas, los vidrios, fierros y pedazos simplemente saltan por los aires.
Es la misma danza que viene bailándose desde hace eones, ahora con renovada furia, sobre una tierra desolada y hambrienta.
Pero este baile se conoce bien.

La pequeña figura se pone de pie y sale caminando del edificio derruido, no parece alterada, como si solo estuviera de paso, cualquiera diría que sólo fue a echar un vistazo.

Pero la sombra grande que ha olvidado su presencia y no parece contenta, lanza un temible aullido que corta la noche y evoca el terror, justo antes de lanzarse en cruel embestida, no dejará que aquella pequeña figura siga existiendo. Pero, qué motiva su actuar? no es hambre como otras fieras, mucho menos algún sentido territorial. Como un apetito, una búsqueda que simplemente no puede ser saciada. Si acaso pudiera compararse con algo, tal vez sería puro odio.

Y allí va en cruel carrera a terminar lo que empezó, quizá aún no comprende y quizá ni siquiera puede sentirlo, quizá simplemente no puede comprender que, en realidad, aquella enorme bestia es la presa y se está lanzando directamente a las fauces de su perdición.

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Fecha Publicación: 2025-04-16T16:26:00.001-05:00

Entonces él dio un paso desde las sombras, tenía las manos y el pecho cubierto de sangre, lentamente subió sus manos hasta la altura de su rostro en un gesto confuso, entre ocultando su rostro sonriente y revelando a la vez manchas de sangre. Sólo con verlo era suficiente para entender, él había disfrutado lo que había hecho y se regocijaba con el poder que había alcanzado.

Y yo estaba allí, nos miramos durante un momento hasta que empezó a reír silenciosamente, como un niño travieso que disfrutando su travesura se ríe maliciosamente...

Simplemente no podía dejarlo pasar y ambos lo sabíamos. Estábamos a minutos de completar la evacuación y no podía dejar que este sujeto fuera por ahí a sus anchas.

-Qué te parece... sí jugamos un poco...-lo dijo sonriendo, en un tono muy bajo, casi un susurro, de forma entrecortada, inquietante y perversa.

Supongo que para él yo no era más que otro juguete de sus perversos caprichos, uno que casualmente llegó inconscientemente a sus garras y que sin importar lo que pase, no podría dejar escapar.

Pero para su sorpresa, no pasó nada.
Imagino que esperaba una reacción, tal vez quería infundirme miedo y tenía razón, en sus formas y maneras, era peligroso.

Sólo nos mirábamos, esperaba una reacción y estaba listo para... perseguirme tal vez, pero había un detalle, yo no correría y mi falta de expresiones desencajaba profundamente su sangrienta idea de diversión, así que, dejó colgar sus brazos, se recogió un poco y saltó sobre mí.

Podía verlo en cámara lenta extendiendo sus brazos terriblemente largos y blancos, casi cadavéricos que se cernían sobre mi resaltando más las oscuras manchas de sangre que tenía sobre todo su cuerpo.

Supongo que el orgullo nos vuelve ciegos, nunca pudo ver más allá de mi fachada; nunca pudo notarlo, sus ojos estaban perdidos en su propia búsqueda de aquello que él llamaba diversión.

Sus largos brazos se cerraron en mi cuello, su rodilla impactó en mi pecho de lleno y el peso de su cuerpo me empujó a las sombras, haciéndome caer de espaldas... y en la oscuridad, justo cuando caímos al suelo con gran estrépito lo supo, algo había salido mal.

Pensó que sólo eran sus ideas, arrebataría mi vida, consumiría mi alma, e iría por el siguiente, quizá por aquel grupo de personas que corría asustada, entre tanto caos seguro que alguien se pierde y nadie lo notaría.
Así que se apresuró a estrangularme con todas sus fuerzas mientras un brillo extraño resplandecía en su mirada... Todo era tan fácil.
-A pedir de boca -pensó en obscena agitación...

Y de pronto en su oscuro placer algo raro llamó su atención, dos brillantes puntos azules le devolvían una mirada fría que lo hacía sentir inseguro, y ese sentimiento fue creciendo poco a poco, abriéndose paso entre sus carcajadas, reduciéndolas, reemplazando cada gota de su deleite en súbito temor, y luego miedo, y luego terror... fue progresivo y pude verlo directamente en sus ojos Quería que sienta exactamente lo mismo que sus víctimas habían sentido...

Me soltó lo más rápido que pudo y pretendió escapar, retroceder, salir de ahí... Pero no le daría esa oportunidad, así que tomé sus brazos con las mismas fuerzas que él me había sujetado, entonces desde mi interior dejé que emergiera una lenta sonrisa que, en el medio de aquella oscuridad, él pudiera ver claramente y quede grabada en lo profundo de su ser, al menos durante sus últimos momentos...

-Suéltame!- gritó amenazante y poderosamente.

Para mí no era más que un pequeño insecto atrapado entre mis dedos...

-Suéltame!- volvió a gritar con más desesperación que ira.

-¿Qué pasa? ¿No íbamos a jugar un poco?-respondí lentamente y dejé que el terror que quiso infundirme ahora le causara el mismo efecto... Forcejeó como un animal salvaje que acaba de caer en una trampa y esa era la descripción más real de lo que estaba pasando... Jamás lo soltaría y ahora, tendría que dar cuentas por las vidas que tomó.

Se agitó y comenzó a cambiar, de pronto era más alto, menos robusto, con brazos y piernas anormalmente largos, su rostro perfilado, comenzó a desfigurarse hasta formar algo más parecido a un grotesco perro, de letales fauces y oscuro pelaje... Imponente sí, pero era en vano y lo notó inmediatamente, porque en el instante que me perdió de vista, de pronto me vio más grande y comprendió su propia naturaleza, había sido reducido a pesar de su transformación, a algo muy pequeño y desesperadamente vulnerable.

Entonces sintió como aquellos brazos que lo sujetaban comenzaron a levantarlo y para su terror, le rompió los brazos, todo sin perderlo de vista, simplemente no podía apartar la mirada, estaba petrificado y ya no mostraba aquella expresión sonriente de hace unos momentos... Súbitamente fue lanzado al aire, pestañeó y lo que lo lanzó ya no estaba allí en las sombras de ese callejón.

Y en un instante, miró a su derecha, pero estaba vacía, miró a su izquierda pero estaba igual, entonces lo sintió.
Volvió la cabeza como intentando responder a un presentimiento, pero su cuerpo no respondió a la velocidad de su miedo y allí estaba yo, descendiendo directamente sobre él para asestarle el golpe final...
No podía hacer nada, y lo intentó con todas sus fuerzas, intentó girar, gritar, pedir misericordia, hacer algo, lo intentó pero su cuerpo simplemente no podía responder a las órdenes erráticas de su mente. Y nada pudo hacer mientras era impactado y atravesado, ni siquiera pudo gritar. De pronto daba vueltas en el aire y se vio a sí mismo, parte de sí mismo, cayendo sin control.

El suelo lo recibió y de pronto la realidad de lo sucedido volvió el tiempo a la normalidad, pudo respirar, quiso decir algo, pero sólo tosió sangre, la noche era oscura y comenzaba a llover, las gotas caían sobre su rostro molestando su vista y permitiéndole apreciar su situación. Escuchó algo e inclinó su cabeza, eran pasos y alguien se acercaba. Ese alguien llegó y se inclinó a su lado.

Eran los mismos ojos... pero ya no le infundían temor, había algo distinto, dolor tal vez.
Quiso decir algo, pero simplemente no había que decir... ya no era el tiempo.
No podía moverse, hace instantes todo era todo agitación pero ahora todo era quietud, lluvia y silencio.
Y a la mitad de la noche, en una oscura calle, la vida se le escapó en medio de la lluvia.

Vastian lo siguió contemplando un tiempo y descubrió que en sus últimos momentos, volvió a ser humano, volvió a ser aquel niño asustado al que el mundo le pasó por encima y lo cegó con oscuro poder...

Tal vez no se pierden para siempre, pensó. Seguidamente se puso en pie, levantó la mirada y vio la calle que conducía a la multitud, inocente, temerosa, apresurada y sin perder la mirada retrocedió silente hasta desaparecer entre las sombras de la noche en un callejón cualquiera de esta ciudad desventurada.

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Fecha Publicación: 2025-04-14T16:05:00.003-05:00

Claudita era una compañerita del salón que, de una manera un poco infortunada, terminó siendo mi pareja de baile de promoción cuando terminaba primaria. Pobre pequeña, estoy seguro que de haber podido elegir hubiera escogido otro amiguito, quizá uno más conocido, porque sinceramente, no recuerdo haber hablado con ella ni una sola vez hasta ese día y tampoco recuerdo que hablásemos durante el baile o años después.

Esa noche yo estaba tan abrumado, de un día para otro sucedió el baile de promoción y recuerdo que era un dolor de cabeza organizativo, como suelen ser todos estos eventos escolares. Recuerdo que, se había acordado que mi pareja de promoción iba a ser una compañerita del salón con quien sí jugaba y conversaba a menudo, pero a último momento algo pasó, creo que algunos faltaron y algunos se quedaron en el aire. Para arreglar la situación movieron acompañantes y me tocó con Claudita.

Recuerdo que estaba incómoda, y espero de todo corazón que no haya sido por tener que acompañarme a mí, chato, gordito y nervioso, sino por la situación que vivíamos, movidos totalmente de nuestra pequeña zona segura.

Me parece que Claudita no procesaba bien la incertidumbre; pero, quién lo consigue a los 6 años!, y me parece además que, como yo, Claudita estaba asustada por todas las cosas que pasaban fuera de nuestro control. Simplemente, ser movidos de aquí para allá, puestos en lugares en los que no esperábamos estar, pues nos generaba más stress del que ya traíamos con nosotros. Como resultado, me encontré emparejando con una niña tímida, callada e incómoda y ella no era así, era una niña normal que tenía amigos, corría, jugaba, reía, bromeada, una niñita feliz.

Pero lo peor era que yo estaba allí, y aunque no había hecho nada malo, me sentía culpable. No sabía que decirle, no sabía que inventarle, no se podía jugar en aquel lugar, no podíamos hacer nada más que intentar sonreír para las innumerables fotos y filmación, que una y otra vez los padres y profesores hacían pasar y pasar. 

Por otra parte, ni una sola vez en mi infantil existencia había bailado el Danubio azul. Y sabe Dios que, recién allí, bajo luces multicolores y un calor excesivo, por primera vez fui consciente de la existencia de esta melodía y por primera vez comprendía que era un tema protocolar de esta clase de eventos.

La tarde siguió hasta volverse noche, los padres comieron con sus hijos y luego de repartir el inmenso pastel cada quien quedó libre para irse a sus hogares, con un recuerdo y la promesa de una grabación a la máxima calidad disponible, no existía el HD.

Pasó el tiempo, pero no volví a ver a Claudita, me hubiera gustado haberla conocido aunque sea un poquito, hubiéramos podido al menos acompañarnos aquella noche, y no sentirnos tan dirigidos. Estoy seguro que, ella quería reír, jugar y saltar como todos, pero que aquel día, también estoy seguro, fue obligada a sonreír.

Hoy, ochocientos años después, dudo que Claudita haya olvidado este episodio, especialmente como se sintió y si tiene hijos, seguramente recordará que cuando uno es pequeño, todo importa y también tienen sentimientos, expectativas e inquietudes.

Recuerdo los pasos camino a casa, aún me zumbaban los oídos y había muchas cosas que olvidaría de aquella tarde, pero nunca olvidé a Claudita y lo que uno siente cuando es pequeño.

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Fecha Publicación: 2025-04-11T17:38:00.004-05:00

Duermen.
Sus caritas no revelan otra cosa que un profundo sueño.
Y tras sus párpados, en lo profundo de sus ilusiones, sueños y esperanzas van construyendo su confianza.
Y me pregunto si, cuando fue mi turno, también fui "visto" con la misma fascinación y aceptación.
Y me pregunto si, cuando era "visto", quién me veía también estaba consciente que aquellos tiempos, no volverían.
Porque nadie vuelve en realidad, ninguno puede, por mucho que se esfuerce, otorgarle el mismo brillo a sus días. El hoy es un recuerdo del mañana.
Empero, ellos duermen el sueño de la infancia.

Me acerco a su lado, me siento al borde de sus camitas y acaricio sus cabellos, debo partir, pero sabe Dios que me gustaría quedarme a su lado un poco más y solamente contemplar, cuanto han crecido.
Ya no son los bebés que no hace mucho yo cargaba entre mis brazos, hasta que, rendidos de sueño, dormían en paz.
Y lo sé muy bien, soy consciente que sólo soy polvo y que en un pestañeo partiré,
en una suave brisa continuaré mi viaje, y ya casi no queda tiempo,
algunos años más y partirán de mi lado,
algunos años más y partiré de su lado... a continuar mi propio viaje,
pero que no quepa duda, los amaré para siempre y para siempre seré su "papito".

Así pues, duerman mis pequeños... como semillas a punto de brotar y dispararse al cielo, a sus sueños y esperanzas, duerman y prepárense que nadie los podrá detener, para eso fueron creados, para ascender, para crecer, para alcanzar, para brillar!
Duerman pequeñas luces, que yo guardaré su descanso, el tiempo que me sea concedido.
Y también, llegado el tiempo, verán mi propio camino y sabrán que yo anduve por ahí, voltearán la mirada y encontrarán mi mensaje... Sigan avanzando, abriré brecha, pero no los acompañaré mucho tiempo, sólo puedo señalar el sendero, iré con ustedes unos pasos, sostendré sus esperanzas, así como sostuvieron las mías y cuando sea el momento... volarán, no lo duden, volarán!.

Quizá ni vuelvan la mirada... quizá ni siquiera me recuerden... quizá mi historia termine justo allí.
Pero su historia, su propia historia, continuará más allá de donde termine la mía.
Así que, aten sus esfuerzos a un sueño, no a un viejo como yo, ni a mis palabras, que tan iguales como yo, quedaremos en la brisa.
Aten sus sueños a un propósito, a uno grande, y vivan como si nadie hubiera vivido antes que ustedes.
Estírense y toquen esas estrellas, que nosotros, no pudimos alcanzar.

Y cuando hayan partido, al borde mismo, tanto si voltean como si no, los seguiré con la mirada.
Claro que los seguiré y los seguiré mientras vuelen, y si el Poderoso lo permite, seguiré mirándolos desde el más allá. Ah, pero no será para siempre, yo también proseguiré.
He vivido mucho tiempo en tinieblas como para saber que la luz es el camino y con esa certeza, algún día, nos volveremos a encontrar.

Es entonces que, beso sus frentes, los abrigo, los bendigo y me pongo en marcha.
Mientras tanto, ellos duermen el sueño de la vida.
Y yo, yo persigo la luz.

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Fecha Publicación: 2025-02-20T16:38:00.000-05:00

Te lo dije, escribiría de ti, te volvería literatura y así, en silente venganza, me libraría de ti.
Ha pasado mucho tiempo y hoy he vuelto a escribir de Lya.

Es como si en cada repaso de mi memoria, esta pudiera ofrecerme una nueva vista, mi memoria no falla, pero quizá la fantasía ya esté comenzando a sazonar este recuerdo. ¿Quién lo sabrá?

Pero me doy cuenta que el recuerdo, el instante que viene a mi mente cuando lo recuerdo, no es la misma persona que busqué y de la que finalmente me despedí, no son el mismo ser, y entonces me pregunto... ¿Qué pasó mientras yo andaba egoísta y orgulloso? ¿Qué le pasó a su sonrisa?, ¿Qué le pasó a su bella alma?

Cierro los ojos y allí está, tímida, femenina, una jovencita risueña, despierta, feliz de estar viva, feliz quizá de las nuevas experiencias, feliz quizá del día a día, allí estaba, ofreciendo algo diferente a los días y las noches, y dando, claro, lo mejor de sí, con aciertos y con errores, original, humilde, ella y su sonrisa, eso era todo mi recuerdo.

Pero, cuando volví, sus sonrisas no eran para mí, o tal vez sí, no, tal vez la sorpresa me otorgó su sonrisa unos cuantos días, pero luego mi estúpido yo no pudo mantenerla cautivada, y persiguió otras luces, buscó otras esencias, y allí me quedé, varado a la mitad de un parque cualquiera.

Oh, pero por supuesto que no fui abandonado allí, fui abandonado meses, sino años atrás, cuando no estuve, cuando buscaba en otros cielos mis propias estrellas, la vida seguía, y estúpidamente yo creía que la luna se detendría en el cielo sólo para mí... Cuan equivocado puede estar un hombre, cuan perdida puede estar toda esperanza, fue acaso un engaño? Claro que no, fue acaso una traición? Claro que no. No se puede reclamar lo que nunca fue de uno, no se puede buscar aquello que no existe, no se puede amar un recuerdo, se muere uno.

Se siente, se duele y se sangra, con letras, con prosa, con poesía, con miradas, con recuerdos, se llora aquello que se pierde, aquello que no se logra alcanzar, aquello por lo cual nos estiramos pero que... tristemente no podemos ni rozar.

La Lya que encontré cuando finalmente fui por ella, había cambiado, experiencias, vivencias, decisiones, su propia vida había pasado y todo aquello la había hecho cambiar, tuvo que amoldarse, tuvo que hacerse fuerte y endurecer aquellas partes frágiles de su alma, tuvo que madurar, tuvo que elegir y cargar con las consecuencias de sus decisiones, tuvo que elegir.
Y yo... yo sólo era una... espero... yo, yo no era nada, ni siquiera una promesa, yo era la ilusión...

Siempre fui la ilusión que no podía tocar, la ilusión que endulzaba sus propias ilusiones, yo fui la traición, la promesa que no llega, la luz que no ilumina, que no da calor, la luz que sólo ves, contemplas, pero jamás puedes tocar, una estrella, eso fui en su cielo.

Y cuando al fin, pudo perseguir algo real, no perfecto, real, reaparecí pretendiendo una realidad que varias veces le había demostrado ser... pasajera, irreal, como un fantasma del pasado que deambula y pasa, una brisa, o peor, una posibilidad imposible.

Así que fue sabia, eligió ver lo real, eligió seguir con todas sus fuerzas tras una posibilidad, tras algo real, eligió ir tras su propia valentía, eligió vivir, no voltear, voltear, dudar, no dudar, como sea, pero seguir andando, seguir buscando, seguir intentando...

Pero esas son las sombras que en mi lado nunca pude percibir, quizá fueron las partes de su ser que egoístamente elegí no mirar, partes de su alma que elegí no reconocer, porque era más cómodo simplemente dejarse caer que enfrentar un corazón con carácter, que no teme elegir quemarse si ello le permite acercarse a la luz que tan desesperadamente necesita...

Yo, simplemente era un maldito egoísta que no podía concebir que las estrellas brillaran en otro cielo, tan sólo una piedra vacía, incapaz de moverse fieramente como aquella supuesta luna ilusoria hacía. Y es que la verdad, la luna ilusoria la cree yo, Lya simplemente fue una perseguidora de la luz.

Han pasado más de 12 años y hoy he vuelto a escribir de Lya.

Lo siento.

Supongo, notarás que, realmente nunca fui el héroe de esta historia, era Lya, yo sólo era la ilusión, Ja, yo era el tormento, la mala broma... Yo era la sombra. Yo era en última instancia la ilusión.

Oh, pero no te decepciones aún mi joven lector, porque la historia no termina allí, de hecho, en este punto de mi vida recién estaba comenzando y todo al final obró para bien. No fui una sombra para siempre, tal vez haya existido muchos años así, pero tú que me conociste pudiste darte cuenta que cambié, y con el cambio vino la comprensión, y con la comprensión, vino mi propia redención. Y no me cuesta decir que aprendí de mis errores y aprendí también a enfrentar mis propios demonios, no sin lágrimas claro, pero perseguí mi propia luz, aquellos sueños que si eran para mí, y sabe Dios que luché, lucho y lucharé por ellos, en esta vida y las que vengan, lo haré, con mis fuerzas y sin ellas...

Para mí, sólo tener la oportunidad de sostener una espada ya es mi bendición.
Así que, puedo decirlo?
Si, si puedo... puedo arder!
Soy fulgor, puedo extender mis alas... soy libre.

Mi querida Lya, ese IIkaryo de hace tantos años, si bien se volvió ilusión por nunca acercarse, siempre te amará, no puedo cambiar el pasado. En ese pequeño espacio de mi eternidad existe una Lya para un IIkaryo, una caminata en el atardecer y susurros en el viento, siempre viviremos en ese breve momento de la existencia y allí entre la brisa y arena, bajo un pacto secreto, siempre seremos una historia y una esperanza, un sueño y una ilusión, un suspiro... y una promesa.
Adiós! mi mejor amiga!

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Fecha Publicación: 2025-02-09T12:02:00.008-05:00
 
Quedaron marcados en mi alma, cual recuerdos proscritos de noches perdidas, los momentos en que con fascinante vehemencia, nos entregamos a toda pasión.

Olvidando por un instante la mesura, la prudencia, el decoro, como si alguno de nosotros aún pudiera evocar tan razonables argumentos, nos lanzamos de lleno a devorarnos hasta que no quedó nada en solitario.

Recuerdo haber descubierto todos sus límites, haber explorado todos los espacios y recorrer todos los secretos, una y mil veces, por si acaso.

Y estoy seguro, que en la quietud de su calma, ella también lo recuerda.

Uno simplemente no puede volver a ser el mismo, a tal nivel nos fundimos en impetuoso querer, que nuestras almas se fueron fundiendo en extremos insospechados y dolorosos.

Y aún cargo con el recuerdo, que como cruel bandido, asalta en medio de la quietud buscando hacer arder cualquier ceniza.

Aún recuerdo, y lo recuerdo bien.

Pero ya no soy el mismo, ni quisiera volver a serlo.

Aquel tiempo, aquella vida, aquellos instantes... cadenas!
Gruesas cadenas que tuve que cortar para poder seguir viviendo.

No hay otro camino para el culpable, aún si perdonado, deberá llevar las marcas, deberá intentarlo, aunque sople el viento y el recuerdo le torture.
 
Dios perdona, pero la vida no muestra la misma misericordia, 
no lo hizo antes, no lo hará después... y no me importa.
Volveré a levantarme, marcado pero no herido y seguiré caminando.
 
Con culpa o sin culpa, manos pequeñas sujetan las mías, y yo no dudo.
Mis pasos son firmes, mi luz está delante y sonrío.

Hoy, mi espalda se refleja en miradas inocentes.
Y si al pasado no le parece, Ja!

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Fecha Publicación: 2025-02-05T14:01:00.001-05:00

 

Un par de años después de iniciar mi búsqueda conocí a esta señorita, la recuerdo bien. 
Era una niña bonita, tranquila y amable como toda niña bonita puede ser, pero había una sombra indescifrable en su mirada. Era delicada, elegante como una flor, pero a la vez... era hiriente, como un vidrio que no sabes cuan filoso es hasta que ves la sangre. 
A veces mientras caminábamos juntos, yo intentaba descifrarla. Tenía la impresión que Carlita era como una especie de bomba que podría estallar en cualquier momento. Me pregunto si alguien más podía ver esa advertencia en sus ojos, oculta profundamente tras sus bellas facciones; aunque claro, sólo era una impresión mía.

Ellos sólo podían preguntar: ¿Quién era esa niña?, mientras que yo preguntaba: ¿Qué tiene esa niña? y el más desesperanzador: ¿Qué puedo hacer yo por ella? 
Carlita vivía, estudiaba, tenía amigas, jugaba, sonreía, atendía la clase, hacía sus tareas y caminaba a casa como una niña normal, y a veces en esas caminatas estaba yo también.

Carla era mi amiga por 2 razones muy particulares, su mamá trabajaba en mi casa, así que Carlita era algo así como una especie de prima con la que juegas y caminas a todo lado, colegio a casa, casa a colegio. Y la segunda razón era porque simplemente me gustaba y quería caminar con ella. Pero como dije al inicio de la historia, Carlita ocultaba algo en su semblante, como si algo estuviera fuera de su alcance, como si le hubieran quitado algo.

"Carla no tiene papá", fue lo que escuché de mi mamá cuando pregunté por ella. 
Según parece, su papá había desaparecido años atrás, cuando aún era pequeña y no había vuelto. Y la verdad... ese sólo conocimiento se volvió un muro entre nosotros, pues yo no sabía qué decirle y según recuerdo, ella resentía esa carencia cada vez que iba a mi casa. Y sin querer y sin darme cuenta, me fui volviendo a ojos de la propia Carlita en algo molesto, algo que la hería y aunque estoy seguro no podía explicarlo, seguía hiriéndola.

Jamás me había visto como "alguien afortunado" por tener a mis padres conmigo, yo simplemente pensaba que era normal, pero conocerla me hizo entender que en realidad era una bendición y que algunas familias tristemente están rotas. Y confieso que, aunque le pregunté en varias oportunidades (siempre yo tan empático), nunca me dio una respuesta completa, eludía el tema. 
Hasta que un día, harta de mi insistencia, me dijo que él, su papá, se había ido y las había abandonado. Esa tarde caminamos en silencio, no supe qué decir y me arrepentí profundamente de haber querido saber. No recuerdo por qué hice algo tan estúpido.

Luego de ello pasó un tiempo hasta que pudimos volver a ser amigos, nuestras caminatas antes risueñas, se volvieron frías y silenciosas. Recuerdo seguirla en silencio, a cierta distancia, como dos desconocidos que simplemente iban en la misma dirección. Pero un día me dijo que extrañaba poder caminar y hablar de cualquiera cosa, extrañaba que siempre la hiciera reír y ser amigos. Esa misma tarde le volví a pedir perdón, tomé su mano y caminamos así hasta llegar a casa.

Me gusta pensar que ayudé en algo a esta pequeña, pero la verdad es que, para ella, yo sólo era un amiguito, ella no necesitaba un amiguito, ella necesitaba un papá y no cualquiera, sino a su propio papá... Qué no hubiera dado por traerlo de vuelta, obligarlo a ver lo que había hecho, hacerle entender lo importante que era su presencia/ausencia en la vida de mi amiga, qué no hubiera dado por sanar su corazón, pero para empezar era algo imposible para mi.
 
Sólo Dios sabe cómo habría sido una historia entre nosotros, una historia feliz espero decir, dónde ambos seguíamos un camino de vida juntos hasta que al final nos encontrásemos con el mismísimo creador. Habría sido una historia idílica tal vez, pero era una historia que para empezar no podía despegar pues le faltaba lo esencial, había un amor diferente entre los dos, nos habíamos vuelto hermanos. Así pues, esta se convirtió en la historia de un falso despegue o quizá, ni siquiera había avión.

Y bueno, pasó el tiempo y terminó aquella etapa escolar, su mamá dejó de trabajar en mi casa y un día Carlita fue trasladada a otro colegio, dejamos de frecuentarnos, era imposible que pudiéramos caminar juntos otra vez y así como cuando dos personas se despiden, cada uno siguió un camino diferente, desconocido, misterioso, sorpresivo, expectante, qué encontraríamos pasos adelante, qué puertas se abrirán, que cosas veríamos y que escucharíamos... Sólo podíamos descubrirlo andando y sorprendentemente, no quisimos voltear, sólo andar. Supongo que algunas veces lo mejor que podemos hacer es seguir andando, las heridas, las tristezas, no se mueven, pero nosotros no estamos atados a ellas, o no debería ser así, por eso sufrimos y por eso cada quien busca seguir avanzando, a veces con dolor, a veces con ilusión y a veces también, porque es necesario.

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Fecha Publicación: 2025-01-22T14:05:00.003-05:00


Ella fue un interés romántico mientras estudiaba en secundaria, era una compañerita de clase, me gustaba su risa y sus expresiones, era bajita, achinada, de risa fácil y sincera, amiguera y como toda jovencita, tenía sus canciones favoritas, su grupito de amigas, sus manías, sus chistes. Yo la conocía bastante bien, conocía bastante bien a cada persona de mi salón, habíamos estado juntos durante años, viéndonos día a día, era imposible no llegar a conocerlos, en algunos casos bien, en algunos casos no tan bien.

Johana era risueña, siempre rodeada de amigas, imagino que como toda adolescente tenía sus problemas y batallas, y debo decir que, si los tenía, no se notaba. Su jovialidad y chispa eran su marca y su risa era característica, ella sonreía con los ojos. Supongo que, al igual que yo, ella disfrutó su época escolar, los problemas insignificantes y los días llenos de amigos.

Y recuerdo que en algún momento eso me resultó genuinamente atractivo, magnético, las sonrisas siempre serán magnéticas, la energía siempre será magnética, aunque uno diga que no, siempre será un sí y es simple en realidad, la luz siempre llamará la atención, no importa donde la pongas. Así pues, había una gracia especial en esa china chata sonriente.

Todo era tan familiar y bonito, que también era un problema, ¿cómo ser algo más?, ¿cómo decirle que quisiera ser parte de algo más especial? Era tan fácil de decir como difícil de hacer, pero ya lo había planeado, sólo tenía que acercarme en el "momento indicado" y decirle... pero y qué le diría, qué podría salir de mí que pudiera invitarla a compartir una historia. ¿Era ella a quien estaba buscando? ¿Cómo saberlo bajo el velo de la distancia?, cómo descifrarlo cuando todo estaba escondido bajo un óleo de familiaridad, de amistad, de hermandad, de risas y diversión, cómo dar el salto sin estropearlo todo, cómo llegar al centro cuando ni siquiera habíamos rozado la superficie...

Definitivamente eran demasiadas preguntas para una cabecita tan pequeña como la mía en mis 14 primaveras. Es simpático que cuando uno espera el momento indicado, este simplemente nunca llega, nunca aparece, nunca sucede, siempre pasa y no se detiene, pero no entendí esta verdad sino mucho tiempo después.

Y recuerdo que, en lo que esperaba aquel momento ideal, apareció Wendy y de la nada pasaron muchas cosas, cosas que en un primer momento no esperaba fueran a suceder y menos la propia Wendy, para más referencia ver la historia n.° 9, y en medio de esa historia Johana se transformó en algo así como una guardiana, primero fue una amiga, luego fue un puente, un nexo, una cómplice, y en todo ese tiempo de cambios, ella seguía siendo la misma. Llegué a entender que se comportaba así porque tanto yo como Wendy éramos sus preciados amigos y no quería que nos lastimáramos entre nosotros... Siempre me agradó ese cariño sincero.

Recuerdo que luego de mi primera historia con Wendy, que no terminó muy bien que digamos, me pregunté seriamente las razones del por qué no quise alcanzar a Johana? Era una cuestión difícil de contestar, me cuestioné si acaso no era lo suficientemente valiente como para arriesgarme? y me forcé a responder si acaso no valía la pena intentarlo? Aún si todo pudiera terminar entre llamas y nostalgia, no valía la pena el esfuerzo?

Pues sí, lo valía y honestamente me gustaría haberlo entendido antes, pero en ese momento, Johana se había vuelto familia. No recuerdo si llegamos a conversar de este tema, creo que Johana eludía el tema a propósito, y hasta me aventuraría a decir que no quería que las cosas cambiaran... Cómo podría culparla, habíamos construido con los años algo entrañable y otras posibilidades podían ser intimidantes. 

Pero un buen día, mucho tiempo después de Wendy y del colegio incluso, al fin tuve una charla con Johana... Al fin pude sincerarme y exponer todo lo que quise decir en colegio, pero las cosas no salieron como yo esperaba. Recuerdo y espero equivocarme, que dijo que si lo hubiera intentado en colegio, tal vez hubiéramos podido encontrar una historia diferente, pero que ahora, ya no era el tiempo ni el lugar... 

Esa respuesta, sinceramente me marcó, pues en aquella época, ciertamente no me lanzaba así nomas a la piscina, quizá era por lo joven, quizá por lo inexperto, la cosa es que simplemente no me arriesgaba y ya lo había escuchado antes. Eso mis queridos, me dolió, me dolió saber que mi indecisión, mi cobardía disfrazada de quietud y mi cómoda conformidad me había arrebatado una historia que estaba seguro pudo haber sido especial, juré para mis adentros no volver a dudar cuando se presentara la oportunidad, y no estoy hablando meramente de cuando alguien te guste, sino de la vida misma, de lo que podemos alcanzar si somos valientes, si nos lanzamos, si nos arriesgamos, si simplemente cerramos los ojos a la evidencia y decidimos Creer! Si nos atrevemos a tener Fe y saltar... Si nos atrevemos a volar, si nos atrevemos a ser diferentes... Y lo gracioso es que, al oír esas palabras, torpemente intenté ser valiente, pero aún antes de siquiera levantar las alas, ya había sido rechazado.

Conversamos entonces como lo que al final de cuentas éramos, conversamos como dos viejos amigos e intentamos seguir siendo nosotros mismos, total si ya no se podía hacer nada, al menos intentaríamos comprender lo que había sucedido, despejar las dudas y comprender nuestra propia estupidez. Confirmé lo que había imaginado durante el colegio, que Johana en realidad si me rehuía, rehuía el tema, rehuía las señales, porque ella sabía que yo la miraba y en ese instante quedó tan claro como el agua que toda mujer percibe, sabe, nota y se da cuenta de su entorno. Además, si les toca algún mocoso superevidente y pavo como yo en aquel entonces, entender que pasaba era realmente fácil. Al final de aquella charla, medio sesión psicológica, medio desahogo, medio disculpa y medio epílogo, nos dimos las manos como niños buenos y simplemente nos despedimos.

Así pasó, cada uno había seguido su propio camino. Y así llegó a su fin la historia de Johana, una buena amiga, una bonita luz de ensueño en medio de una primavera estúpida e inexperta.

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Fecha Publicación: 2025-01-16T14:23:00.001-05:00

Un buen día, pateando piedras en la calle, caí en cuenta que no había un lugar al que realmente quisiera ir, y como no tenía un destino fijo, decidí que cualquier camino podría llevarme.
Así que anduve hasta un parquecito que hay en la plaza Yanahuara de Arequipa, bonito y muy turístico.

Caminé hasta encontrar una banca a la sombra, donde simplemente me senté/desplomé y comencé sin querer a contemplar mi alrededor, las personas iban y venían, turistas, vendedores, escolares, todos admirando el paisaje, artesanías y sólo unos cuantos, normalmente adultos mayores, sentados en las bancas, masticando algún recuerdo o ejerciendo sabiduría en privado, como suelen hacer casi todos en este punto de la vida.

Pero yo, tenía una idea fija que aún no podía descifrar, había orado y ayunado por 2 días y aún no tenía una clara respuesta a mi pregunta. Así que continué buscando, abriendo mucho los ojos, oídos y disponiendo todos mis sentidos. Era consciente que había una respuesta, sólo que aún no la había percibido. Miré mi reloj y comprendí que tenía tiempo, no podía volver a mi oficina cuando todavía estuvieran todos almorzando, simplemente sería muy tentador tirar el ayuno al olvido y además tendría que explicar la razón de porque yo, un compañerito de oficina normal, no comía ni llevaba comida alguna. Y como no me apetecía explicar nada, porque seriamente no tenía que darle explicaciones a nadie, decidí salir a andar por ahí, a veces lejos, a veces no tan lejos, con la esperanza de mantener una comunicación silenciosa con aquel que tiene todas las respuestas a mis preguntas, y estaba totalmente decidido a escuchar una respuesta para mi. Era vital, era importante y era urgente. 

Aquel día quise aire fresco, "refrescar las ideas" como decía mi papá, y recuerdo que buscaba un lugar con brisa y me encontré andando hasta una fresca banquita de madera en un pasaje no muy transitado, quería estar moderadamente solo y a la vez ligeramente acompañado. Estuve todo el camino preguntando si aquella chica, que despertaba sentimientos y revivía pensamientos, era la que había estado buscando durante tantos años. Necesitaba saber si era la indicada.

Pero sabes, esto ya lo había hecho antes, me nacían sentimientos y yo los ofrendaba y ahí terminaba el asunto, todas las veces. Pero con esta señorita, pasaba algo distinto pues lograba despertar nuevos sentimientos, sentimientos que había sellado bajo llave al resguardo de Dios mismo. Yo le dije al Señor que, mientras no apareciera la indicada, no estaría dispuesto a seguir enamorándome, ni pensar en nadie más, así que simplemente dejé de fijarme en las chicas, intencionalmente estaba cuidando mi corazón, y cuando aparecían estos sentimientos, por que soy humano después de todo, pues los ofrendaba, y mi petición al respecto era sumamente específica. Si eran sentimientos reales destinados a crecer y tener un futuro, le pedía me los devolvería y sino, que el Señor se los quede y los guarde. Y fue así durante un par de años. Estaba en paz.
Desde que decidí entregar esta área de mi vida, había resuelto dejar de ser un cautivo, dejar de enamorarme como un jovencito cualquiera, preso de sentimientos que emergen y lentamente van a la nada o al desastre, arrastrándome. Mis últimas experiencias en este terreno me habían demostrado que, el limitado (y pobre) amor que yo podía entregar sólo encontraría el desastre y no quería más historias de invierno en mi vida, pero quiero dejarlo claro, no me estaba privando de nada en realidad, seguía sintiendo y pensando como cualquier otra persona, la única diferencia es que ofrendaba esos sentimientos, porque entendí que salían de mi propio corazón, así que no eran simplemente aire, tenían un valor porque yo tenía un valor, así que decidí guardarlos para la indicada y no simplemente perderlos como volantes. Así que decidí que el mejor lugar para guardar algo preciado era en las manos mismas del Señor, y no dudé, lo entregué todo, hasta que un buen día, bueno, esos sentimientos comenzaron a volver.

Recuerdo que, sentado allí, disfrutando la brisa y sin mediar palabra, pues ya las había dicho todas. Tan sólo esperaba una respuesta, que estaba seguro vendría. Escuchaba los pajaritos, veía a las familias y me cuestionaba si algún día estaría yo en la misma posición, de la mano de mi esposa y viendo correr a mis niños. Supongo que esa disposición fue una de las cosas que le agradó.

Cuando mi tiempo de almuerzo llegaba a su fin, simplemente me levanté y comencé mi lento, pero no penoso, retorno al trabajo, y la verdad, estaba cansado. Suele pasar que, cuando uno está ayunando de alimentos, tu cuerpo se debilita, te sientes cansado, como si le faltara energía. Aunque mi mente, estaba al 100%. Creo, me sentía en completo control de todas mis capacidades mentales y psicológicas; sin embargo, mi cuerpo, tenía un ligero retraso al reaccionar, lo sentía más lento de lo normal, como si tuviera que forzarlo a hacer las cosas, o quizá simplemente era más consciente del esfuerzo que demandaba caminar y otras situaciones corporales.

Al terminar el día me fui salí del trabajo y comencé a alabar, quería agradecer las cosas que tenía y oraba por algo de dirección para aquellas cosas que si estaban a mi alcance... Lo simpático del asunto es que Dios, cuando te responde, te manda diversos adjuntos, me fue diciendo muchas más cosas de las que yo preguntaba, y todas eran... bueno, revelaciones en si, algunas duras, algunas sumamente evidentes pero que yo en mi estúpido apuro por vivir, había pasado totalmente por alto. Así pues, me tomé mi tiempo para tomar las notas y medidas correctivas necesarias. 

Y entonces, al amanecer del tercer día finalmente obtuve mi respuesta. Pero curiosamente, mi lado escéptico quiso imponerse y muy a mi manera cuestioné la respuesta. Cogí mis apuntes y encontré una promesa para ese día... la promesa decía: "yo no miento, ni soy hijo de hombre para mentir o arrepentirme de lo que te he dicho", y sinceramente fue uno de esos momentos en los que se te dice con total claridad algo y que aceptas aunque con algo de recelo, fue mi primer momento "okey". Pero lo reconozco, mi tozudez aún latía en mis pensamientos, así que terminé de alistarme para el trabajo y salí a la fría calle, como no tenía que tomar desayuno tenía tiempo de sobra, así que compré agua y tomé una combi que me llevaría a mi trabajo, durante el viaje puse radio en mi celular y comencé a escuchar una radio local que casualmente el locutor dijo algo así como: "Y este es el mensaje que tengo para ti al día de hoy: yo no miento, ni soy hijo de hombre para mentir o arrepentirme de lo que te he dicho", y fue mi segundo momento "okey"

Bajé de la combi y llegué trabajo sin más sorpresas, pero durante la mañana haciendo mis tareas en silencio, recibí una notificación en mi correo personal y al verla desde mi celular encontré que era el devocional al que me había suscrito y la promesa bíblica para ese día era, números 23:19, la misma que ya había visto y oído más de una vez aquel día y que decía: "yo no miento, ni soy hijo de hombre para mentir o arrepentirme de lo que te he dicho". Y fue ahí cuando caí en cuenta de la gravedad del asunto, pues evidentemente pasaba algo, y caí en cuenta además que, no sólo me estaba respondiendo mi pregunta, sino que me estaban afirmando y reafirmando la respuesta. 

Me gusta pensar que Dios no se molesta cuando seguimos preguntando sobre algo que Él ya contestó, seguramente encontrarás voces que digan cosas como: "eso es falta de fe" o "donde está tu fe hermano" y otras vainas cuasi-evangélicas, cada cual más o menos legalista y hasta apocalíptica. Pero entiendo que un Dios personal es un padre y como tal busca la manera apropiada para acercarse a cada uno de sus hijos, incluso con los medio obstinados y que rayan la brutalidad, y es que cualquiera se distrae, si me dejo entender. Pero ahora que también soy papá, comprendo que se complace en recibirlos entre sus brazos, y que está más que dispuesto a responder toda inquietud de sus niños pequeños, siempre bajo la misma sonrisa, como lo haría un papá cualquiera y no sólo como un Dios Todopoderoso, que también es.

Entonces, volviendo al tema, tenía al fin mi respuesta (y varias otras más que no pedí pero que se incluyeron en el mismo paquete), tenía mi confirmación (y era incuestionable, no estaba loco ni me equivocaba), y ese hecho fue liberador, fue un momento de inusitada lucidez y paz. Aceptar la respuesta no me resultó nada difícil, pues me liberó e hizo algo más, pasó a ser parte de mi y ardió en mi interior, como cuando sabes las respuestas de un examen que estas rindiendo. Sinceramente, me había enfocado tanto en mi respuesta que no me había puesto a pensar sobre que es lo que haría a continuación... Así que, cuando no sabes que hacer, pues, tienes que pedir guía y consejo, después de todo, en la multitud de consejeros está la victoria, así pues busqué reunirme con el pastor de jóvenes, para hablar de lo que estaba pasando y de mis últimos descubrimientos...

Recuerdo que encontrarlo desocupado requería bastante paciencia y tenacidad, pero tenía mi respuesta fuertemente aferrada y con esa seguridad fui delante del pastor para decirle: —Lo tengo! ahora ¿que sigue? —no tenía claro qué más pasaría pero había superado el primer y más mortal enemigo de toda travesía, la duda. Estaba apuntando al blanco correcto y con esa certeza estaba listo para urdir planes de conquista, desplegar tropas, ganar territorios, levantar fortalezas, trabajar debilidades, etc. quería hacer las cosas bien, y estaba convencido que, por lo menos había alguien que ya estaba dándome su apoyo y que quizá también se estaba gozando del asunto. Mucho tiempo después comprendí por qué había tenido éxito, y fue porque primero había ido con la actitud correcta, al lugar correcto a buscar respuestas, y como resultado había determinado que ella era efectivamente la correcta. Quizá fue uno de mis momentos más reveladores, y recuerdo que me sentí poderoso, no porque tuviera poder alguno, sino porque alguien poderoso estaba de mi parte en esto, y no olvida ningún detalle.

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Fecha Publicación: 2025-01-15T12:10:00.001-05:00

La piedra lanzada no puede recuperarse.


A veces, por decisión o por estupidez harás/dirás algo que dañará a un grupo de terceros, ellos podrán ver tu error y tendrán que decidir si apoyarte o abandonarte. Aún los amigos más fieles, aún los compañeros con los que sangraste codo a codo tendrán que tomar esa elección y lamento decir que en algunos casos, en base a tus decisiones, serás abandonado.

Esto no quiere decir que no hayas buscado lo mejor desde un comienzo, pero llegados a este punto es preciso que comprendas que, no hay piedra que lances, que indefectiblemente no impacte uno o dos corazones, cual ave caprichosa que se lanza a las ruedas de la muerte, huyendo de un temor desconocido.

Pero entiende, retoño mío, no hay camino más ligero que aquel que recorres libre de equipaje, que tu conciencia y decisiones no estén determinados por la preocupación de a quién podrías herir, quien podría malinterpretar, quien podría abrogar a tu favor y quien finalmente se convertirá en traición.

Que no te agobie esa decisión, porque tarde o temprano se pone el sol y las sombras se hacen más largas de lo que en realidad suelen ser. Da lo mejor que puedas, sin extenuarte ni aprisionarte, sé humilde para pedir perdón cuando tengas que hacerlo y sé valiente para reconocer cuando te has equivocado. Aprende y no olvides el perdón.

Aún si no tomas decisiones cuestionables, debes entender que, te cuestionarán por todo lo que digas y todo lo que hagas. Dejarán en entredicho tu cordura y buena voluntad, y tristemente, observarán con vileza tus mejores intenciones, no te aprisiones.
 
Todo lo que exprese una parte de tu alma será duramente juzgado por este mundo y aquellos que en él transitan, sin importar su origen, sin importar su destino, estarás sujeto a este cruel escrutinio.

Recuérdenlo mis pequeños y viajen ligero, porque aún las deudas más dolidas prescriben, se oxidan, se olvidan, se diluyen y se evaporan; así pues, vive! deja vivir!, pero no lo olvides, las piedras lanzadas, aún si son piedras preciosas, no podrán recuperarse.
Si es importante, si es valioso, realmente lo cuidas.

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Fecha Publicación: 2024-10-29T00:00:00.001-05:00

El cielo éramos tu y yo, 
y sin embargo, toda la distancia estuvo entre los dos.

Te amé pero no lo sabía, 
no lo sabías, 
no lo sabía nadie.

Dejaste grabado en lo profundo de mi espíritu aquella presencia, 
aquella sonrisa, 
aquella pregunta.

Y yo, en angustiante duda, 
te vi florecer para alcanzar una esperanza, 
te vi partir en incertidumbre, 
te vi partir de mi.
Valiente y sin ataduras.

Y te soñé, sabes?
Eras tu pero todo era diferente.
Ya no veía tu rostro.
Y quise tantas cosas que, simplemente no podría negarlo.

Te busqué, pero ya no era el tiempo, 
ya no eras esa persona, ni yo podría ser aquella que buscabas.

Te compliqué, y quise complicarte todavía más.
Dolió verte caminar lejos de mi, lejos de nosotros,
dolió sentirme así pero te admiré igual.

Te solté.
Te escribí.
Te soñé.
Te recordé, 
y al fin de todo, pude sonreír,
no fue la sonrisa que quise, pero es la que puedo ofrecer.

Donde quiera que te lleven los cielos,
justo allí estuve yo!
en cada paisaje que pasa, 
en cada callejón, 
en cada espera, 
justo allí estuvimos los dos!

Quizá no lo recuerdes, 
pero tu estabas en mi y allí te quedaste. 
Impresa en una poesía, 
brillante, eterna, ajena,
sublime, tierna, incompleta.

Y de este lado del espejo, 
aún te veo, 
aún te siento.

Pero ahora, sólo soy una sombra, 
un mero recuerdo, y quizá ni eso, 
tan sólo una frase, y quizá ni eso,
tan sólo una brisa, y quizá ni eso.

No dudes tormenta, no dudes,
qué no podría decirte,
qué no podría dedicarte,
qué no podría escribir entre líneas en la noche.

Pero qué podría pasar?
si tan sólo somos dos poesías, 
recordadas con nostalgia en un camino pedroso, 
a la mitad de la costa, a comienzos de nuestro propio otoño,
a la mitad de la nada, a finales de un adiós.

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Fecha Publicación: 2024-10-23T09:37:00.003-05:00

Es vertiginoso, todas las decisiones se ponen a prueba y las respuestas que uno puede dar varían en base a su nivel de ansiedad y madurez. Así de terrible es encontrarse con una chica bonita, especialmente si no estas preparado, si te agarra de sorpresa, no lo cuentas. A duras penas te enterarás que acabas de ser arrastrado por tu propio ser, sólo que más estúpido y temerario.

Sólo basta con que previamente haya llamado tu atención, de alguna manera, premeditada o no, y cuando te hable estarás indefectiblemente en la palma de sus manos, desnudo.

Acaso estas señoritas están, de alguna forma, entrenadas naturalmente para convertirte en don servicial o don atento? Viene en los genes? es conocimiento adquirido? Quizá un poco de ambos y realmente ellas no son el problema. Lo es uno.

Y en ocasiones, esos meros encuentros fortuitos y hasta caprichosos, te pueden arrancar de tu realidad, cual Dorothy arrastrada por un cruel torbellino para ser transportada a un mundo desconocido, que funciona bajo leyes totalmente inciertas y en el cual tu única esperanza es encontrar un artilugio, una razón, un camino que pueda llevarte a casa... claro, siempre y cuando estés dispuesto a volver.

El corazón, particularmente el de los jóvenes, principalmente el de los chicos, podría ser algo sumamente delicado, el cual, si no recibe un adecuado cuidado, podría ser violentamente mecido por las mareas de las emociones y eventualmente absorbido por las hambrientas vorágines de amores espontáneos, ufanos y fugaces.

No mi querido, no mi estimado, no hijo mío, no te recomiendo estos parajes salvajes, que yo mismo he transitado entre lunas, cuando no imaginaba la edad que ahora tengo ni mucho menos pretender enseñarle a quien está a punto de encontrarse con el mundo mismo.

Enamorarse y amar son cosas similares hasta cierto punto, pero son diferentes, el enamorarse implica una atracción, a veces tan violenta que parece un arrebato bíblico, y a veces tan espontánea como un pequeño trébol que emerge entre los ladrillos en la acera. Y el amor, es la madurez de una promesa, es fuerza y aunque suene feo, es compromiso, es querer estar pase lo que pase, por el bien de otro.

Realmente no tienen que ser cosas que no puedan coexistir, pero tienes que entender que una cosa es una pequeña chispa, otra cosa es una brasa ardiente y otra muy distinta es un carbón encendido y los efectos de cada uno son totalmente diferentes. Te diré la verdad, no podemos evitar las chispas, a veces serás bañado en ellas, pero podemos a pesar de todo, guardar nuestro corazón. No tiene por qué ser difícil, la verdadera pregunta es: querrás hacerlo? porque sinceramente, es más fácil y hasta más divertido el simplemente dejarse llevar por la ola. Pero eso ya lo descubrirás, aprovecharé estos momentos para decirte brevemente que tienes que hacer si repentinamente te ves abordado por esas musas atrapa corazones. 

Paso 1, primero que nada, no entres en pánico, normalmente son los peces que huyen del cardumen los primeros en ser devorados, así que si te abordan estas emociones, tu tranquilo, eres humano, tiene que pasar, se tiene que sentir, es norma, pero no te asustes y tampoco te lances.

Paso 2, no seas estúpido, quiere decir, no hagas cosas estúpidas como intentar impresionar subiéndote a la baranda de un puente o hacer malabares con fuego, o intentar llamar la atención haciendo alguna clase de truco, que si bien podrías hacer bien, podría resultar terriblemente mal. Principalmente te diría, no te lastimes y obviamente eso implica no lastimar a otros por llamar la atención. Se dice por ahí que la primera impresión dice mucho de uno mismo, y es cierto, te juzgarán por lo que ellos puedan percibir con sus sentidos, sin importar cual sea tu justificación, excusa o intención, te juzgarán en base a sus propios códigos morales y razonamientos, no podemos hacer nada al respecto, pero esto no tiene que ser un problema, tu sé integro, sé real, sé tú. Si alguien se acerca a ti por lo que cree de ti, se quedará contigo por lo que realmente eres o huirá de ti en base a lo que encuentre. Así que, vigila que es lo que estas poniendo en tu interior, eres una caja de agradables sorpresas o eres una bomba en potencia, tú lo defines. Nada de echarle la culpa a las circunstancias, padres, destino, capacidad adquisitiva u otros, eso son solamente circunstancias, el marco de un cuadro, es el contenido, pintado con decisiones y experiencias lo que le dará color a tu propia presentación. Creo que incluiré en el paso 2 el que no mientas, no engañes, no burles ni busques dañar, porque lo que uno siembra, indefectiblemente lo cosechará.

Paso 3, sé valiente, ánimo, nada digno de conquista se alcanza sin alguna clase de lucha. El campo de batalla será variado, pero tú todavía puedes ser el amo de ti mismo, no te entregues al miedo, si sientas que no estas preparado para una lucha en particular, busca consejeros, en la multitud de consejeros se encuentra la victoria, pero busca personas que realmente puedan darte un consejo que sume. Hay luchas y luchas, debes interpretar correctamente en cuales puedes obtener victoria y en cuales debes retirarte, no tienes que luchar en todas. Y con esto me refiero a que no tienes que perseguir a cuanta jovencita se atraviese en tu camino, la mayoría de las veces no estarán allí a propósito, ni mucho menos buscarán coquetear, son jovencitas, están creciendo, aprendiendo, lo harán de todas formas, a veces inconscientemente y a veces también a propósito, descubrirlo te puede costar, y yo te sugeriría que en la quietud de la distancia observes que tipo es el que tienes en frente. Por qué puede darse el caso de que te estés enfrentando a un dragón que ya ha devorado a otros caballeros con todo y caballo, y que ahora esté buscando su próxima víctima, podría pasar... y aquí viene el consejo difícil, mantén la cabeza fría! Es imposible dejar de sentir, o pensar en ciertas situaciones/cosas, pero como diría un muy amigo mío, no podemos evitar que las aves vuelen sobre tu cabeza, pero podemos evitar que hagan su nido en ella.

Paso 4, te va a parecer raro, pero hay un plan, un propósito para cada cosa y por supuesto, hay un planeador, un orquestador, alguien que ha hilado todas las casualidades y también, alguien que ha visto todas las consecuencias. El camino de la vida te lleva a aprender tarde que sucesos en tu vida se convertirán en recuerdos, experiencias y la manera en que reaccionamos a ellas impactará en tu carácter, así que tienes que fundamentar tu carácter en base a principios, tus principios serán tu norte y aunque la tormenta de la vida te zarandee, si persigues un buen principio, cual estrella en el firmamento, entonces indefectiblemente encontrarás el camino, el retorno, la manera. Sobra decir que ese principio son las verdades y esas verdades, créeme o no, vienen de Dios mismo y si quieres saber que dice, tendrás que tener una relación con él, una relación requiere tiempo e implica pasar deliberadamente tiempo con una persona para poder conocerla. Conocer a Dios implica tener una relación con él y esto te dará claridad, marcará límites (que si pasas terminarás lastimándote), te abrirá los ojos y a pesar de las tormentas, te dará paz. Así todo salga mal, te dará paz, al menos a mí me la dio y me la sigue dando sabes? Yo sigo andando por el mismo camino en este mundo mortal y esas verdades que metí en mi corazón adrede, salen de allí mismo cuando las necesito y en la mayoría de los casos constituyen verdades a las que puedo recurrir, como una caja de gadgets que puedo tomar.

Paso 5, El amor verdadero espera, el real, el genuino, el que realmente anhelas, el que mereces, ese, ese espera. No se trata de encontrar una persona especial para ti, tardé años en comprender esto, se trata de estar listo para que cuando llegue "la persona especial" y puedan tener una historia juntos.
Aquí la pregunta es, ¿Eres aquel que ella está esperando, o eres uno más del montón? Es fácil identificar al montón, es el que hace, se comporta, busca y anhela lo que hacen todos los demás, así sin más. Y déjame decirte, que el montón es estúpido. Yo sólo soy un pedazo de espíritu impreso en finas letras, publicado en un medio digital, tú decides si hacerme caso o no, no te puedo obligar ni mucho menos tomar decisiones por ti. Es, al final de cuentas, tu camino, no mío, yo sólo te estoy compartiendo algunas cosas que he aprendido con la esperanza que puedas tomar algo de ellas, yo sólo te estoy intentando orientar a que tomes el mejor camino, el que creo, podría brindarte más de lo que esperas, lo que realmente mereces.